jueves, 31 de mayo de 2012

CERO LECHE, CERO CARNE

“Cero leche, cero carne” es el eslogan que emplean los pequeños y medianos productores de Chontales, “Zelaya Central” y Río San Juan en su lucha por alcanzar mejores precios de la leche y el ganado frente a los acopiadores, industria láctea y cárnica del país. Es una lucha entre productores e industria mediana y grande, una lucha histórica, una lucha por la sobrevivencia.

La producción agropecuaria está regulada por las estaciones del año y por ello las variaciones del precio se conocen precisamente como “estacionales”. El pico del precio mínimo se da en la época de mayor producción, puesto que, a su vez, es el de mayor oferta.  A partir de ese momento comienza a ascender hasta llegar a la pre-época de la nueva producción en que la curva estacional del precio alcanza su pico de máxima. A partir de entonces comienza a descender en la medida que aumenta la afluencia al mercado de la nueva producción. En el momento en que ésta llega a su máximo, el nivel del precio alcanza su nivel mínimo y luego nuevamente empieza a ascender dando comienzo a un nuevo ciclo estacional.
            
Históricamente, los productores han sido castigados una vez que se da “el golpe de leche” mediante la caída de los precios de sus productos. La industria reduce el precio al inicio del periodo lluvioso por la sobreoferta de productos que se da con la recuperación de los pastos en las fincas. Consideran que los costos de producción de los productores se reducen porque no deben continuar suplementando el hato con concentrado, melaza ni forraje picado. De igual manera, muchos productores ven castigada la calidad de su producto que en el periodo seco es A y en el periodo lluvioso se torna en C.
           
Los pequeños y medianos ganaderos siempre han estado en desventaja debido a que no pueden almacenar sus productos, no pueden conservarlos como sucede con los granos básicos y, debido a ello, no pueden modificar la curva estacional de precios. Pero pueden incidir en la mejora del nivel de precios presionando a la industria nacional y al mismo gobierno para que defina políticas públicas que los beneficien, tal como lo ha hecho con la industria. Eso es lo que pretenden los productores del movimiento “Cero leche, cero carne” al anunciar el paro de la entrega de leche a los acopiadores (salvadoreños y hondureños), la industria láctea nacional y ganado a los mataderos industriales.
            
El Estado, a través de sus instituciones que atienden el sector agropecuario, debería establecer un sistema de seguimiento y monitoreo de los costos de producción en diferentes estratos de productores de las distintas zonas productivas del país con el fin de establecer márgenes de precios que sirvan de referencia para regular el precio. De igual manera debe tomar en cuenta la correlación existente entre el precio interno y el del mercado internacional para ejercer su función de regulador porque, tanto el queso como la carne, se exportan.
           
En materia económica, en nuestro país predomina la coyuntura sobre lo estratégico a excepción de lo que dictan los organismos internacionales en torno a la macroeconomía. Veremos tranques, paro de transporte de productos y daños económicos porque la industria tiene suficiente leche en polvo para utilizarla enriquecida y continuar ofertando leche,  igual  los mataderos que importan ganado en pie para sacrificarlo.
            
Este movimiento de productores debe ser el inicio, una oportunidad para que el Estado escuche sus propuestas y resuelva sus demandas, aun cuando sea a través del precio político, el precio que mejor maneja y para que se organicen, se integren horizontales y verticalmente alrededor de sus productos.


Ronald Hill A.
La Colina
Nueva Guinea, RAAS
hillron@hotmail.com
Jueves, 31 de Mayo de 2012