En el parque
central de Nueva Guinea hay un Monumento de la Paz. En ese Monumento de la Paz
aparece el nombre de varios personajes de Nueva Guinea y, entre ellos, el suyo,
Arsenio Alvir Castellón. Quiero que nos comparta ahora, en conmemoración del 50
aniversario de fundación de Nueva Guinea, su historia de trabajo para conseguir la paz en el municipio. Cuéntenos Arsenio, hermano, reverendo, ¿Cómo vino usted a Nueva Guinea?
Arsenio (AAC):
Mi papá, uno de los fundadores de Nueva Guinea, vino con mi mamá. Es de los 17
primeros fundadores y mi mamá fue la primera mujer que vino, yo allí venía de
cuatro años. Recuerdo haber llegado allí al Zapote a pescar todo el día.
Ronald (R): ¿Cómo se
llamaba su papá?
AAC: Se llamaba
Marcos Alvir Nativo y mi mamá Hercilia Castellón.
R: ¿De dónde
eran originarios?
AAC: Nosotros
venimos de Pueblo Nuevo, Estelí, porque mi papá pertenecía a la iglesia
Bautista de Somoto y el pastor era don Miguel Torres, el que trajo al grupo de
campesinos a Nueva Guinea.
R: Se conocieron
allá.
AAC: Si, él era
miembro de la iglesia de don Miguel Torres, mi papá y mi mamá.
R: Entonces
usted chavalo aquí vio todo el proceso de desarrollo cuando comenzaron a
construir la colonia, las colonias, el IAN, todo eso.
Arsenio Alvir Castellón |
AAC: Todo, todo.
Tuve la oportunidad de viajar. Bueno, primero viajé de Nueva Guinea a La
Gateada porque me enfermé pequeño y mi papá se tiró una semana cargándome para
sacarme a La Gateada. Dilató una semana porque yo no podía caminar, tenía
problemas en el hígado, no caminaba del dolor. El me cargó una semana, se le
inflamaron los hombros y mi hermanita caminó la semana, era menor, pero como
iba buena, ella caminó hasta La Gateada a pie con mi mamá. Así mi papá me llevó
hasta Managua a las oficinas del IAN y allí me atendieron tranquilo, le daban
dormida a mi papá y oportunidad en el día de trabajar para ganar dinero y
vivir.
R: ¿Y se curó?
AAC: Me curé
para siempre. Si, gracias a Dios.
R: Así lo veo,
sano todavía hermano. Entonces, hablando del tema de su nombre en el monumento
de la Paz que está en el parque central, cuénteme porque aparece usted en ese
monumento, usted es reverendo, pastor de la iglesia Bautista.
AAC: Por dos cosas
digo yo, o talvez por tres. Una es que ya en ese tiempo, en los años ochenta,
yo trabajaba en el CEPAD (Consejo Evangélico Pro-Alianza Denominacional), aquí
era el director de la oficina en Nueva Guinea, también era pastor, pastoreaba,
tuve varias iglesias a mi cargo, San Antonio, Rio Plata, Los Ángeles y otras
comunidades. Y entonces eso, y otra cosa era que también tenía la oportunidad
de comunicarme con otros pastores y se dio la situación del Servicio Militar
Patriótico (SMP) y entonces la gente andaba corriendo, las mamás corrían para
allá y para acá, la verdad es que no se les resolvía ningún problema porque
ellos corrían a las oficinas de los militares y allí se cerraban las puertas,
no había nada que hacer.
R: Ellos los
buscaban a ustedes.
AAC: Entonces
allí nosotros, nos buscó alguna familia y empezamos a hablar por algunas
personas que verdaderamente no podían ir al SMP según el acuerdo que el
gobierno había hecho y había que alguien gestionara el cumplimiento de esos
acuerdos, hijos únicos, en el marco de la edad, varias cosas y así nosotros
reclamábamos, así empezamos a trabajar con la comunidad. Ya después nos
organizamos un grupito de pastores.
R: Pero ese
trabajo por la paz durante esa etapa del SMP, ¿todos los pastores lo apoyaban?
AAC: No, no,
eran poquitos, eran poquitos.
R: ¿Por qué no
se involucraban todos?
AAC: Después de
gestionar un poco el trabajo con la gente del servicio, se nos vino entonces,
se nos acumuló el trabajo ya con gente presa. Empezaron a caer los presos, el
gobierno empezó a echar preso a los campesinos, a los sospechosos del pueblo,
etcétera. Allí ya la población nos invadió pidiendo ayuda, entonces tuvimos que
buscar un grupo más grande de pastores. Pero allí chocamos cuando los pastores
no querían trabajar por la paz.
R: ¿Por qué?
AAC: Porque dice
la palabra del Señor que es necesario que haya guerra para que venga el fin, y
si nosotros trabajábamos por la paz desactivábamos la guerra y entonces nunca
iba a venir el fin, y el fin era la venida del Señor. Muchos pastores creían en
eso, pero es algo absurdo porque el Señor nos hizo el llamado que
bienaventurados los que trabajáramos por la paz, incluso íbamos a ser llamados
hijos de Dios y también herederos de la Tierra. Es un privilegio ser pacifista,
hemos sido llamados para ser pacifistas todos los cristianos, más sin embargo
había esa oposición, costó que se rompiera, muchos no aceptaron pero la mayoría
sí.
R: Se
involucraron a trabajar y cuéntenos cómo es que surgen las Comisiones de Paz,
¿a raíz de eso?
AAC: A raíz de
eso ya vamos trabajando pero no tenemos nombre de Comisión de Paz. Sin nombre,
quizás la gente decía Arsenio, vamos donde Arsenio, vamos donde el otro pastor
que trabaja con Arsenio. Pero ya después, cuando el gobierno formó la Comisión
Nacional de Reconciliación, a finales de 1985, allí estaba metido como
honorario el doctor Gustavo Adolfo Parajón, un pastor bautista, el reverendo
Gustavo Parajón, lo conocíamos muy bien, él nos acompañó en todo ese proceso
anterior, entonces nosotros a partir de allí nos pusimos el nombre de
Comisiones de Paz.
R: A partir de
la relación con la Comisión Nacional de Paz y Reconciliación.
AAC: Y
gestionamos entonces que viniera la Comisión Nacional de Reconciliación para
que se reuniera con nosotros, pero como la presidía el cardenal Miguel Obando y
Bravo, me imagino que su agenda era muy grande, nunca tuvo tiempo para venir a
Nueva Guinea a conocer el trabajo, a ayudarnos. El único que venía cada mes era
el doctor Parajón. A raíz de allí fue tan importante el trabajo que fue
necesario hacer Comisiones de Paz en todito el municipio de Nueva Guinea.
Logramos tener 1200 pacifistas. Yo recuerdo al delegado de la iglesia católica
de San Antonio, cuando la comunidad lo nombró como pacifista él dijo: “¿cuál es
mi seguro?, si me pasa algo, quien responde por mi familia”. Alguna gente tenía
miedo, pedía seguridad, pero la única seguridad que nosotros teníamos era que
éramos bienaventurados.
R: Pero en si el
trabajo de la Comisión de Paz, ya constituida la Comisión Nacional de Paz y
Reconciliación y ustedes que adquieren ese nombre, ¿en qué consistía?, además
de mediar en los casos de los que echaban presos y los chavalos que se iban al
Servicio Militar, ¿ya tenían grupos armados aquí en la zona y se involucraron
en las comunidades para que se desarmaran?
AAC: Era grande
el trabajo de la Comisión de Paz. Uno era tener el valor para dialogar con el
gobierno, y fuimos dichosos y bienaventurados que el gobierno Sandinista, estoy
hablando de las estructuras, delegado departamental, el ministro Agustín Lara
de Juigalpa, los secretarios políticos de Nueva Guinea, los jefes militares, se
reunían con nosotros para escuchar todos los abusos que se cometían en todas
las zonas con la gente que talvez nada tenían que ver en el asunto e incluso
con los familiares, etcétera. Entonces teníamos ese diálogo abierto y una de
las cosas importantes es que nos cumplían, mejoraban los acuerdos y lo mismo
hacíamos después con la contra. Nos reuníamos con los jefes de la contra para
también exigir el no abuso, no andar asesinando a la gente sólo porque lo
denunciaban, secuestrando a las personas, incluso llegamos a un acuerdo que no
pelearan en las colonias, que si iban a pelear que se agarraran en los
potreros, en las lomas, donde sea, pero no en los pueblos. La contra y los
sandinistas ayudaron a todo eso.
Era un trabajo
incómodo, difícil, porque como la contra no nos mataba a los comisionados de
paz, a ningún comisionado de paz mató la contra, entonces los sandinistas
decían estos majes son contras y como los sandinistas no nos echaron preso a
ningún comisionado de paz ni nos mataron, entonces los contras decías estos
majes son sandinistas. Era bien difícil, era bien difícil el trabajo de
nosotros. Recuerdo cuando se desarmó la contra en Yolaina, el comandante dijo
“ahora Señor te pido perdón por haber creído que los comisionados de paz eran
sandinistas”, en Yolaina, en el acto central el jefe de la contra pidió perdón
a Dios por pensar mal de nosotros.
R: Entonces se
terminó la guerra, pasamos esa etapa de guerra y llegamos a la época de los
noventa. ¿Considera usted que realmente con todos los acuerdos de la
reconciliación, la desmovilización, con todo eso, alcanzamos la paz en Nueva
Guinea, en la década de los noventa, la década del 2010? ¿Cree usted que la
alcanzamos?
AAC: Pero antes
de eso, ese monumento que está en el parque, en ese monumento hay 1,115
fusiles, allí abajo, enterrados.
R: Es como el
monumento de la paz que lo botaron en Managua.
AAC: Si, pero
allí tenemos 1,115 AK y también unos RPG7, como tres RPG7 que hay enterrados
allí. Hicimos una fosa, llantas, se le pegaron fuego para que se quemaran, se
cortaron. Allí están enterrados. Por eso es que después hemos hecho el
monumento poquito a poco, un monumento sencillo porque la Comisión de Paz nunca
tuvo dinero, el gobierno nunca le ayudó.
Yo recuerdo que
cuando estaba doña Violeta, vino el asistente de doña Violeta, el yerno,
Antonio Lacayo, vino doña Violeta por primera vez y le preparó una entrevista
con la Comisión de Paz y le dijo a Baquedano: ¿tenés dinero para apoyar a la
Comisión de Paz?, Baquedano era el Alcalde, no dice Baquedano, estos merecen
ayuda, entonces dice, nosotros le vamos a dar, llegue el día tal a Managua,
vamos a entregar una ayuda a la Comisión de Paz. Entonces la Comisión de Paz,
que yo la encabezaba, nos vamos para Managua con Leonel Martínez que era el
delegado de la iglesia católica a recibir un presupuesto especial para la
Comisión de Paz. Nosotros gastamos 830 córdobas en ese viaje a Managua y cuando
nos recibieron allá en la Presidencia, fuimos a tesorería, allí estaba el gran
cheque, así grandotote el cheque, 620 pesos.
R: Le quedaron
debiendo.
AAC: Perdimos,
perdimos nosotros. Nunca nos ayudaron los del gobierno. Qué barbaridad,
¿verdad?
R: Por la Paz
hermano que hay que trabajar y hay que trabajar serio, por eso le pregunto si
usted considera que si alcanzamos la paz en la década de los 90 y del 2000 al
2010.
AAC: Bueno,
después del desarme de la contra y todo esto, los comisionados de paz siempre
quedaron en las comunidades resolviendo algunos casos porque la gente creía en
ellos, incluso por decirte algo, servían como juez, si se moría el señor de la
finca ellos servían como juez para hacer las reparticiones justas, entonces en
las comunidades quedaron, todavía hay muchos miembros de las comisiones de Paz
que están intermediando en el desarrollo, en la paz de las comunidades, pero no
hay.
R: Muchos se han
involucrado como facilitadores judiciales también.
ACC: Si, pero no
hay la paz que se desea.
R: ¿Por qué no
hay esa paz?
ACC: Porque
tenemos la pobreza, los ricos aprovechándose siempre más y estrangulando al
pobre, a veces el gobierno pone oídos sordos a las peticiones de la gente. No
hay crédito a veces para ayudarle a la gente de parte del gobierno para que
ellos puedan resolver sus propios problemas. Siempre hay conflictos, las
tierras, un poco de cosas que se necesita superar para lograr la paz.
R: Mientras
existan injusticias dicen que nunca va a haber paz, ¿será cierto eso?
ACC: Sí y además
nosotros ahora estamos promoviendo la paz hacia otra escala también, antes solo
promovíamos la paz de no matarte y los derechos humanos, ahora estamos
promoviendo la paz desde el punto de vista de paz con la naturaleza, paz con la
tierra, paz con todo lo que es el ambiente.
R: Esa es la
cultura de Paz.
ACC: Estamos
ahora promoviendo la cultura de Paz, más general.
R: Usted que ha
sido fundador de Nueva Guinea, esa trayectoria suya, cómo valora desde ese
trabajo suyo de pastor de la iglesia evangélica, de reverendo y de trabajador
activo, reconocido por la paz en Nueva Guinea, ¿Cómo valora estos 50 años?
AAC: Yo miré
como se formaron las colonias, recuerdo cuando iba a Nuevo León a ver a mi familia
que vino, ya después para lo del Cerro Negro vino a ubicarse a Nuevo león, yo
me tiraba casi todo el día para llegar por aquellos lodazales. Me acuerdo que a
un primo mío se le pegó un macho y no lo pudieron sacar, tuvieron que sacarlo
en pedazos para no estorbar el camino. Entonces, ha como era antes a ahora, a
la gran puchica, cambió totalmente, estamos desarrollados y creo que mejor que
algunos pueblos que tiene 100 años, muchísimo mejor, aquí hallas de todo.
R: ¿Cómo ve a
Nueva Guinea alrededor del tema de la paz después de 50 años?
AAC: Bueno,
totalmente cambiado porque 50 años atrás vivíamos una paz total, las familias
se ayudaban unas a otras. Había un tirador oficial que cazaba y la carne la
tendían a asolear y toda la comunidad comían de la caza, ahora no, ahora es
totalmente diferente. Cincuenta años después hay personas caminando en la calle
pidiendo el bocado de comida, hay gente robándote lo que tenés, entonces es
totalmente diferente.
R: Esa
diferencia implica que aquí se debe trabajar más, seguir esa trayectoria de
trabajo por la paz para lograr una verdadera cultura de paz en Nueva Guinea.
AAC: Nos hemos
desarrollado violentamente rápido, pero no se ha trabajado en el tema de la
cultura de la paz, la iglesia ha trabajado poco en eso…
R: Los gobiernos
locales…
ACC: Los
gobiernos, la iglesia sólo para arriba, hay que salvarse, nada de la lucha por
mejorar el sistema. El gobierno no tiene nada en sus programas aquí en Nueva
Guinea y en otras partes para promover la paz. Entonces debemos de promover la
paz.
R: Entonces
usted ve que en futuro de Nueva Guinea, para tener un nivel superior de
desarrollo, se debe promover la cultura de la paz.
AAC: Totalmente,
y con el eje de la cultura de la paz en el aspecto general. La paz con todo el
ambiente, los árboles, la tierra, con lo animales. Incluso, nosotros hemos
estado en comunidades donde la gente ya pide perdón por lo que ha hecho, yo no
sé si irán a tener perdón en el cielo, pero por lo menos la gente ya dice:
“señor, perdóname porque me tiré este bosque que era necesario que allí
estuviera porque era la casa de tantos animales”. La gente está pidiendo
perdón. Los cristianos que ya están trabajando en el marco de la paz, v
avanzando eso y debe seguir promoviéndose, por lo menos las instituciones del
gobierno que tienen para vigilar, lo que hacen es negociar el espacio que ellos
tienen para vigilar que se cumplan con cuidar el medio ambiente, mejor negocian
el espacio, necesitamos personas conscientes que todos necesitamos vivir en
paz, los animales, todos, el medio ambiente y nosotros. Y eso hay que
promoverlo hermano, desde el restaurante para poder comer tranquilamente.
R: Poner música
suave y en las escuelas sobre todo, a nivel de la educación primaria y
secundaria, a nivel de las universidades.
AAC; Así es,
nosotros hemos colaborado con algunas relaciones, al menos con el padre Checho
Alas, un sacerdote salvadoreño que ahora vive en los Estados Unidos y el
trabaja en el marco de la paz dando videoconferencias. La universidad URACCAN
tiene un modulo de educación sobre la paz.
R: ¿Entonces
para usted sin trabajar el tema de la paz no hay desarrollo integral?
AAC: No hay
desarrollo, hay desarrollo pero sólo vemos calles, caminos, puentes, pero
necesitamos ser pacifistas. ¿Pacifistas para quienes? Todos somos llamados a
ser pacifistas, todo cristiano es llamado a ser pacifista, o sea, no es que
nacen los pacifistas, que hay que ir a la universidad para salir de pacifista,
no, es un principio, como cristianos todos nosotros necesitamos, dijo el Señor,
ser miembros de las comisiones de paz, porque él dijo: “Bienaventurados los
pacificadores porque de ellos es el reino de Dios”.
R: ¿Usted se
siente satisfecho por su labor desarrollada a favor de la paz en Nueva Guinea?
AAC: Yo sigo
trabajando por la paz. Me toca contar la experiencia vivida, elaborar algunos
materiales para dar talleres en El Salvador, en México y en algunas iglesias de
los Estados Unidos. Vieras que interesante, un pastor de una iglesia de Estados
Unidos escuchó sobre el trabajo de un pacifista, y al final dice el pastor:
“pero qué difícil es ser pacifista”. Le preguntó a un hermano de Nueva Guinea,
¿por qué usted es comisionado de paz?, ¡porque soy cristiano!, y dice el
reverendo Don Smith de Estados Unido: “pero yo soy el reverendo, soy el pastor
de una iglesia y no tengo el valor de hacer lo que este hombre hace, entonces
quiere decir que no soy cristiano todavía”. Y lloraba, se sentía incomodo
porque no estaba cumpliendo a lo que ha sido llamado. Nosotros como
comisionados de paz hemos podido llegar a varias partes.
R: Transmitiendo
la experiencia vivida en Nueva Guinea.
AAC: Sí, porque
antes sólo se escuchaba lo que escribía Marcus Schupi que escribía sobre los
conceptos de paz. Ahora hay muchos escritos de la historia de la Comisión de
Paz de Nueva Guinea.
R: De la que
usted es protagonista.
AAC: En la que
hemos participado y es un honor que mi nombre esté allí. Por ser pacifista.
R: Muchas
gracias Arsenio y esperamos tener paz duradera en Nueva Guinea.