No
divulgaras lo debatido, si lo haces vas a ser excomulgado. Vestidos
elegantemente, con su gorrito rojo y todas las comodidades, sin excepción, lo juraron.
Tu imaginación es maravillosa, no es necesario que lo digan. Pero no te
equivoques, no pienses que se preocupan por tus problemas cotidianos, por el
futuro incierto de tu familia, por el pan nuestro de cada día: el gallo pinto,
la tortilla y la cuajada. Si lo estas pensando, sos ingenuo.
A
ellos les interesa mantener inalterado el orden de las cosas, el status quo, su
poder sobre la faz de la tierra. No es tanto lo divino, son las influencias y el
dinero para pagar las innumerables demandas que florecen en los cinco
continentes contra clérigos pederastas, que como espinas en la sien, les quita
el sueño.
Y
luego de echar el humito blanco, todos juraron lealtad. Y los espectadores, se
regocijaron como si las cosas cambiarán. Y más aun, de este lado del planeta, por
el hecho de que un latinoamericano surge como Papa, que guarda muchos secretos a
sus fieles, florece la esperanza, nada más, nada nuevo.
“Hay
nuevo Papa”, le dije. “No me interesa, es un hombre como todos los demás”, respondió
ella. “Pero vos siempre rezas el Rosario”, la incité. “A la Virgen, sólo a
ella, a nadie más, mucho menos a un hombre”, aclaró.