Eso es lo que
nos dice el presidente del COSEP en su artículo del diario La Prensa publicado
el día de hoy titulado “Nuestra prioridad es el desarrollo”. Sí usted lo lee,
descubrirá que el desarrollo de la economía del país es visto por el
representante de la cúpula empresarial como condiciones generadas por factores
externos y la inversión de grandes empresas. Es un enfoque del desarrollo miope,
una visión sectaria, un desarrollo que se visualiza desde sus intereses.
La base de la
economía del país descansa en el sector agropecuario así como en la mediana y
pequeña empresa, y eso es algo innegable. Visualizar el desarrollo sobre la
base de las inversiones que realizan grandes empresas sin considerar el rol y
aporte que hacen miles de agentes económicos dispersos a lo largo y ancho de
país, es ver la realidad económica con ojo pacho.
Imagínese usted
a Nicaragua sin la producción que realizan los productores agropecuarios
(granos básicos, carne, leche, etcétera) y la pequeña y mediana empresa (ropa,
calzado, artesanía, prestación de servicios turísticos y una variada gama de
productos que consume la mayoría de la población). Imagine que de pronto
desaparecen como agentes económicos, que sus productos no existen en el
mercado. Nicaragua sería el reino de las grandes empresas, el reino de la
escasez para los sectores empobrecidos y la “clase media”. Los grandes empresarios
dominarían la economía, el mercado y seríamos presa de sus bucólicos antojos por
obtener cada vez más altos índices de ganancia. Ese es el desarrollo que
visualiza el presidente del COSEP.
El banco, el
pata de gallina, el trinomio “Gobierno – Empresarios – Trabajadores” ha sido
creado para lograr estabilidad y “paz empresarial”. Allí se discuten los temas
que son emblemáticos y que esgrime como indicadores de desarrollo el
representante de la cúpula empresarial, pero a la hora de negociar en la pata
de gallina el salario mínimo de los trabajadores en los diferentes sectores de
la economía, el salario de los pobres, pegan brincos y abandonan su lugar.
El desarrollo
del país será realmente desarrollo cuando todas las fuerzas productivas lo
logren, recibiendo los beneficios que históricamente se les ha negado, no
migajas, y que hoy disfrutan los grandes empresarios más que ayer.