Emilce remendaba mis pantalones sentada en la
cama, poniéndoles hilos nuevos en los mismos orificios de la costura de los
lados para que durarán un poco más, después de años de no poder comprar jeans
nuevos. También les cambiaba el elástico a mis calzoncillos para que no se me bajaran.
Yo la miraba deslumbrado, como todos los días, no era para menos. Siempre fue
una mujer bella.
Tenía el cabello corto, ondulado con un mechón
que caía sobre su frente. Sus labios finos de color rosa mostraban una amplia
sonrisa, sus ojos color de miel mostraban el brillo de los míos, su piel clara
y tersa y su cuerpo esbelto y firme, era un cuerpo de atleta. Bien podía haber
enamorado a cualquier hombre, incluso muy adinerado, pero se decidió por mí.
Ella siempre olía a limpio, a frescura. En casa
no faltaban detalles que hicieran sentirme a gusto, en esa casita de Juigalpa
donde vivíamos en tiempos de postguerra, una casa pequeña y calurosa, y si no
fuera por ella se hubiera transformado en un infierno.
Eran tiempos de muchas carencias, de temores y
desesperanzas, pero en nuestra casita nada de eso nos desanimaba. Todo por
Emilce. Por ella salí de Juigalpa, me vine para el trópico húmedo, abandoné
todos los años de vida en esa ciudad, años de trabajo intenso de hasta tres
empleos, por las mañanas, por las tardes y por las noches, para poder
sobrevivir con nuestros chavalos.
Ella siempre estuvo a mi lado aun cuando me
quedé sin empleo en un ambiente hostil, y con su trabajo y sus emprendimientos
logró mantener a flote a nuestra familia. Todo ello me hizo ver que nadie puede
quitarte tus ideales y, muchos menos, la voluntad y amor que sentimos.
Hoy la sigo viendo de la misma manera. La veo
activa en casa, pendiente de todos nuestros hijos y nuestros nietos, cuidando
sus plantas y tomando iniciativas que a todos nos brindan un puerto seguro. La
veo caminar en los alrededores del patio de nuestra casa y no sé qué haría sin ella,
aunque a veces los nietos digan que dejemos de pelear. La conocí un 5 de abril
y hoy, 45 años después, la sigo amando.
Nueva Guinea, RACCS.