jueves, 28 de abril de 2011

LA AUTONOMÍA EN LAS REDES SOCIALES

En las redes sociales los caribeños alzan sus voces, reclaman y cuestionan el proceso autonómico que viven sus pueblos. En los últimos días, el decreto 15-2011 emitido por el ejecutivo, levanta los ánimos manifestándose sobre el mismo y la propuesta de formación de otras Regiones Autónomas.

Para muchos el problema es histórico. Una vez más se cercena el territorio para que los grupos de poder, político y económico, continúen saqueando los recursos naturales de tan rica región, excluyendo de su disfrute a los pueblos originarios y afrodescendientes que reclaman la demarcación del territorio. Desde esta perspectiva el Estado manifiesta un racismo solapado que pretende robarle sus derechos ancestrales.

Para otros el problema se relaciona con el anterior pero desde otra perspectiva. El decreto emitido por el Ejecutivo pone en igualdad de condiciones el valor del voto caribeño con el resto de los nicaragüenses. Según este enfoque, al aprobarse la Ley Electoral se le asignó a Chontales tres diputados y a la RAAS dos considerando a esos municipios que eran todavía jurisdicción de Chontales pero en el año 2001 Arnoldo Alemán les restó valor al trasladar a la RAAS los municipios de El Rama, Muelle de los Bueyes y Nueva Guinea. Dicha región quedó con mayor población, no se modificó la Ley Electoral y mantuvo igual número de representantes en el legislativo. Nuevamente se plantea la discriminación por parte del Estado.

Otras voces plantean que los municipios de El Rama, Muelle de los Bueyes y Nueva Guinea nunca fueron atendidos bajo la Ley de Autonomía. No participan en las elecciones regionales ni reciben, desde hace varios años, recursos por parte del Consejo Regional de la RAAS para el desarrollo de su territorio y bienestar de la población. Plantean que esto es una forma de discriminación y marginación y apoyan la formación de una Tercera Región Autónoma. Señalan que no están contra la autonomía, que no están robando territorio y que pretenden fortalecer el proceso autonómico desde otra perspectiva. Si existen dos regiones autónomas, ¿por qué no pueden existir más? Es uno de sus principales argumentos.

En ese mismo orden, los caribeños del Norte están atentos al curso que tomará la propuesta de constituir la Región Autónoma del Triangulo Minero con los municipios de Siuna, Rosita, Bonanza y Waslala. Dicha propuesta fue elaborada y remitida al parlamento desde el año 2002 pero últimamente ha revivido motivada por el decreto emitido por el ejecutivo.

Se cuestiona el papel de sus representantes en la Asamblea Nacional, de los altos funcionarios de gobierno originarios de las Regiones Autónomas y de los Consejos Regionales. Ahora, más que antes, son tildados de “vendidos”, “corruptos” “oportunistas electoreros” e incluso “anti-autonomistas”.

En Bluefields, la sociedad civil encabezada por las universidades BICU y URACCAN, demandan a los poderes del Estado no realizar acciones que cercenen el territorio de las Regiones Autónomas y proponen la creación de circunscripciones nacionales de pueblos afrodescendientes y pueblos indígenas para la elección de diputados lo que implica modificar la Ley Electoral.

La división política-administrativa del país se ha moldeado a través del tiempo por arreglos y componendas políticas en momentos claves de nuestra historia. Clave es el proceso electoral que ya comenzó y los caribeños que participan en las redes sociales están atentos a los giros de timón que marcarán el rumbo del gigante despierto y de su proceso autonómico.


Ronald Hill A.
La Colina
Nueva Guinea, RAAS
Miércoles, 27 de abril de 2011

martes, 26 de abril de 2011

YUNTA

La palabra yunta (lat. iunctam) hace referencia a un par de bueyes, mulas u otros animales que se uncen (uncir: atar o sujetar al yugo bueyes, mulas u otras bestias) juntos y sirven en las labores del campo o en los acarreos.

En este Vídeo les muestro como se pone el yugo a los bueyes.

La palabra yunta es popular y se emplea para hacer referencia a la amistad:

    ¿Dónde estabas? —preguntó Marcos un poco inquieto al verlo llegar sudoroso.
    En la casa de Pedro, mi yunta —contestó Octavio al sentarse en la grama.
    ¡Tengo rato de no ver a Mauricio! —dijo Miguel después de saborear la cerveza.
    ¡Desde que se enyuntó con la Yudenia no sale con los broderes! —respondió Simón al entregarle un vaso de agua a Octavio.  

En el libro EL LENGUAJE DEL PANDILLERO DE NICARAGUA de Roger Matus Lazo indica:

Yunta. f. caballo, amigo que anda siempre con otro. Ej.: “El Diablo” y “La Mocuana” son yuntas. El término está relacionado con carnal, chavacunalo, churrete, frix, prix, prixón, pana y yomboi.

“Todos los de esta marimba somos buenos carnales”.
“Mi churrete es mi yunta”. (Churrete es churro).
“Popo es mi chavacunalo”. (Muy amigo).
“Mi frix no me hizo caso, por eso lo agarraron” (Mi amigo).
“Mi prixón no vino hoy al barrio”. (Mi amigo).
“Vamos con nuestros panas”. (Nuestros amigos).
“Lacho es mi yomboi”. (Es mi amigo).



Lunes, 25 de abril de 2011.

viernes, 22 de abril de 2011

COSAS HELADAS

Eran las cuatro de la tarde. Semana Santa casera, estiraditos en la cama con mi mujer viendo los clásicos de semana santa por la tele. De pronto escuchamos el ruido del portón. Tres montados, una familia campesina de visita. Con confianza lo abrieron y salimos a recibirlos mientras amarraban los caballos en el poste de luz.

Está cerrado, dijo Emilce. Era Julia con su marido y su hija de unos ocho años que viven en Guinea Vieja. Venimos de visita dijeron y entraron al restaurante. Vamos de regreso a la finca y queremos tomarnos unas cervecitas heladas, dijo Sebastian. Deben de estar calientes, pensé. Pruébelas, no están muy heladas. Están buenas, tráiganos dos y un fresco.

Hablamos de muchas cosas, de la cosecha de frijoles, del precio de la leche, de las cuajadas y de su finca. No nos hace falta nada, al menos nos aseguramos la comida dijo Julia. Tengo una manzana de yuca y voy a sembrar maíz, este año se me ha metido sembrar arroz de secano, viera usted como les da a mis vecinos, primera vez que voy a sembrarlo, dijo Sebastian y pidió otras dos frías.

Así como están las cosas, es una bendición, agradézcale a Dios, dijo Emilce. Si verdad, dijo Julia, todo está carísimo. Deben de pasar tranquilos en la finca, respondió mi mujer. Como hacen con el agua, le pregunté a Sebastian. Tenemos un pozo, respondió Julia. Y hay luz eléctrica, preguntó mi mujer. Desde hace un año tenemos, compramos un panel solar en 17,500 pesos que nos da para cuatro bujías y la grabadora comentó Julia. Debe escuchar las noticias por radio Manantial, dije. Estoy al día, respondió Sebastian y pidió otras dos pero Julia dijo ya no, es suficiente y se hace tarde.

Lo único que me hace falta es tomar cosas heladas, dijo Sebastian viendo a Julia. Usted sabe, hielito, un fresquito heladito, una gaseosa, eso es lo único pero tendría que poner otro panel y comprar un conversor para que levante una refrigeradora. Y para los tragos también, respondí. Si claro, dijo y agregó, déme dos en latas para aguantar las ganas hasta la próxima semana. Al despedirnos, Emilce le regaló a Julia tres bolsas de hielo para el fresquito de Sebastian mientras él sonreía.


Jueves, 21 de abril de 2011

martes, 19 de abril de 2011

SEMANA SANTA EN EL CAMPO

Procesión Campesina en Punta Gorda
Tradicionalmente miles de familias nicaragüenses optan por tomarse sus merecidas vacaciones de semana santa en los diferentes balnearios existentes en la costa del Pacifico. Es espectacular el movimiento de vehículos de todos los tipos, particulares y colectivos, que salen de Managua y de los restantes departamentos en búsqueda de las aguas saladas y orillas arenosas de esas playas. De igual manera, es creciente y a la vez visible las mejoras alcanzadas por brindar, a los veraneantes de diferentes estratos sociales, comodidades adecuadas acorde a la capacidad de sus bolsillos. La infraestructura turística ha mejorado en los últimos años, la calidad de los servicios crece en menor proporción a la infraestructura y es allí donde mayor inversión, humana principalmente, debe promoverse para hacer más atractiva la visita a dichos balnearios.

El gran impulso que se ha dado a la construcción y mantenimiento de carreteras es un indicio que el foco de atención para atraer turistas descansa en la inversión de infraestructura. Es necesaria, pero no lo es todo. Es preciso invertir en la calificación de los prestadores de servicios, pequeños, medianos y grandes, para que continúen siendo atractivas a los nicaragüenses y turistas extranjeros. Una carretera en buen estado, que nos lleva a la playa en la que existen locales para nuestra estadía pero sin el calor humano necesario, con el paso del tiempo deja de ser un atractivo.

Una alternativa diferente, subvalorada por la creciente campaña publicitaria a favor de las playas del Pacifico, es pasar las vacaciones de semana santa en el campo. Sí, en el campo, en la finca de los familiares, de los amigos o en aquellas que prestan condiciones para ello. Esta alternativa nos brinda mucho, pero mucho más tranquilidad a nosotros y los nuestros. Nos llena de paz al alejarnos del mundo bullicioso, de los sonidos musicales elevados al máximo, del bombardeo hacia el consumismo y de la necesaria y constante vigilancia de nuestros hijos o nietos ante “el hormiguero” de gente que deambula por las playas con múltiples fines, mas allá que el de disfrutarlas.

El campo nos recibe con toda su gracia y en estos tiempos de semana santa, en el periodo de verano o seco, se viste de gala. Miles de árboles sobresalen con sus coloridas florescencias como vestidos, cada cual a su propia moda, de colores que van de rosado, amarillo, blanco y rojo, según sea la especie. Además, los ríos que lo atraviesan se encuentran apacibles, sus aguas color verde zarco manifiestan sus bancos de arena y lajas inmensas de piedras azules así como múltiples pozas que son cubiertas de vegetación tornando sus aguas frescas. No dejan de pasar desapercibidos pájaros de diferentes especies y colores que con sus cantos deleitan nuestros oídos así como el clamor mañanero de los monos y congos. Recorrer el campo montado a caballo o mula nos permite disfrutar a mayor plenitud este maravilloso, acogedor y encantador paisaje. En el campo se vive en armonía con la naturaleza y, sin dudarlo, podemos apreciar la majestuosidad de la luna llena y respirar el aire en su máxima expresión de pureza al amanecer.

Los campesinos también celebran la semana mayor organizados alrededor de sus capillas. El propio viernes santo, “el último vía crucis” se organiza en las diferentes comarcas y las catorce estaciones, que simbolizan el sufrimiento de Jesucristo hacia la cruz, se desarrollan a lo largo de caminos de bestias o trochas, en las que cada familia prepara en la entrada de su finca una estación, adornando el sitio con flores, palmeras y la cruz de madera donde realizan las oraciones con cantos acompañados por las infaltables guitarras campesinas. Lo sofocante del calor del medio día y la capa de polvo, que en el periodo lluvioso se vuelve lodo, no obstaculiza que se realice esta actividad religiosa con devoción en nuestro campo. En otros casos, familias completas organizan esta actividad en el corral de sus fincas con la participación de sus vecinos cuando la capilla queda muy distante.

Dos culturas veraniegas existen en el país a como señala el ilustre naturalista y explorador Dr. Jaime Incer Barquero, la playera (del Pacifico) y la ribereña (de Tierra Adentro). La de Tierra Adentro es la del campo, merecedora de mayor promoción porque es en ella donde persiste la belleza de nuestro suelo y autentica nacionalidad, aún desconocida por muchos.

Ronald Hill A.
La Colina
Nueva Guinea, RAAS

sábado, 16 de abril de 2011

HAMBRE DE LIBERTAD

Cayos Perlas. Foto Atlantic Tours. 
La pizarra acrílica colgada en la pared del fondo mostraba esquemas, gráficos, matrices y trazos coloreados en azul, verde y negro; resplandecía por los últimos rayos de sol en la blanca habitación, impregnando de luz los papelógrafos colgados en las paredes laterales con cinta adhesiva. Sillas desordenadas alrededor de la mesa, tazas de café vacías, ceniceros llenos, papeleras repletas de hojas arrugadas y escritorios apiñados en un extremo eran testigos de lo ocurrido. Al entrar inhale el aroma denso, mezclado de tabaco, café y alcohol de tinta; la riqueza de las pláticas aún se percibía en el pequeño espacio, ahogado por los deseos.

Dije buenas tardes y no tuve respuesta. Atraído por la pizarra caminé hacia el fondo y observé con detenimiento la riqueza de los detalles. Nombres de comunidades que había olvidado —Halouver, Brown Bank, Raitipura, Kakabila, Orinoco, Marshall Point, Tasbapounie— ordenadas numéricamente, combinadas con fechas, actividades, personal y presupuesto garantizado. Hipnotizado volví la mirada a las paredes descubriendo el orden correspondiente de los papelógrafos con las comunidades indicadas en la pizarra y el desglose a nivel de detalles; siembra de piña, construcción de preescolares, pozos, puentes peatonales, letrinas, reparación de muelles, talleres de capacitación y reuniones comunitarias. ¡Que exquisitez! pensé y la incertidumbre desapareció, el plan estaba elaborado. Tuve la sensación de estar invadiendo espacio ajeno, salí de prisa y, al bajar las gradas, escuche mi nombre desde el fondo del patio.

    ¡Llegaste justo a tiempo, hermano! —dijo Carlos—. ¡Te estamos esperando!
    Ya sabes como es el viaje, primero por tierra y luego tuve que tomar dos pangas —respondí al estrecharnos las manos.
    Vamos, nos esperan. La reunión con los líderes comunitarios está por empezar —dijo y caminamos hacia la escuela.

Antes de entrar a la reunión fui presentado al equipo de campo, volvía a encontrarme con Johnny y Dolene después de muchos años. De inmediato fui acogido con calor caribeño ante las miradas expectantes de Carlos y Chepe León. Los comunitarios estaban sentados en los pupitres alrededor del aula y, mientras Carlos explicaba el trabajo de la organización, — trabajamos por construir un mundo justo a través de la solidaridad, los niños y las niñas son los principales sujetos, promovemos el desarrollo comunitario integral, nuestro compromiso es de largo plazo, no inventamos nuestro trabajo porque surge de las necesidades que ustedes prioricen en sus comunidades, el compromiso debe ser mutuo— Johnny traducía al idioma inglés facilitando la comunicación, agregando palabras propias al medio.

    Es la primera vez que escucho esas palabras alentadoras, me gusta como trabaja su organización —dijo uno de los líderes en inglés.

El ambiente tenso se transformó, las sonrisas afloraron en los rostros, la ebullición de los ánimos se convirtió en deseos por iniciar de inmediato el trabajo en las comunidades y, al concluir la sesión, se despidieron con la esperanza de convertir sus sueños en realidad.

Luego de alojarnos en Lodge Green me cautivó el calor humano de Wesley y su esposa, el sabor anhelado de la comida caribeña hecha en casa, el trato abierto y sincero como amigos de siempre que se reencuentran. Después de cenar salimos al patio, nos acomodamos en las bancas ubicadas en la arena bajo los frondosos árboles de aguacate y conversamos hasta altas horas de la noche.

A las siete de la mañana partimos con Ray hacia los Cayos Perlas. Salimos por Set Net Point al mar Caribe y una hora después estábamos en los paradisíacos cayos, un archipiélago majestuoso, aún virgen, refugio de pescadores que recibe en sus arenas blancas a miles de tortugas que desovan en ellos. Igual a los cayos de Utila, pensé. Aguas mansas color turquesa invitaban a sumergirse en ellas. Los termos y la comida para la ocasión fueron acomodados bajo la sombra de cocoteros y los tragos de ron con agua de coco no se hicieron esperar.

Con el agua cálida arriba de la cintura hicimos un círculo donde los planes de la pizarra y los papelógrafos fueron expuestos, la mejor forma de compartirlos, dialogarlos e intercambiar ideas a futuro para renovar compromisos. Cañal, el panguero, se transformó en un mesero de playa que atentamente rellenaba los vasos vacíos.

    ¿Y el problema de la desnutrición infantil? —preguntó Carlos en su condición de médico.
    Desnutrición infantil aquí no hay —respondió Ray mientras con Carlos y Chepe León intercambiamos miradas, sorprendidos.
    Explíquenos —dijo Carlos.
    Mira, la gente de las comunidades siembra yuca, plátano, arroz y comen pescado —dijo Ray saboreando su trago y agregó — Esa es la mejor comida, la más nutritiva.
    ¿Estas seguro? —insistió Carlos.
    Sí hombre, los peces comen chacalines y camarones. Las familias consumen bastante pescado —razonó Ray y agregó — Aquí hay otro tipo de hambre.
    ¿De que tipo? —preguntó Chepe León.
    Hombre, la gente tiene hambre de libertad —respondió Ray con seguridad.
    ¿Pero como podemos eliminarlo? —preguntó Carlos.
    Trabajando por los derechos de los pueblos de la Costa, apoyando la Autonomía —respondió Ray.

Esa conversación sostenida en las aguas de los Cayos Perlas marcó para siempre nuestra relación y me permitió descubrir, luego de visitar en diversas ocasiones cada una de las comunidades, los anhelos de libertad de los habitantes de la cuenca de Laguna de Perlas.

Ronald Hill A.
La Colina
Nueva Guinea, RAAS.
hillron@hotmail.com
Viernes, 15 de abril de 2011

sábado, 9 de abril de 2011

MARTIRIO MILITANTE

Ilusiones truncadas, ahogadas por ansias sombrías en cuyas aguas danza su corazón esclavizado, sufriente de dolor solitario, manifestado frente al espejo de los desengaños. Rostro triste, lágrima única, sin compasión alrededor.

Alma sumida, deshecha ante las mieles amargas de la oscuridad. Sin paz, ni descanso ante el timbrar constante del teléfono móvil de doble chip, llamadas inquietantes sin identificarse. Nervios a flor de piel, atento al movimiento de su propia sombra. Inquieto frente a propios y avasallador ante extraños. El arrebato explota sacudiendo su alrededor, los temerosos bajan la mirada, otros la evitan, pocos la enfrentan por sospechas imaginarias.

Palabras y frases vacías, huecas sin sentido propio, fugadas del alfabeto de consignas que suenan como eco en la profundidad de su mente. Suaves, dulces y lacayas transfigurándose en toscas, amargas e hirientes desvariando sus sentidos ante la mirada expectante de los suyos.

Otra lágrima surca su mejilla. Dolido observa la fotografía familiar en la quietud de la habitación vacía. Sin paz ni sosiego, camina alrededor de la cama, sale al corredor sin encender la luz, escucha en el silencio penas y lamentos. Su corazón clama libertad, reventar cadenas y cesar el tormento.

La balanza indecisa se inclina a los actos proselitistas. Su juramento marca el rumbo hasta estrellarse en la tormenta del descontento, luchando contra la corriente se transforma en naufrago del engaño, sumergido en la mentira y la conspiración, develados por un haz brillante de realidad.

¿Valdrá la pena el martirio? ¡Tú lo sabes!
Los mártires no sufrieron como tú, su dolor fue mortal y crucificante.
Los héroes te aguardan, traspasa a la eternidad.
¡Cuántas mentiras! ¡Cuántos engaños! ¡Regresa a los tuyos!
Creoles, misquitos, garifunas, ulwas, mayagnas, ramas y mestizos lo celebrarán.


La Colina
Nueva Guinea, RAAS
Viernes, 08 de abril de 2011

jueves, 7 de abril de 2011

TRES MUNICIPIOS, UN DIPUTADO

En el año 2003 escribí un artículo de opinión titulado: Lo que merece la Costa. Señalaba que “los costeños no tenemos los representantes que deberíamos en el Legislativo considerando nuestra población. La RAAS debería tener al menos seis diputados en la Asamblea Nacional, si nuestra población es mayor a los 340 mil habitantes, casi igual a León y Chinandega”. Y continúo afirmándolo pero en otro contexto.

El decreto No. 15-2011 publicado en La Gaceta, Diario Oficial el 5 de abril del 2011 en su primer considerando se refiere a la Ley No. 331 “Ley Electoral” que establece en el articulo 141 que la elección de los setenta (70) de los noventa (90) diputados ante la Asamblea Nacional se hará por circunscripciones departamentales y de las Regiones Autónomas y que el número de diputados determinado en dicho artículo se sustenta en el principio de proporcionalidad de conformidad con el número de electores por suscripción electoral.

En el segundo considerando se indica que el decreto No. 33-2001 “De reincorporación de Municipios a la Región Autónoma Atlántico Sur y al departamento de Río San Juan” publicado en La Gaceta No. 61 del 27 de marzo de 2001; rompe el principio de proporcionalidad establecido en la Ley Electoral, ya que con menos electores mantiene tres (3) Diputados en el Departamento de Chontales y con mayor número de electores solo dos Diputados en le Región Autónoma del Atlántico Sur.

El tercer considerando establece que el Presidente de la Republica está facultado para determinar la incorporación de los municipios a sus respectivas regiones o departamentos en su caso todo ello en el marco del artículo 8 de la Ley No. 137 de Reforma a la División Política Administrativa publicada en La Gaceta No. 231 del 6 de diciembre de 1991.

En base a estos considerandos dicta el Decreto de Reincorporación de Municipios al Departamento de Chontales estableciendo en el artículo 1 que los municipios de El Rama, Muelle de los Bueyes y Nueva Guinea se reincorporan a dicho departamento para su administración, sujetos a su jurisdicción.

Esta medida resulta coyuntural. Si en realidad existe el interés de garantizar el número de diputados bajo el principio de proporcionalidad en relación al número de electores lo idóneo seria modificar la Ley Electoral y garantizarle a la RAAS los diputados que se merece en base a su población. Arnoldo Alemán trasladó los municipios en cuestión a la RAAS con el decreto No. 33-2001 quedando no solo bajo su administración y jurisdicción, sino bajo el régimen de autonomía que rige la Costa Caribe pero estos nunca fueron reconocidos por el Consejo Regional Autónomo de la RAAS. De hecho, la medida buscaba como garantizar réditos políticos garantizándose en dicha Región los votos de estos tres municipios, liberales por tradición, para obtener los diputados de su partido en la Asamblea Nacional.

Nuevamente vemos que el gobierno, en base al decreto 15-2011, traslada los tres municipios al departamento de Chontales para que esos votos liberales no se cuenten en la RAAS apostando con dicha medida que obtendrá al menos un diputado de su partido como representante de dicha Región en los resultados de las elecciones generales del próximo mes de noviembre.

Más allá de estas medidas coyunturales, la población de los municipios de El Rama, Nueva Guinea y Muelle de los Bueyes requieren estabilidad jurídica y legal en el marco de la división política y administrativa del país. El territorio llamado Zelaya Central es un reto al proceso autonómico pero tal parece que su problemática nunca tendrá solución con esta nueva medida que lesiona el proceso autonómico. Como dice un amigo “no avanzamos, estamos hartos que nos pastoreen como a las vacas, andamos de potrero en potrero a conveniencia del patrón”.

La Colina
Nueva Guinea, RAAS
Jueves, 07 de abril de 2011

martes, 5 de abril de 2011

LA HUELGA DE LOS CANALETES

Todo comenzó con una pequeña chispa de descontento. Los pescadores de la bahía regresaron a sus casas por la tarde con los botes vacíos; canaletes, vela, redes, esfuerzo frustrado y rostros afligidos, nada más. Llevaban varios meses de navegar más allá de su acostumbrados bancos de pesca frente a Half Way Cay, la costa norte cercana a Schooner Cay, la punta norte de la isla del Venado, Punta Masaya y Rama Cay, hasta adentrarse en alta mar por la barra de El Bluff y Hone Sound. Notaban un incremento insignificante en la captura de chacalines, camarones y peces mientras su esfuerzo se triplicaba sin permitirles cubrir sus necesidades familiares con la venta del producto. No encontraban explicación a su desventura, pero estaban concientes que algo sucedía y convocaron a una reunión en la punta de Old Bank.

Esa mañana caminaron por las calles hacia la reunión cargando los canaletes sobre sus hombros. Eran más de cien, entre ellos ancianos con el cabello blanco, retirados de la pesca. A las diez de la mañana se reunieron haciendo un círculo. Predominaba el desconcierto y la incertidumbre, todos hablaban a la vez, hasta que John tomó la palabra.

    ¡Han despalado las riberas de los ríos! ¡La bahía se está secando! —dijo gritando. ¡Por eso debemos remar tan lejos, los peces y camarones se han ido, no se reproducen en las costas ni lagunas! 
    ¡Necesitamos apoyo del gobierno para adquirir motores fuera de borda y botes más grandes! —gritó uno de los pescadores.
    ¡Sí, queremos motores y botes grandes! —gritaron al unísono todos.
    ¡Hagamos una huelga! ¡No más pesca hasta que nos den los motores y botes! —gritó otro.

Uno de los ancianos se levantó de la piedra donde estaba sentado y caminó cabizbajo hacia el centro del círculo. Sus manos callosas y piernas cansadas temblaban. Expectantes, los asistentes callaron al verlo. Era Marcus, un anciano de noventa años que desde los diez se había dedicado a la pesca. Levantó la mirada y descubrió el miedo, la angustia, las penas, el odio, la impotencia y el fracaso en el rostro de todos. Recordó los tiempos de su abuelo, cuando de niño lo llevaba de pesca en los alrededores de los cayos de la bahía, de la abundancia y diversidad de peces, del bote lleno de chacalines y camarones, de los grandes bancos de ostiones, del reconocimiento que le daba la gente por ser pescador.

    La culpa es nuestra, dijo.

Todos se volvieron a ver y rieron a carcajadas. 

    En ese entonces, continúo hablando, la ciudad era diferente. Había menos gente, menos barcos y pangas. Las montañas estaban al pie de las riberas de los caños y ríos. Las aguas de la bahía se mantenían limpias casi todo el año. También éramos pocos los pescadores y nuestro producto lo traíamos a la ciudad, la alimentábamos, no lo vendíamos a los compradores de la bahía que se lo llevan para el Pacífico.
    ¡Ya viejo, basta ya de cuentos! ¡Con eso que dices no resolvemos el problema! —gritó uno de los jóvenes pescadores.
    ¡Sí, debemos ponernos en huelga hasta que el gobierno nos de motores y botes! —gritó otro.
    ¡Basta! ¡dejen que hable Marcus! —gritó John.

La reunión atrajo a familiares de los pescadores de Old Bank y las que vivían en Beholdeen, Point Teen, Cotton Tree, Santa Rosa y el barrio central. El espacio resultaba pequeño para las más de cuatrocientas personas que ahora participaban en la reunión. Una mujer de Old Bank, la esposa de John, acomodó una silla bajo la sombra de un árbol de fruta de pan ofreciéndosela a Marcus para que se sentara y él continúo hablando.

    Debemos cuidar la bahía como si fuera nuestra casa. Miren cómo ha sido despalado Miller Creek, Gunboat Creek y Deadman Creek, en sus orillas la gente ha construido casas y la basura los cubre, mueren sus aguas. La gente de ahora tira de todo en las calles, la alcaldía no puede con la basura y cuando llueve vemos las calles inundadas con desperdicios de todo tipo, mezclados con las aguas negras y servidas que terminan arrastrados hasta caer en las aguas de la bahía. Miren cuántas pangas con poderosos motores y barcos existen ahora, piensen en la cantidad de aceite, diesel y gasolina que contaminan sus aguas, seguro sienten el aroma de ellos al canaletear o, ¿acaso están ciegos que no ven las grandes manchas al surcar sus aguas? Todo eso es lo que ha provocado la pérdida de la riqueza de la bahía, los peces y chacalines ya nos se reproducen en esa inmundicia, por eso deben salir lejos para poder pescar.

Guardaron silencio hasta los más gritones al escuchar las palabras de Marcus.

    ¡Es cierto, tiene razón Marcus! —gritó uno de los pescadores.
    ¡Hagamos la huelga! —gritó otro.
    ¿Huelga para qué? — preguntó John. Nosotros tenemos parte de culpa, tiramos basura también —agregó.

Todos se volvían a ver sin respuesta, hasta que Marcus les dio la idea. Se pusieron de acuerdo y regresaron contentos a sus casas. Dos días después por la mañana aparecieron mantas colgadas por todas las calles de la ciudad que tenían escrito en la parte superior a ambos lados de dos canaletes, pintados de verde y en letras azules, ¡ESTAMOS EN HUELGA! Abajo en letras rojas sentenciaban a la población al escribir ¡Comerán chacalines, camarones, pescado y ostiones hasta que dejemos de contaminar la bahía!  En letras mayúsculas, al final, tenía escrito: Comité de Pescadores.

Pasaron los días y las mantas seguían colgadas en las calles. Al quinto día, el grito de los vendedores de camarones, pescados y ostiones dejó de escucharse en las calles; despareció el aroma de mar que desprendían los baldes y cubetas en las esquinas, las mesas familiares comenzaron a añoran la comida marina y los restaurantes borraron del menú la sección de mariscos. Las autoridades municipales y regionales no encontraban respuestas al problema. Buscaron a los pescadores y, en una reunión, les ofrecieron el programa “Canalete Cero”, pero no aceptaron la propuesta de dejar sus canaletes por motores y pangas.

La gente de la ciudad se organizó en un comité de diálogo y acordaron no tirar desperdicios en las calles, recolectar la basura seleccionada en depósitos diferenciando la orgánica de la inorgánica y exigiendo a la alcaldía el tratamiento adecuado de la misma. Los expendedores de combustible a orillas de la bahía fueron sancionados fuertemente por la Policía, muchos dejaron de venderlos por no acoger las medidas indicadas y los estudiantes de los colegios y universidades se unieron a la lucha de los pescadores mediante una campaña permanente de concientización de los pobladores, desarrollando proyectos de reforestación los fines de semana en los cerros, caños, cauces y patios.

Un mes después, Marcus junto a miles de personas, despedía desde el muelle principal de la ciudad a los pescadores que salían alegres en su nueva faena de pesca. Después de remar por diez minutos todos levantaron la vela de sus botes a la misma vez, mostrando en ellas su nuevo eslogan: ¡I love my Bay!

La Colina
Nueva Guinea, RAAS
Lunes, 04 de abril de 2011