La Porcinocultura, es decir, la crianza, desarrollo y engorde de cerdos, se realiza en Nicaragua en los patios y fincas de pequeños y medianos productores campesinos, a lo largo y ancho del país. La producción industrial o tecnificada mediante granjas especializadas es reducida, manejada por medianos y grandes productores vinculados a la industria de embutidos.
El sistema de producción dominante es tradicional. En los patios de las casas los niños y niñas ayudan a los padres en el manejo de los cerdos que son alojados en un cobertizo, “el chiquero”, donde se les brinda el cuido necesario: agua, alimentos y la higiene requerida. En muchos casos, son las mujeres, jefas del hogar, las que compran lechones destetados y garantizan el cuido durante las fases de crecimiento, desarrollo y engorde. En las fincas ubicadas en el interior del país, en “la montaña”, el manejo varía relativamente poco debido a las posibilidades de criarlos bajo un sistema de semi-confinamiento, a través del cual son pastoreados parte del día, alimentados en corrales de alambre de púas y por la noche permanecen en encierros, utilizándose la misma infraestructura empleada en ganadería mayor.
Las razas predominantes son “criollas”. Con el tiempo, los “curritos” han desaparecido debido a la introducción de animales reproductores (machos y hembras) de razas mejoradas por el programa Hambre Cero, organismos no gubernamentales (ONG’s) y proyectos de desarrollo rural. Aun con nuevos genes introducidos, el manejo de los animales sigue siendo tradicional. Es común encontrar rasgos de las razas Yorkshire, Landrace y Duroc en diferentes grados de cruzamiento.
Las prácticas de manejo son sencillas. En los patios y fincas es frecuente la aplicación de desparasitantes, vitaminas y la vacuna contra el cólera porcino, promovida por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG-FOR) mediante campañas de vacunación. La base de la alimentación es “el machigüe” o “nisayo”, consistente en los desperdicios de la cocina del hogar familiar que se recolecta en cubetas, porciones de semolina de arroz, maíz en tiempos de cosecha y sales minerales; mientras que en las fincas es más diversificada: son pastoreados, se les brinda el suero obtenido al elaborar queso, maíz, yuca, guineo cuadrado o “guineo de chancho” y “machigüe”.
El manejo tradicional y la escasa asistencia técnica inciden en los bajos índices reproductivos y productivos. Las instituciones del Estado se concentran en campañas de vacunación y los problemas que enfrentan los productores son resueltos mediante consultas a los proveedores de productos veterinarios de los pueblos y a técnicos que laboran en ONG’s. La escasa asistencia técnica y carencia de inversiones son problemas que limitan la mejora y crecimiento de la actividad.
La comercialización es dominada por intermediarios de animales en pie que sostienen alianza con personas que comercializan la carne en los principales mercados. Los cerdos producidos en los patios son vendidos a destazadores en domicilios que abastecen a las familias, restaurantes, fritangas y hacedoras de nacatamales de la misma comunidad. Los compradores recogen durante la semana un lote significativo, más de diez cerdos, para posteriormente venderlos a los comerciantes de animales vivos que interactúan con varios de ellos. Estos poseen fuertes vínculos, robustecidos a lo largo de los años, de dos vías: con sus compradores y los comerciantes de carne de cerdo de los mercados. Los comerciantes de animales vivos suelen poseer sus propios medios de transporte y muchos acopian en los “puertos de montaña” lotes de hasta cien cerdos.
Los comerciantes de carne de cerdo suelen realizar el destace en los mataderos autorizados para tal fin, principalmente en Tipitapa, y abastecen a los comerciantes de carne fresca de los principales mercados de Managua (mercado de Mayoreo, Huembes, Iván Montenegro, Israel Lewites), los que a su vez suplen del producto a restaurantes, comedores populares y fritangas.
Bajo este sistema de intermediación, los comerciantes de animales vivos reciben las señales de los comerciantes de carne fresca en los mercados sobre el precio base de compra a los productores. Entre más distante se encuentra el productor de los principales mercados, el precio de compra es menor. En los “puertos de montaña” de Nueva Guinea se paga a 13.5 córdobas por libra de peso vivo, mientras que en la ciudad se incrementa en un veinte por ciento y en el occidente del país hasta en un cincuenta por ciento. La fuerte cadena de intermediación, la falta de información y la distancia de los productores de los mercados de carne son los principales aspectos que frenan la mejora y rentabilidad de los productores y productoras de cerdos en el país.
Al momento de consumir la carne fresca de cerdo, el delicioso “chancho frito”, el lomo pinchado, las costillitas asadas, la pepena con tortilla comalera, el chorizo, los chicharrones, las crujientes torrejas o su nacatamal dominguero preferido, tenga en cuenta el esfuerzo que realizan miles de pequeños y medianos productores y productoras de cerdos en condiciones adversas para que usted lo disfrute.
Ronald Hill A.
La Colina
Nueva Guinea, RAAS
Domingo, 13 de noviembre de 2011
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