El efecto más notable de dicho proceso es la
rápida acreción y avance el frente litoral debido a la constante deposición de
sedimentos terrígenos acarreados por los ríos hacia el mar. Los materiales son
devueltos a la costa por la corriente litoral bajo el empuje de los vientos
contrarios.
El volumen de los sedimentos que los ríos
nicaragüenses aportan al mar Caribe ha sido estimado entre 25 y 30 millones de
metros cúbicos por año, según Owens y Roberts. Esta deposición es causada por
la fuerte erosión de las montañas del interior, la abundante lluvia y el
notable caudal de los ríos que drenan la vertiente caribe del país. A manera de
comparación, en términos de longitud de costa, la plataforma submarina de
Nicaragua recibe alrededor de tres veces más agua dulce y quince veces más
sedimentos, por descarga de los ríos, que la plataforma atlántica frente a los
Estados Unidos.
“El volumen de los sedimentos que los ríos nicaragüenses
aportan
al mar Caribe ha sido estimado
entre
25 y 30 millones de metros cúbicos por año”.
Como
consecuencia de los procesos de emersión y acreción se ha formado una serie de
barreras arenosas, paralelas a la costa litoral, las cuales interceptan el
flujo de los ríos en sus propias desembocaduras obligándolos en algunos casos a
formar deltas, (como sucede con el San Juan, Escondido, Prinzapolka y Coco), o
explayar las aguas en amplias lagunas costaneras de escasa profundidad, (en
Páhara, Karatá, Wounta, Perlas y Bluefields).
Posiblemente en épocas pasadas algunos de estos ríos descargaban su contenido directamente en el mar, sin la interposición de barreras o lagunas litorales que en la actualidad bifurcan la corriente o empozan las aguas. Una nueva serie de barreras paralelas comenzó a formarse junto al litoral en emersión, encerrando paulatinamente antiguas bahías y atrapando deltas.
Las barreras progresaron de norte a sur a partir de la boca de los ríos, debido a la descarga de sedimentos y bajo los efectos de los vientos que empujan la corriente costera contra el litoral. Algunas de estas barreras son angostas fajas de arena que se interponen entre las lagunas costeras y el mar. Los nativos las llaman “haulover”, pues siendo bajas y estrechas permiten arrastrar (to haul over) los botes de las lagunas al mar y viceversa.
“Algunas
de estas barreras son angostas fajas de arena
que se
interponen entre las lagunas costeras y el mar.
Los
nativos las llaman “haulover, pues siendo
bajas
y estrechas permiten arrastrar (to haul over)
los
botes de las lagunas al mar y viceversa”.
Ocasionalmente
—como sucede después del paso de huracanes y tormentas tropicales— ciertos ríos
se desbordan y rompen las barreras interpuestas, abriendo una nueva salida al
mar. Tal parece fue le caso del río Grande de Matagalpa, que anteriormente
desembocaba en la laguna de Perlas y cuyas aguas pasan hoy sobre una antigua
barrera sumergida o “barra”. Jeffrey Radley, en su tesis titulada “La Geografía
Física de la Costa Este de Nicaragua”, escribe textualmente al respecto: “según
parece, por fotos aéreas, el Río Grande fluyó en una época hacia el extremo
norte de la Laguna de Perlas, siguiendo un curso al sureste, de modo que
cortaba una playa emergida. Dos lagunitas (Srimni y Karaslaya) y un riachuelo
en medio de un gran parche aluvial sugieren el antiguo curso”.
El Grande
de Matagalpa, al parecer, es el único río de la Costa Atlántica que ha logrado
abrir una nueva salida directamente al mar en época poscolombina. La hipótesis aquí
presentada es reforzada por la escasa acumulación de sedimentos en la actual
desembocadura, cuyo volumen no parece corresponder a lo estimado de acuerdo con
la extensa cuenca que el río drena.
Las medidas realizadas por Diego Porras y la geología descartan al río Grande como el Río del Desastre de Colón. Antes bien, parecen apoyar la opción a favor del río Escondido, situado más al sur. Este último, en efecto, forma uno de los más extensos deltas en la costa caribe de América Central. Sus ramales de abren en abanico desde el lugar llamado False Bluff hasta el actual puerto de El Bluff.
Una alargada barrera arenosa ha evolucionado en los últimos siglos entre ambos
sitios y desviado el cause principal del río hacia el sur, de tal modo que el
grueso de las aguas entran hoy en la presente laguna de Bluefields. El antiguo islote de El Bluff ha quedado unido a tierra
firme por medio de la barrera. Por otra parte, los sedimentos recientes del
Escondido han contribuido al alargamiento de Deer Cay, (la isla del Venado),
que en la actualidad cierra la laguna mencionada en casi todo su frente hacia
el mar.
“El
antiguo islote de El Bluff ha quedado
unido
a tierra firme por medio de la barrera”.
La antigua
salida del Escondido estaba en proceso de cierre cuando el pirata William
Dampier la remontó en 1681 para carenar una tartana: “Tiene en su desembocadura
una playa arenosa adecuada para carenar. Su boca es profunda, pero su barra no
pueden pasarla barcos de más de 70 toneladas”. En tiempos de Colón —dos siglos
antes de Dampier— la entrada del río debió haber sido más expedita, aunque
peligrosa por la barra que la guardaba.
Las drásticas
transformaciones en el litoral del Caribe, aún en el breve lapso de dos siglos,
sugieren también que —pensando retrospectivamente— el cabo Gracias a Dios
doblado por Colón a principios del siglo XVI debe de encontrarse actualmente a
varios kilómetros tierra adentro, sepultado por el aluvión del Coco, el río más
largo y uno de los más caudalosos del istmo centroamericano, cuyo delta es un
verdadero vértice donde se parten vientos y corrientes.
martes, 21
de febrero de 2023
Fuentes:
- Jaime Incer
Barquero: Viajes, Rutas y Encuentros.
- Fuentes
varias en Internet.
Foto de Google Earth.
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