Hombres expectantes, chavalos y mujeres con su teléfono
móvil grabando el incendio que consumió tres casas en el barrio Punta Fría o Cotton
Tree, un gentío aglomerándose a medida que el fuego avanza y consume una casa
de madera, sirenas de bomberos irrumpen en la calle que te lleva al Four
Brothers y la gente grita desesperada. Muchos huyen del lugar, es natural ante
las amenazas que enfrentamos y ponen en riesgo nuestras vidas, pero otros,
muchos de ellos deciden enfrentar el fuego que amenaza con avanzar más allá y consumir las viviendas de la cuadra.
Son hombres del barrio, la mayoría, como es de
esperarse en Cotton Tree son black creoles, que toman la iniciativa. Comienzan
a sacar baldes y cubetas para llenarlas de agua de la cañería, ¡gracias a Dios
hay agua!, y se organizan en una fila por la que van trasegando las cubetas
medio llenas de agua para tirarlas en la casa que arde, en los restos de madera
que arde, madera chamuscada, entre las llamas ardientes, en el rojo vivo, ese
color que va expandiéndose, llamas que se elevan y son visibles desde cinco
cuadras a la redonda y sus voces fuertes, sus gritos, en ese inglés creole tan
nuestro, se toman la escena, no hay gritos en español, en spaniard como dicen
ellos, no, son las voces y los gritos del barrio organizado, la gente organizada
frente a la necesidad de salvar vidas y viviendas y así van cubetas con agua en
la cadena, de mano en mano, mientras otras regresan vacías a una, dos, tres casas,
otras las llenan de un pozo, todos, casas y pozo a la orilla de la calle y en
ese alboroto sobresale la voz de Neyda Dixón, con su cámara que transmite en
vivo, hablando y gritando en ingles creole, le grita a los niños, les dice que se
aparten, que busquen un lugar seguro, va grabando y sigue gritándole a los
hombres que ayuden, que dejen de ser simple espectadores ante el siniestro que
ya ha consumido tres casas de madera y amenaza con avanzar hacia otra. Pregunta
qué pasa con los bomberos que han extendido la manguera desde hace rato pero no
funciona la bomba de la cisterna, no pueden bombear agua mientras el fuego
avanza, son simples espectadores, bomberos uniformados con traje, casco y botas
para combatir el fuego pero ahora, allí, están inertes, sin poder hacer nada,
mientras que la gente de la vivienda amenazada, la casa vecina de las consumidas,
comienzan a sacar sus cosas, sus muebles, sus roperos, su refrigeradora, y en
una esquina del techo, en un alero comienza a salir humo, el fuego se ha
cruzado, va a consumirla también, pero siguen los hombres del barrio tirando
agua con baldes desde todos lados, desde el pozo donde sacar agua se hace
lentamente por la falta de un mecate y Neyda lo grita, ¡consigan un mecate para
sacar agua del pozo!, y enfoca a una mujer joven que está en la fila de los
pasadores de baldes de agua, es un ejemplo, la única mujer que está activa con
su manos y cuerpo ayudando a combatir el fuego, y alguien llega con el mecate,
se lo pasan al hombre que está en el brocal del pozo. De tres lugares salen
baldes de agua y su tirada se focaliza ahora en la casa de concreto que está próxima a
quemarse, son baldadas de agua se riegan en el techo, al lado de la calle, otros
entran a la casa y siguen tirando agua.
La policía ha llegado a la escena, hacen un cordón
frente a la gente que se aglomera en la acera, también ha llegado otra cisterna
de los bomberos, alguien grita que ya funciona la bomba de la cisterna, dos
bomberos comienzan a irrigar de agua las casas consumidas, alguien grita que le
tiren agua a la casa que se ve amenazada por el fuego y hacia allá dirigen el
agua a presión.
Tres casas de madera consumidas y una de concreto parcialmente afectada, no pasó a más, ¡thanks to the lord! La gente del barrio de Cotton Tree son los héroes de Bluefields en este día,
los hombres vestidos con pantalón corto, camisetas desmangadas y chinelas, con
cabello tipo rasta, los mismo que emplearon sus fuerzas, sus voces y sus gritos
para organizar inesperadamente su propia brigada contra incendios y frenar el
fuego que amenazaba su gente, su barrio, su comunidad. Son ejemplo vivo de que, ante las
amenazas, mientras unos huyen, otros nos unimos para enfrentar la adversidad.
Son ejemplo para los otros barrios de la ciudad, ejemplo para Nicaragua.
Y también, hay que decirlo, el periodismo
ciudadano, desde su propia trinchera, más allá de la cámara que graba, tiene el poder y la fuerza para influir y contribuir a organizar a la población
para combatir las amenazas que enfrentan, así como lo observé en vivo a través de
la voz e imágenes de Neyda Dixon en Noticias de Bluefields.
Felicitaciones al pueblo de Cotton Tree y a su
brigada comunitaria contra incendios, también a Neyda por su poder de convocatoria
y excelente cobertura.
Foto: Noticias de Bluefields.