miércoles, 19 de marzo de 2014

SON LOS CAMINOS, ¡ENTIENDAN!

El auditorio de la alcaldía municipal de Nueva Guinea, en el segundo piso del edificio ubicado al lado de la oficina del alcalde, fue el sitio escogido para realizar una reunión con los líderes de las colonias y comarcas con el fin de revisar las diez prioridades del municipio; seis meses antes habían sido capacitados para levantar en su comunidad el diagnóstico con la metodología empleada por el Sistema de Información Local de Viviendas y Asentamientos Humanos (SILVAH), en coordinación con el FISE e INIFOM.

Se escuchaban con lujo de detalles las pláticas eufóricas de los que se encontraban frente a la mesa presidida por el alcalde y los concejales. El acento cantadito que tiene al hablar el campesino asentado en las montañas del sureste de Nicaragua inundaba los lados y el fondo del auditorio, mezclado con el rechinar de botas de hule en el piso de concreto y el espacio se impregnaba de los colores festivos de las gorras que usaban. Los rostros cansados mostraban sonrisas y con las manos ásperas dedicadas a trabajar la tierra empuñaban sutilmente mis manos al saludarme, igual que las del combatiente que por unos segundos se desprende del fusil al quedarse dormido en su puesto de posta.

Transcurría el año 1993, miles de familias habían regresado a asentarse nuevamente en el municipio después de finalizado el conflicto armado de la década de 1980. El gobierno local, presidido por el alcalde José Orlando Baquedano, priorizaba, igual que el gobierno central, la labor de pacificación para desmovilizar a los grupos de rearmados “recontras”, “recompas” y “revueltos”. Se apoyaba incondicionalmente un programa de desarme, entregando comida y dinero a cambio de fusiles de guerra; los pocos ingresos que la municipalidad recaudaba como impuestos en esos años se utilizaban para tales prioridades.

Luego de cantar las notas del himno nacional, el alcalde presentó el listado de las diez prioridades del municipio, comenzando en orden descendente. En primer lugar figuraba el mal estado de los caminos; en segundo lugar la falta de financiamiento para la producción; en tercer lugar la salud; en cuarto lugar la falta de escuelas, la carencia de agua potable, así hasta llegar a la décima prioridad. Nadie quedó sorprendido, el diagnóstico realizado por los líderes de cada una de las 30 colonias y 183 comarcas del municipio reflejaba la realidad y el verdadero sentir de sus habitantes.

Los caminos estaban abandonados, intransitables en su mayoría hasta por camiones IFA; la banca nacional había desaparecido, solamente funcionaban diez puestos de salud en colonias cercanas; la infraestructura escolar estaba en ruinas; la mayoría de las comunidades y el propio casco urbano no tenían acceso a agua potable, y muchas colonias y comarcas había sido azotadas por el cólera. La presencia de las instituciones del Estado en el territorio, débil y fragmentada, sin cohesión y visión de conjunto, era un factor limitante para impulsar el desarrollo local.

Sin contar con los recursos necesarios para resolver el problema ni con un módulo de construcción de caminos, el alcalde se comprometió con todos los presentes a gestionar a nivel nacional y con organismos de cooperación externa los fondos necesarios para impulsar proyectos dirigidos a resolver las prioridades. Los líderes participantes aplaudieron sus palabras, se despidieron sonrientes, llenos de ánimo regresaron hacia sus colonias y comarcas con el compromiso de  dar a conocer a los pobladores el resultado de la reunión.

Unos meses después, reunido el alcalde con funcionarios de un proyecto de cooperación externa para el desarrollo rural que se impulsaba en el municipio, escuchaba sus planes de actuación; vi su semblante agotado, escuché su voz firme al hablar: “son los caminos la prioridad, ¡entiendan la necesidad de la gente!”, les dijo.

Hoy, veintiún años después de aquella priorización de necesidades del municipio, los caminos, la red vial de Nueva Guinea, se encuentra en total abandono, sin un plan de mantenimiento que surja de las prioridades según el grado de deterioro; en el casco urbano no existe, ni planificada ni construida, una sola calle para el pueblo. La gestión de recursos frente a la cooperación externa para ayudar a resolver el problema es inexistente, los recursos disponibles de la municipalidad, fondos propios y transferencias, se dirigen a abrir caminos en sitios que no son prioritarios y el presupuesto del MTI para Nueva Guinea es insignificante. ¡Entiendan de una vez, los caminos siguen siendo la prioridad!

viernes, 7 de marzo de 2014

SONRISAS DE NUEVA GUINEA

Estas son sonrisas de amigas y amigos. Les dije que me regalaran una sonrisa y las comparto con ustedes en este vídeo.

jueves, 6 de marzo de 2014

SON A NUEVA GUINEA

Edmundo Balmaceda, cantautor de la canción y originario de Punta Gorda, interpreta el SON A NUEVA GUINEA con el acompañamiento del profesor Eliseo Hernandez. ¡Disfrutenla!




martes, 4 de marzo de 2014

EL REY DE LA ARENA

Los postes que separan su terreno de la realidad, el andén de veinte metros y la rotonda que se rinde a los pies de su casa de campo, son blancos como las conchas del mar. La casa es de dos pisos con amplios corredores, pintada de negro. Coronando el techo de zinc ondea una banderita partidista, desgastada sobre el fondo azul y blanco del cielo y la vegetación caribeña. Desde la trocha roja que une a Bluefields con el suampo de Lara se observa el contraste, no se puede dejar de ver; hasta un ciego lo notará.

Pero no es ese su pecado, ¡no señor!, su palacete es símbolo de progreso, es el espíritu emprendedor del militante convertido en empresario que sobrevive día a día, hoy mejor que ayer porque dejó de ser romántico, su idealismo se derrumbó y se convenció que el mañana no existe, dejó de pensar en el futuro y del tiempo presente se apropió.

Es devorador, depredador de lo que se le cruza de frente y a sus lados, amigas, amigos, compañeros, todo lo que atenta contra sus intereses y hasta de la naturaleza, sin tomar en cuenta el costo, el dolor, las penas y las angustias que provoca su accionar. Tiene gran influencia, se anuncia por todos los medios de comunicación; como pulpo, sus tentáculos tocan puertas que ahora se abren sin que las bisagras rechinen al oír su nombre, el nombre del rey de la arena.

Su emporio no es ilegal, no proviene de polvo blanco, ¡no señor!, proviene de la arena del mar. Cuenta con los permisos necesarios, todos los que puedas imaginar para aprovechar la arena de la playa del Tortuguero en el puerto de El Bluff. La misma playa que desapareció por el paso del huracán Joan, cruzándose el mar a la bahía de Bluefields, secándola y cambiando para siempre el curso natural de su vida marina hasta que lograron cerrar su paso. Hoy es socavada por manos hambrientas que empuñan palas para extraer la arena que demanda y consolidar su reinado, sin importarle el futuro del puerto y su gente, mucho menos el de los pescadores actuales y por venir de la bahía.

Está a la vista, todos los bloques que produce son blancos y de mala calidad, de mala leche, de mal augurio, como los botes repletos de sacos de arena que en su curso navegan seguros hacia el caño del muerto, the dead man creek, y desaparecen al caer la noche, deslizándose silenciosos debajo el puente que los ampara, escondiéndolos como barcazas de un pirata que espera ansioso para disfrutar de su  botín, el botín que le extraen del mar.


El Asentamiento, barrio Santa Rosa.
Bluefields.