martes, 6 de julio de 2010

LIBROS Y ENGAÑOS: El suegro del poeta.



Muy temprano, Miguel y su hija adolescente me visitaron. Juan Pérez, gritó, así me dice y así le digo por una historia inventada de los años ochenta, ¿Dónde estás?

Me levanté de la silla de mi escritorio y salí a la sala para recibirlos.

“Esta chavala anda buscando el libro Sombras nada Más de Sergio Ramírez”, dijo Miguel. “Por aquí lo vi”, agregó, mirando hacia mi oficina y los libros desordenados. “Préstamelo, porque lo necesita para un trabajo de la escuela”.

Lo buscamos por todos lados, pero no lo encontramos. Además, echó un vistazo a Los Años de Granada de Ernesto Cardenal, la segunda parte de Vida Perdida, y no dudó en prestármelo.

“Es de la biblioteca”, dije por si acaso, pero estoy seguro de que regresará en sus manos.

“¿Cómo es posible que no esté, si un día de estos estaba allí?”, dijo, señalando el librero.

“Eso pasa siempre: presto los libros, casi nunca regresan, desaparecen".

“Conmigo están seguros”, respondió Miguel. “Un día de estos te traigo el que me prestaste”.

Salimos al corredor y comentamos sobre la historia de Sombras nada Más, y la conversación nos llevó a Ernesto Cardenal y, obligatoriamente, a José Coronel Urtecho.

“Yo los conocí a los dos en Solentiname cuando trabajé para el INRA”, dijo. “En ese tiempo, les daba asistencia técnica a las islas del archipiélago y me hice muy amigo de Alejandro Guevara, el comandante de San Carlos. Yo vivía en una isla aparte y visitaba las otras todos los días. Así conocí a Ernesto Cardenal, a Cortázar, a una hija de Salvador Allende y a muchos otros. Pero quiero contarte sobre Coronel Urtecho, tengo un libro de él que te voy a prestar”.

Continuó hablando entusiasmado mientras su hija estaba inquieta porque no encontrábamos el libro que buscaba.

“Mi hermano Víctor, el ingeniero, trabajaba en San Carlos”, continuó hablando, “y lo mandaron a hacer un levantamiento topográfico de las islas. Era un fin de semana y me dijo que le ayudara de cadenero. Nos fuimos y por la tarde conocimos a José Coronel Urtecho. Estaba sentado solo, cerca de una gran mesa, y Víctor dijo: Mira, ese es Coronel Urtecho”.

“Si no aprovechamos la ocasión, nunca podremos hablar con él”, le respondí.

Lo saludamos y con amabilidad nos invitó a sentarnos. Le contamos lo que hacíamos y nos contó muchas historias, una relacionada al trabajo de Víctor sobre las Fincas San Francisco y Santa Fe.

“El papá de la esposa de Coronel Urtecho, María Kautz, era un ingeniero de origen alemán de apellido Kautz que se casó con una Sancarleña de apellido Gross. José Santos Zelaya lo contrató para que le hiciera los estudios sobre el canal interoceánico a través del Río San Juan”.

“Un día, Zelaya lo mandó a llamar a Managua para que le explicara los avances del estudio. Luego le dijo que en la ruta del canal hiciera dos fincas y que a una le pusiera el nombre de San Francisco y a la otra Santa Fe. “De las dos, la más bonita será tuya”, agregó Zelaya.

“Luego de haber hecho las fincas como le había indicado Zelaya, se fue nuevamente a Managua. Zelaya le preguntó: “¿Y al fin hiciste las fincas?”

“Sí, le respondió, una se llama San Francisco y la otra Santa Fe, como usted ordenó”.

“Zelaya lo quedó viendo con un poco de recelo y luego preguntó: ¿Y cuál es la más bonita?

El alemán pensó en sus adentros: “Si le digo que San Francisco es la más bonita, este se queda con ella, así que le diré que Santa Fe es la mejor.”

“Santa Fe es la más bonita”, contestó Kautz.

“Bueno, dijo Zelaya, ¡esa es la tuya!".

Al final, Coronel Urtecho se reía a carcajadas. El alemán, por dárselas de vivo, salió perdiendo", comentó Miguel.

Su hija estaba inquieta por irse y él seguía hablando. "Nos vemos", me dijo, "voy a regresar un día de estos a dejarte el libro".

Me quedé riendo. Ojalá me traiga el libro de Coronel Urtecho, pensé, porque el otro, el de Cardenal, está seguro en sus manos. Miguel, al menos con los libros, no es como el suegro del poeta.

 

Corregido el 8/12/2023

Martes, 06 de julio de 2010
Foto del libro POL-LA
D'ANANTA
KATANTA
PARANTA
Dedójmia T'élson
Imitaciones y Traducciones