jueves, 29 de septiembre de 2016

SORDO, CIEGO Y MUDO: PATAS PARA ARRIBA

Siempre llamo por teléfono a mis amigos taxistas para que me lleven al pueblo. ¿Cómo está el día?, pregunto. Y de allí sigo diciendo que me gustaría ser taxista, que se la pasan divertido, que van a dónde el cliente se los pide, que se dan cuenta de todo lo que sucede a través de la radio o de lo que les cuentan los pasajeros, que mujeres no les faltan y, cuando terminan el día, tienen las cartera llena de billetes. Todos ríen, pero pocos lo aceptan.

“No lo crea, el negocio está palmado, estamos jodidos, hace meses se perdieron los billetes”, dijo uno de ellos. “Todo el día paso sentado, cuando hace calorazo sudo hasta por el trasero, y por eso tuve que poner este abaniquito, mire, mire la panza que me ha crecido”, dijo reclinando la espalda en el asiento para mostrarla. “He tenido que visitar al doctor, antes no le hacía caso al dolor de espalda, pero luego de seis meses de andar para arriba y para abajo, llegaba a mi casa sin poder agacharme y la mujer me miraba recelosa. “Tiene que hacer ejercicios, salga a caminar, estírese”, me dijo el doctor en la clínica. “Y apenas voy a cumplir 35 años, que le parece, a este paso no voy a poder agacharme para montar la carga ni a ella”.

“Sí usted supiera de lo que me doy cuenta, todo mundo dice, todo mundo cuenta, que la palmazón, que no hay reales, que fulanito se contrabandea a la fulanita, que Pedro dejó los cachos en la puerta, que las elecciones, que el Canal, y miles de que y que, pero en este negocio uno debe ser como Shakira, sordo, ciego y mudo, hacerse el loco, pues”, comentó uno que tarda más que los otros en venir a buscarme.

“De mujeres no quiero saber nada… eso ya la superé”, dijo otro. Al comienzo, cuando agarré el carro, miraba la cosa de otra manera. No me vas a creer, pero me llamaban mujeres de todos lados, de la zona 5, la 6, la 8, la 3 y del centro, porque para tener clientes tenés que dar tu número de teléfono. Me la daba de tuani, para arriba y para abajo, con una y con otra, eso sí, hasta después que había hecho el día, con 300 varitas en la bolsa, cuando ya había asegurado los billetes del dueño del taxi. Entonces sí que lo disfrutaba. “Amor, llévame a un lugarcito donde estemos rico”, me decían. Y yo agarraba la vara, me desmangaba a alquilar un cuarto, imagínate, en un ratito se me desaparecían los realitos que había hecho en todo el día. Ahora que va, más bien me les corro, porque aunque usted no me lo crea, en este pueblo hay mujeres que viven aburridas y dan lo que sea por salir en carro a divertirse, a dar una vueltecita, a quitarse el estrés del aburrimiento”.

Me dejan donde les digo, a veces en la barbería, a veces en el banco o en el mercado, los lugares que más frecuento. También doy una pasada por la farmacia para comprar antiinflamatorios, relajantes musculares, cosas de esas que usamos más a menudo en la medida en que nos vamos poniendo viejos. Y allí también sondeo la situación, pregunto siempre cómo está el día.

Los negocios andan por los suelos. Si la situación en el campo está mal, los efectos se sienten en todos los negocios de la ciudad. No hay cosechas, de nada, el precio de la yuca anda por el suelo, no hay quequisque, no hay cosecha de piña MD2, ya no se miran en las aceras los depósitos de basura repletos de piñas, los ganaderos lloran por el precio de la carne y las ventas están caídas. “Está dura la cosa, hay sequía”, dijo mi amigo el doctor. “Sólo los de arriba, los de siempre, miran que la economía crece, que vamos viento en popa, pero aquí en la realidad, en el mundo del día a día, las cosas andan patas para arriba”.

Nueva Guinea, RACS

Jueves, 29 de septiembre de 2016 

sábado, 24 de septiembre de 2016

LA COLONIA MEJOR ORGANIZADA DE NUEVA GUINEA

¿Cuál es la colonia mejor organizada de Nueva Guinea?, pensé muchas veces, y en busca de respuesta, las recorrí todas, sin excepción. ¿Cuál de tantas puede llevarse el premio?, ¿qué criterios se deben considerar para determinarlo?, y lo hice de manera metódica, con propuestas de acciones concretas para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes.

Entre más cercana se encuentran las colonias a la cabecera municipal (menos de 10 kilómetros), tienen una elevada capacidad de gestión frente al Estado en busca de solución a sus problemas. Los líderes (comunitarios, partidarios y religiosos) visitan la alcaldía y las instituciones del Estado hasta cuatro veces por semana, padecen de un mal que muchos llaman “gestionitis”. Por supuesto, es un mal que los pobladores deben de pagar por sus incansables gestiones que acarrean gastos de transporte y “el día de trabajo”. Estos líderes tratan de quedar bien y miran más allá de su futuro inmediato para trascender el espacio de la colonia, obsesionándose en llegar a ser un día “concejales” y, en esa búsqueda, actúan como representantes de las autoridades. Es en ellas donde mayores problemas se enfrentan al momento de impulsar acciones en beneficio de sus pobladores, principalmente en el nivel de aporte comunitario y, en la medida en que el mismo es mayor en mano de obra, mayor es la problemática. La gente no se involucra directamente, muchos pagan los días hombre de trabajo que deben aportar y, al final, el sostenimiento de las obras como sistemas de agua, escuelas, etcétera, es inexistente, los niveles de apropiación comunitaria son bajísimos.

Las colonias alejadas del casco urbano, con carretera de acceso de todo tiempo, son la mayoría en Nueva Guinea. En ellas se dan problemas de diferentes índoles. Conflictos entre los líderes, entre denominaciones religiosas, y de visión sobre las prioridades para mejorar sus condiciones de vida son parte de los problemas recurrentes en ellas. Entre las mejores organizadas se encuentran La Fonseca, La Unión, y otras que se ubican en la zona del proyecto del Canal, lo que provoca un alto nivel de desmotivación e incertidumbre en sus pobladores.

Pero, ¿cuál es la mejor organizada de Nueva Guinea? Definitivamente el premio se lo lleva la colonia de San Miguel. Está ubicada al pie del Cerro Brujo, a unos cinco kilómetros de la colonia San Antonio, al noreste de Nueva Guinea. Pero, ¿por qué?, es sencillo: la gente de San Miguel es feliz, las familias que conforman la comunidad son unidas, enfrentan en conjunto la adversidad, son solidarios entre ellos y con las familias de otras comunidades.

“Necesitamos que nos ayuden a llevar la luz eléctrica a la colonia”, dijo Daniel Briceño, líder comunitario de San Miguel en una reunión comunitaria. Pero, ¿cómo van a hacer?, ni siquiera tienen un camino de todo tiempo, la mayor parte del año tenemos que caminar hasta allá, le contesté. “Nosotros hacemos maravillas, ustedes apoyen a la comunidad”, respondió con el respaldo de los otros líderes del comité comunitario. Dudé sobre la posibilidad de concretizar el proyecto de electrificación mientras lo formulábamos, la compañía que se contrató para elaborar el diseño y presupuesto lo confirmó: “La introducción de los materiales hasta San Miguel y el trabajo comunitario será uno de los mayores retos del proyecto”, afirmaron. Será difícil, tenemos que esperar hasta la época seca para iniciar el proyecto, no se pueden introducir los materiales hasta la comunidad por el mal estado del camino, les comuniqué en una reunión comunitaria. “No, ustedes no se preocupen, nosotros los vamos a introducir con bueyes, pónganlos en San Antonio y van a ver”, respondieron.

Las rastras con los postes de pino curado fueron trasladadas hasta San Antonio, se descargaron en la entrada del camino a San Miguel. Los líderes estaban esperando con las yuntas de bueyes. Fue sorprendente ver el trabajo de traslado de los postes hasta los puntos señalados por el diseño del proyecto, un poste era jalado por una yunta de bueyes a través del camino barroso, lodoso, cruzando quebradas, cruzando trechos de suampo, subiendo marcadas pendientes bajo la lluvia hasta culminar en la comunidad. Luego trasladaron de la misma manera los enormes y pesados carretes de cable de alta tensión y todos los herrajes necesarios. ¿Cuántas yuntas de bueyes emplearon? ¿Cuántos viajes realizaron? Fueron más de diez yuntas de bueyes que hacían dos viajes al día hasta introducir todos los materiales. ¿Qué valor tiene esta acción de la comunidad y sus líderes? Su esfuerzo es invaluable. Por supuesto que podemos medirlo y tener un dato económico, pero desde la perspectiva de desarrollo organizacional de la comunidad, es algo que no tiene precio.

Al culminar el proyecto, tres meses después, la comunidad de San Miguel continuaba siendo una colonia sin carretera de acceso pero con todas sus calles y viviendas iluminadas. La comunidad celebró a lo grande la culminación del proyecto, su proyecto, y fuimos invitados a la fiesta con otros actores de Nueva Guinea.

La colonia de San Miguel se convirtió, en esos años, en ejemplo de desarrollo organizativo comunitario frente a otras colonias de Nueva Guinea, y cuando en otras íbamos a emprender nuevos proyectos, invitábamos a los líderes de San Miguel para que dieran testimonio sobre las claves de su éxito en el trabajo y desarrollo comunitario.

¿Existirán otras colonias y comunidades con ese nivel de desarrollo organizativo en Nueva Guinea?  Lo dudo. En la actualidad, los pocos proyectos que se desarrollan como los de sistemas de agua potable, demandan que los usuarios deben pagar de contado el 30 por ciento del valor del medidor de agua para que inicie la obra y la mayoría no lo realiza. ¿Por qué? Esa pregunta quedará sin respuesta, pero mientras los beneficiarios, hoy llamados “protagonistas”, no sientan como propios los proyectos, la colonia de San Miguel seguirá siendo la mejor organizada de Nueva Guinea.

Nueva Guinea, RACS.
Sábado, 24 de septiembre de 2016

sábado, 17 de septiembre de 2016

NIÑOS DE GUERRA


 

“No, no te metas en la plática, porque vos sos de otra época”, dijo Joaquín cuando traté de explicar las diferencias generacionales entre ellos, los tres amigos que tras reencontrarse conversaban sobre su niñez, y la mía.

“Nací en época de guerra. De mi infancia siempre recuerdo la abundancia de escasez, penuria de comida, ropa y juguetes en la época de navidad. La guerra se me metió en la sangre. Aprendí a contar con una cartilla llena de símbolos de guerra. Una granada más dos granadas, ¿cuántas son?, preguntaba la maestra. A vos te enseñaron a contar con palitos de fósforos, con un método fresa. Dos AK-47 por dos AK-47, ¿cuántas resultan?, seguía la maestra. Las navidades se celebraban con disparos, las balas trazadoras y las luces de bengalas que tiraban desde la base militar de Juigalpa iluminaban el cielo”.

“¡Joaquín, Joaquín, contá lo del Pájaro Negro!, lo interrumpió Gustavo.

¡El Black Bird!, cuando el pajarito pasaba, con la explosión todo temblaba y me tiraba debajo del pupitre, las chavalas lloraban, otros se orinaban. El tiempo se detenía, el silencio se adueñaba de todo y quedaba en trance. Todo el día pasaba temblando porque nos metieron el cuento de que el pájaro iba a dejar caer bombas por todos lados.

“Mirá como es ahora”, dijo Gustavo y Joaquín se sentó a su lado.

“Siempre existen chavalos nefastos, esos que son mayores y te pegan por algo tuyo que quieren, que les gusta. A eso ahora le llaman “bullying”. Nosotros vivimos esos años en un constante acoso psicológico por la situación, por la guerra. ¿No era todo eso un maltrato psicológico? Para que te des una idea, cuando esos bravucones nos hacían la vida imposible, con sólo que les gritáramos ¡Reagan, Reagan, Reagan!, dejaban de molestarnos y se escondían porque Reagan era el mismísimo demonio y Sandino el héroe”.

“Nos entreteníamos aprendiendo el arte de la guerra”, dijo Aster. Joaquín y Gustavo cruzaron miradas y se carcajearon.

“Es cierto, aunque se rían, recuerdo cuando íbamos al río, a la quebrada de Carca, con los amigos de mi papá, contentísimos porque llevaban armas, unos grandes fusiles de francotiradores, ¿cómo se llamaba?”

“¡Dragunov!”, respondieron los dos al unísono.

“Sí, sí, era inmenso, con patitas para apoyarlo en el suelo, el cargador era curvo y Fidel nos decía, ¡a ver chavalos! ¡vamos a ver quién aguanta la patada! y nos poníamos pecho en tierra para disparar contra el paredón de piedras, al pie de la poza, y ¡bang! la patada nos tiraba hacia atrás, quedábamos con el hombro inflamado. Las granadas venían después, eran granadas como un huevo, con un resalte a los lados. Era un entrenamiento de guerra, imagínate, zipotes en esas. “Mirá la espoleta y cuando se la quités, así, mirá, tírala a la poza, vas a oír un pop y la tirás de inmediato”, seguía diciendo Ficho. La poza tiraba agua con pescaditos muertos como gotas de lluvia, las piedras de la orilla quedaban mojadas y corríamos a bañarnos dando gritos de alegría”.

Ustedes son de la generación que no cree en nada ni en nadie, dije luego de un momento de silencio.

“En nada ni en nadie, mucho menos en política. Somos niños de guerra, luchamos por la sobrevivencia”, respondió Joaquín.

“Y los negocios”, agregó Aster.

Pero ustedes que pueden contribuir mucho, mejorar el país y no lo hacen, agregué.

“No entendés que se nos arruinó la vida”, dijo Gustavo.

“¡Bridemos por el reencuentro!”, agregó Joaquín tomando del cuello una botella de whiskey y les sirvió un trago.

Tomé un vaso y extendí la mano. Están eufóricos aun cuando la tristeza no se pierde en sus ojos. Mis nietos nunca serán niños de guerra, pienso. ¡Salud!



17/09/2016

miércoles, 7 de septiembre de 2016

LABERINTO: EL PERRO QUE ME ESPERA


Ella pasó en su camioneta muchas veces por la casa. En sus recorridos no logró identificarla porque los años la habían borrado de su memoria, perdida en la niebla del pasado. Era una idea vaga la que se hacía de la casa cuando pasaba en función de sus gestiones cotidianas, observando la hora para dejar puntualmente a su hija en el colegio, recordar dónde llevaba la lista de las compras, concentrarse en el volante de su camioneta y calmar la ansiedad para evitar las multas de los policías que se apostaban todos los días en el mismo tramo del trayecto.

La recordaba vagamente, porque su vida no estaba para revolver ese pasado lejano, aunque hubiera vivido en esos años los momentos más felices de su vida. Se había encerrado en sí misma, en su lujosa casa de reparto poblado por seres de clase media alta. Al casarse se concentró en hacerla a su manera; desplegó alfombras persas en la sala y en su cuarto, se protegió de la intensa luz solar con cortinas azules, climatizó su habitación para encapsularse en una burbuja invernal y acomodó en el centro la cama más espaciosa del mundo, y le hizo hacer al carpintero de su barrio un comedor para doce comensales, modelo moderno del de la última cena. Se esmeró en su jardín y el de los alrededores de la casa plantando rosales, begonias, helechos, dracenas, crotones, flores de avispa de múltiples colores y miles cactus diminutos en maceteras de barro. Sus días transcurrían ajena al mundo de afuera, a las noticias y a los muertos por la guerra que eran sustituidos por cepas podridas de chagüite. En su ir y venir de recorridos obligados en el día, siempre miraba de reojo la casa, pero una mañana la niebla de sus recuerdos se despejó, y la recordó como si siempre hubiera sido suya. Ilusionada llegó a su casa de clase media alta y salió al jardín, y allí, en el mundo de colores que había implantado, recuperó sus recuerdos olvidados.

Él se llamaba Jack y lo había conocido por los laberintos que da la vida. Ella, de tez blanca, cabello corto, con una mirada de inocencia y una voz de alegría sostenida por su figura de gacela que se enfrenta a todos los retos, siempre fue observada por él en la distancia, haciendo rugir la habitación de trabajo que compartían con el tecleo incesante de la máquina de escribir que ella usaba llenado unas sábanas de papel contable de treinta y dos columnas. Nunca le prestó atención a su mirada pero una mañana Jack se levantó de su escritorio y le ofreció una taza de café. La habitación quedó en silencio, las miradas se concentraron en ellos, y desde ese instante se volvían a ver desde los extremos que ocupaban con deseos de que llegaran los quince minutos de descanso. Se convirtieron en amigos inseparables con miradas encontradas desde que entraban al complejo estatal en que laboraban, compartían la hora del almuerzo en el comedor instalado para los trabajadores, se sentaban juntos en el microbús que hacia el recorrido para llevar y dejar a los empleados de a pie, y se juntaban en las numerosas asambleas de trabajadores que se convocaban en esos años. No pudo recordar cómo y bajo qué circunstancias Jack le declaró el amor que sentía, pero lo volvió a ver con su hombro pegado a la pared del edificio, al lado del lavandero en que las mujeres de limpieza mantenían sus enseres de trabajo, tomándola de la mano, atrayéndola y robándole el beso que ella también deseaba. Fue un beso sin resistencia, un beso de ternura y sus miradas se reconocieron envueltos en la ilusión de un amor temprano.

Ella volvió a suspirar por el recuerdo, se sentó en una mecedora y ordenó un té helado. Sus recuerdos dieron saltos en el tiempo, no pudo descifrar el momento en que se amaron la primera vez, pero recordó con claridad la casa que antes se mantuvo nublada en sus recuerdos. Eran la casa en que se amaron incontables veces, la casa de un amigo de Jack que facilitaba las condiciones para ello, no muy distante de la casa del barrio donde ella vivía con sus padres. El acceso a la casa era amplio y distante de una terraza donde Jack parqueaba su vehículo. Todos los alrededores de la terraza se encontraban llenos de maceteras sembradas de plantas multicolores, y contiguo a ella estaba la habitación que por años convirtieron en su paraíso de amor, y que un perro pastor alemán era su guardián. Los primeras veces el perro enloquecía pero con el tiempo desesperaba moviendo la cola cuando sentía el aroma de ella. Jack no sabía cómo se llamaba, nunca le preguntó a su amigo pero con el tiempo ella se fue encariñando con el perro a tal grado que cuando llegaban, ella le quitaba la cadena y el perro enloquecía haciendo gracias, corría en dirección a todos lados, lamía sus pies, levantaba sus manos y daba círculos alrededor de ella. Luego de ese encariñamiento, acostados en la habitación, ella con su mejilla en el pecho de Jack, dijo que el perro debía tener nombre. ¿Cómo quieres que lo llamemos?, pregunto Jack. Tras una pausa de silencio, mientras acariciaba su barba y su pecho, respondió: Laberinto, llamémoslo Laberinto, es el perro que siempre me espera.

Muchos años después que vio con claridad la casa en sus recuerdos, ordenó que hicieran una terraza al lado del jardín tal como recordaba la terraza de la casa de su primer amor, un amor que se esfumó por aquellos años de miseria, de guerra, de agonías y de muertos convertidos en cepas de chagüite que todavía hoy deambulaban por las noches espantando a los vivos en las calles polvosas y lodosas de los pueblos de Nicaragua.
  


07/09/2016

viernes, 2 de septiembre de 2016

URACCAN: CARENCIA DE UNA COMUNIDAD UNIVERSITARIA DEMOCRÁTICA

La falta de conocimientos científico-técnicos en el Caribe Nicaragüense es la causa fundamental de la situación de pobreza y extrema pobreza que impide a los pueblos indígenas, afrodescendientes y mestizos construir una vida mejor, y construir una sociedad donde predomina el mutuo respeto, la fraternidad, la prosperidad y la unidad en la diversidad.

Debido a esta ausencia de conocimientos científico-técnicos pertinentes, los pueblos indígenas y afrodescendientes del Caribe Nicaragüense no han podido defender y manejar sus propiedades comunales, a como lo hacen las familias adineradas y poderosas de Nicaragua, que a través de muchas generaciones, han sabido cómo defender y manejar sus propiedades para  que generen bonanza económica y bienestar social de una manera sostenible.

Es debido también a esta ausencia de conocimientos científico-técnicos pertinentes que  cuando las familias empobrecidas del Pacifico han tenido que emigrar al Caribe Nicaragüense proceden a quemar los bosques, fuente fundamental de riqueza económica y biodiversidad de la región, y después utilizan la tierra quemada con su biodiversidad devastada para el cultivo de una manera ineficiente e inapropiada de granos básicos y la crianza de una ganadería de subsistencia, que a través de los años genera pobreza en vez de riqueza.

En 1975, por primera vez en la historia del Caribe Nicaragüense, se inauguró en Puerto Cabezas, hoy Bilwi, un programa universitario que fue muy exitoso para la profesionalización de los maestros empíricos de la Secundaria del Caribe. En 1977, se amplió el programa de profesionalización de maestros de secundaria a la ciudad de Bluefields, junto con el inicio de un programa para la formación de especialistas en pesca y acuicultura.

Estos dos programas contaron con amplio apoyo de todos los sectores de la Población: las iglesias protestantes y católica, los dueños de pequeños negocios, los gobiernos municipales y el gobierno nacional, y especialmente de las maestras y maestros empíricos de secundaria de todo el Caribe.  Los maestros tuvieron que pagar la colegiatura pertinentesus gastos de alimentación y hospedaje en Puerto Cabezas y Bluefields, y sus gastos de transporte de ida y regreso de sus comunidades de origen a estas ciudades sedes del programa. Estos esfuerzos contaron con el aval de la UNAN, Universidad Nacional de Nicaragua, pero  Costeños y Costeñas tuvimos que gestionar los fondos para el pago de los gastos del programa. 

De estos dos esfuerzos iniciales de llevar programas universitarios al Caribe Nicaragüense, reforzados por las amargas lecciones aprendidas durante la década de los ochenta, surge la determinación de concentrar esfuerzos, juntar voluntades para establecer una universidad propia, autónoma, genuina de los pueblos indígenas, afrodescendientes y mestizos de la región; un centro de estudios, de vivencias y de generación de conocimientos e instituciones que fortalecerían, enriquecerían y dignificarían a las mujeres, hombres, niños y jóvenes de los pueblos del Caribe;  un centro de estudios eternamente comprometido con la erradicación de la pobreza y la pobreza extrema de nuestros pueblos y sus territorios; un centro de estudios y de vivencias que generaría para nuestros pueblos los conocimientos  y las capacidades necesarias para defender y manejar de una manera sostenible nuestros recursos naturales, nuestras costumbres y nuestras cosmovisiones; un centro donde  docentes, estudiantes y trabajadores administrativos estarían siempre comprometidos y dedicados a la generación de modelos de vida donde florecerían el respeto mutuo, la libertad de expresión, el auto-estima y una férrea determinación de esforzarse para encontrar la resolución armoniosa y pacífica de los conflictos inter e intra étnicos, y donde los principios fundamentales de la democracia sean amos y señores de nuestras acciones y de nuestras relaciones; modelos dedicados a una búsqueda constante de auto-entendimiento y de entendimiento mutuo, un profundo entendimiento de uno mismo y de la otras personas; un esfuerzo incesante para identificar e introducir innovaciones que mejorarían la calidad de vida de nuestros pueblos, y que a la vez, adquirirían mayor nivel de dignidad para las mujeres, hombres, jóvenes y niños de nuestras sociedades.

En este mundo globalizado todos los conocimientos y la información de cualquier de las materias que se ofrece en las universidades del mundo están disponibles a los estudiantes en el Internet, y por lo tanto, la misión del docente ha cambiado. En el Caribe actual, con toda su problemática de diferencias interétnicas  profundas, de pobreza y de pobreza extrema aguda y de manejo destructivo de su patrimonio terrestre, acuático y ambiental, el docente universitario tiene la misión, no solo de ayudar al estudiante a aprender como adquirir, entender y utilizar de una manera constructiva los conocimientos pertinentes, sino,  de ser modelo de integridad, de transparencia, de mutuo respeto; ser eterno buscador de lo mejor para nuestros pueblos, de lo mejor para nuestros jóvenes que tienen el reto supremo de luchar para llegar a ser las mujeres y hombres que pueden llegar a ser.  

Al comienzo, la decisión fue establecer dos recintos universitarios nada mas: un recinto en Bluefields y otro en Bilwi.   Después nos convencimos que era necesario establecer un recinto en la región minera del Caribe Nicaragüense. Unos años después, gracias a los esfuerzos de la Cra. Claribel Castillo, se decidió establecer el recinto de Nueva Guinea. En lo personal, estoy convencido de que la Cra. Claribel tuvo un desempeño excepcional como docente y Vice-Rectora fundadora de este recinto.

La decisión de establecer múltiples recintos era debido a la Misión y Visión que teníamos para URACCAN.  Estábamos convencidos que una de las misiones fundamentales de URACCAN era contribuir a reducir la desconfianza profunda que existía entre el Caribe Norte y el Caribe Sur; entre miskitusmayagnasafrodescendientes y mestizos. Estábamos convencidos que URACCAN tenia que dedicar muchos de sus esfuerzos a la construcción de la unidad en la diversidad; al fortalecimiento de las diversidades étnicas sin contribuir al debilitamiento de la unidad interétnica; también estábamos convencidos que URACCAN tenía que dedicar mucho de su esfuerzo al fortalecimiento de la autonomía de los pueblos caribeños que nació con poderosos enemigos históricos.

En 1995 la Asamblea Nacional de Nicaragua aprobó la inclusión de URACCAN y BICU en el 6% del presupuesto nacional, que corresponde a los centros de educación superior que integran el Consejo Nacional de Universidades.  Esta decisión contribuyo muchísimo a la estabilidad económica de URACCAN. 

Una universidad no tendría razón de ser sin docentes y estudiantes.   Docentes y estudiantes son los actores fundamentales de una universidad, pero la experiencia nos ha demostrado que los docentes permanecen por más tiempo que los estudiantes en la universidad; la presencia de los estudiantes es más efímera dentro de la vida universitaria. El elemento de la perpetuidad, del funcionamiento continuo, es mayormente por su cuerpo docente y administrativo.

La máxima autoridad de URACCAN es el Consejo Universitario compuesto por 22 miembros.   Cuatro representantes en este consejo surgen de la comunidad estudiantil de los cuatro recintos.  Yo estoy convencido que los docentes de URACCAN también deberían tener cuatro representantes en el Consejo Universitario de nuestra Alma Mater.

Un elemento importante para el establecimiento de un cuerpo docente de calidad es la inamovilidad, derecho que se alcanza después de años de servicio y metas académicas alcanzadas. Ademáspara el pleno goce y disfrute de la inamovilidad, el docente debe haber demostrado capacidad de reflexión, innovación, y una conducta ética intachable.

La inamovilidad en el cargo es una de las fuentes vitales de la libertad de tedra y la universidad muere cuando no hay libertad de cátedra. La autoridad para despedir a un docente nunca debe depender de ldecisión arbitraria de un funcionario. El docente que ha alcanzado el derecho a la inamovilidad es patrimonio valioso de la universidad; es alma, nervio, corazón, cerebro y espíritu vital de la universidad, y no debería ser despedido sin el debido proceso. En una universidad genuina no existe amenaza de despidos por falta de apoyo a los funcionarios en su búsqueda de posiciones de poder dentro de la universidad.  En una universidad de calidad las posiciones de prestigio se alcanzan por el respeto y la admiración que otros docentes y trabajadores tienen para las ideas, acciones, calidad de vida y  méritos profesionales de los aspirantes.

Compañeras, compañeros, a través de estos años URACCAN ha contribuido muchísimo a construir un Caribe Nicaragüense mejor.   

A través de estos años la presencia de URACCAN en los cuatro territorios del Caribe donde funcionan sus cuatro recintos ha brindado a nuestra juventud las oportunidades de comenzar a adquirir los conocimientos y las vivencias necesarias para enfrentar de una manera exitosa los desafíos de la globalización.

A través de estos años URACCAN ha hecho muchísimo para contribuir a reducir las diferencias inter-étnicas y la violencia que engendra estas diferencias que tienen raíces muy profundas y su solución requiere de un esfuerzo nacional de larga duración.

Para , donde todos, repito, todos hemos fallado profundamente y esto me duele muchísimo, es que no hemos podido establecer una comunidad universitaria genuinamente democrática, donde prevalece el mutuo respeto, la tolerancia y la transparencia.   Si compañeras y compañeros, estoy plenamente convencido que todos hemos fallados muchísimo en no establecer una comunidad universitaria de calidad, genuinamente democrática, que serviría de fuente de inspiración y de imitación a las organizaciones, instituciones, pueblos del caribe de nuestro país y a la nación nicaragüense en su conjunto.

Si hermanas y hermanos, esto tiene que ser nuestra tarea primordial de ahora en adelante.

Discurso pronunciado por Ray Hooker
I Congreso de docentes de URACCAN
en Nueva Guinea.
30/08/2016