lunes, 12 de agosto de 2024

CHISPAS DE UN PÁLIDO ÉXTASIS

 



Anoche, el niño...


—ya ha llorado y gatea

a través de la ventana,

observa a alguien que alguna vez fue

y escucha los susurros.

Diez años en blanco, sin nada en sus venas ni en su cerebro

y todavía está aquí.

 

No, no y no, no más, ni una sola vez más,

rechaza lo que le hace sentir poderoso;

contra su voluntad, sostiene el fuego

debajo de la cuchara.

 

Se acerca como si diera su último aliento

en el buen sentido de la palabra.

Los vapores y el calor son dulces,

chispas de un pálido éxtasis

que atraen su brazo con besos.

La tentación de la felicidad

se mezcla con una canción extraña,

recuerda y crece, alta, fuerte, hermosa,

hasta que desaparezca, hasta que volátil sea.

Y adiós, buenas noches a esta vida,

volando entre las nubes, sin importar el color—.

 

Y el niño juega en los charcos del camino,

llamando con una sonrisa encantadora.

 

¡Dale, dale otra vez! dice, tomando su mano,

pero le ruega que se detenga.

“No más, basta ya”.

 


12 de agosto de 2024

Nueva Guinea.

Foto de Internet.