sábado, 19 de mayo de 2012

EL AMANTE DE LA MAR Y EL RIO



La vida es corta, cortísima pero en su trayecto se convirtió en amante de la mar y el rio, de los barcos y la pesca, del arte culinario caribeño y sus platos, en contador de cuentos y leyendas, en un emprendedor incansable y aventurero. Así era y seguirá siendo por siempre en mis recuerdos Rafael Antonio Álvarez Vanegas, mi primo. Hijo de Mercedes Vanegas y Felipe Álvarez, nació en la ciudad de Managua el 23 de Octubre de 1946.

Su infancia y juventud la vivió con alas de ave marina en su inolvidable puerto de El Bluff, sin miedos, sin cadenas, sin límites ni barreras más que el horizonte del mar y el azul del cielo. En ese ambiente de libertad, repitió las vocales al ritmo de la varita que esgrimía doña Carmelita Bustamante en la escuelita del puerto. Cursó sus estudios de primaria en el Colegio San José y se bachilleró en el Instituto Nacional Cristóbal Colón de Bluefields, ambos dirigidos por los hermanos cristianos de La Salle. En la Universidad Centroamericana (UCA) obtuvo el título de Doctor en Derecho e incursionó en el mundo laboral, unido a otros amigos de la misma profesión, en un despacho jurídico de Managua.

El 3 de septiembre de 1973 contrae matrimonio con María del Socorro Bermúdez Mendoza, llamada por él y sus amigos “la Coco”. Con ella procreó a Ligia y Rafael y fuera del matrimonio a Mayra y Tobías pero llevan su apellido, los reconoce como hijos y se apasiona porque nazca el amor de hermanos entre ellos hasta que lo logra.

En esos años, siendo joven, aparecía los fines de semana en la casa donde vivía en Managua, parqueaba en la calle su vehículo Alfa Romeo deportivo último modelo, tocaba el singular sonido del claxon y al verme decía: “apúrate, vámonos, me estas atrasando”. A su lado recorrí los últimos rincones de las costas del Pacifico y me llevó a conocer a la familia de su madre en el Ostional, Rivas.

Mi padre, White Bush Hill, al igual que sus amigos cercanos le llamaban con cariño “Puti Far” y “Flap Tap” por su forma de ser, alegre, conversador ameno, entusiasta contador de cuentos inverosímiles por lo que le decía “sos peor que Tapalwás”. Cuando decidí contraer matrimonio, le solicité a él y a su cuñado, José Bermúdez, que aceptaran ser testigos. En la carretera hacia Juigalpa pasó todo el trayecto diciéndome: “piénsala bien, estás a tiempo, todavía nos podemos regresar” y reía a carcajadas.

En 1981 se traslada a vivir a esta ciudad de El Rama donde se desempeña como un abogado prominente y se convierte en asesor de la Alcaldía Municipal por muchos años, en miembro fundador del Club de Leones y en un incansable promotor de la justicia y colaborador del juzgado local.

Su espíritu emprendedor lo lleva a fundar la primera empresa de cable en ciudad Rama e  incursiona el mundo de la docencia universitaria con el afán de transmitir su vasta experiencia a los estudiantes de derecho. En los últimos años se apasiona con un proyecto de pesca; adquiere barcos que los llama como su mujer, Miss Coco, un yate que no llega a verlo navegar en las aguas del Caribe, al igual que la futura fábrica de hielo que decide ubicar en Haulover, Pearl Lagoon.

La vida es corta, cortísima pero Rafael la vivió intensamente.  A las ocho de la noche del 16 de Mayo del corriente se nos ha adelantado, se elevó a los cielos. Madre, esposa, hermanos, hijas, hijos, cuñados y cuñadas, familiares y amistades nunca lo olvidaremos. ¡Adiós Rafael!, ¡Adiós Flap Tap!

18 de Mayo de 2012.
Leído en su misa de cuerpo presente en la iglesia católica de ciudad Rama.
Foto Propia: Rafael y Socorro Bermúdez.