Una tarde gris y lluviosa,
en las torres de la
iglesia,
las campanas
comienzan a doblar
con el inicio del cortejo.
El sonido es
insoportablemente fuerte,
tan fuerte que los
árboles de acacia
y las palmeras de
los alrededores tiemblan.
Él se levanta y
camina hacia el corredor.
Siente sus manos y
pies entumecidos
por el viento y la
lluvia helada.
Respira con fuerza
y aceleradamente,
su aliento arde en
el ambiente húmedo.
Recuerda las noches
de dulzura a su lado.
Su mirada, su risa,
su aroma y la manera peculiar
de contarle sus
historias.
Si ahora la tuviera
recostada en su pecho,
con sus piernas
entrelazadas,
¿Qué le diría?
¿Cómo le haría saber lo que está sintiendo?
¿Qué hacer para que
ella se dé cuenta que está allí,
adolorido y con el corazón desgarrado, esperando para despedirla?
14/01/2025
Foto: Internet.