Estamos
llenos de esperanza,
está en
nuestro ADN.
Siempre esperamos
confiados
y pretendemos
ser felices sin causa.
En una rama
cubierta por la oscuridad
de una
mañana gris en un mundo furioso,
un pajarillo
va de rama en rama.
Comienza a
cantar, deja escapar un trino,
una canción
hacia el cielo,
"chiowichu,
chowichio, chiowichu",
reclamando lluvia con su canto.
Otros
pajarillos lo persiguen,
de rama en
rama, no están de acuerdo.
Lo atacan
hasta expulsarlo del árbol
cubierto de
la neblina mañanera.
Con la
misma esperanza vuelve a cantar
"chiowichu,
chowichio, chiowichu",
desde otro árbol
que lo acoge.
Desde el
cielo se escucha un trueno
y, poco a
poco, comienza a llover.
Esa es la prueba, allí está materializada
la esperanza, abrigar un deseo con anticipación.
Un
optimista loco ha hecho el milagro.
“Miren,
hice que sucediera”, dice con alegría.
Los contrarios también se regocijan.
La vida
sigue siendo buena.
Nueva Guinea, RACCS.
Foto Propia.