miércoles, 5 de diciembre de 2012

THERE’S NO TORTILLAS


Jörg,  un amigo alemán que vivió muchos años en Honduras —aún no pierde el acento, ese “Vos” fuerte al hablar— y radicado en Tucson, Arizona, salió hacia la montaña del sureste de Nueva Guinea con el fin de visitar a varios productores que están entusiasmados con la producción orgánica y evaluar el estado de los cultivos.

Partió en un taxi a las tres de la mañana hacia la parada del mercado municipal y viajó hasta la última colonia en un IFA. De allí agarró “la lechera” y se bajó en un río donde lo esperaban con bestias.  Hizo el viaje en cuatro días, uno de ida y otro de retorno. “También caminé en el lodazal, subiendo y bajando cerros”, dijo al regresar. De inmediato, por experiencia propia, comprendí que no aguantó el roce constante de la albarda en sus nalgas y por eso decidió hundirse con sus botas de hule nuevecitas en los hoyos del camino batido por las patas de las bestias.

Mostró fotos de la travesía, los cultivos visitados, los campesinos y sus casas. “Ve vos, hay un montón de monos Congos”, dijo. “Todo el día pasan aullando en las ramas de los grandes árboles”. “Mirá vos, que linda casa, de puro coyote”, dijo al mostrarme la foto de la vivienda de uno de los campesinos que visitó. “¿Y la gente?, es tranquila, ¿verdad?”, dije. “Sí, pero al inicio tímida”, respondió y me mostró la cantimplora donde guarda una pachita de aluminio. “Luego de unos traguitos de ron, entramos en confianza”, agregó carcajeándose. En varias fotos apareció un gallo grande y rojo. “Ese gallo me despertaba tempranito todas las mañanas” dijo.

En esa plática estábamos mientras el revisaba sus correos en la laptop.  ¿Y la comida?, pregunté. “Buena vos, comida campesina, pero bien”. Luego de un rato agregó: “Ve vos, esa gente no come tortillas, sólo yuca y guineo”. “Es la época, apenas comienzan a sembrarlo”, respondí y recordó sus tiempos en Tucson como animador de un show radial en una radio comunitaria. Seleccionó unas 600 canciones y me las obsequió. “There´s no tortillas”, dijo y le dio play a la canción de Lalo Guerrero, un chicano de Tucson. Al día siguiente, a la hora del desayuno, pidió tortillas. “There´s no tortillas. Se acabaron anoche”, respondí y le puse la canción que las añora.

Aquí les dejo este vídeo de añoranza por las tortillas.




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