lunes, 8 de abril de 2013

VÍNCULO ENTRE CÍRCULOS Y GARABATOS


Tenían una hora de estar reunidos. “Sos muy crítico”, dijo Margaret apartando su mirada de ojos azules. Andrés se quedó callado, pensativo; el lapicero que tenía en su mano derecha inmóvil, los círculos y garabatos que hacía en la libreta, quedaron abandonados como obra de arte inconclusa. Discutían siempre, pero en esta ocasión, aun cuando Margaret lo disfrutaba, estaban en total desacuerdo.

“Ni modo, es lo que pienso”, respondió Andrés mientras Margaret reunía las hojas del convenio borrador a ser firmado con el gobierno local recién designado. “Es legitimarlos, es poner en riesgo los fondos y darle la espalda a los líderes de la sociedad civil que por tantos años nos han acompañado”, expresó Margaret al levantarse e introducir los papeles en su maletín de ejecutiva. “El cambio es importante, si no lo aprovechas estás contradiciendo la visión de desarrollo que tantas veces me has compartido”, respondió Andrés.

“Los líderes tienen miedo, están indecisos, recelosos, no quieren trabajar con ellos”, agregó Margaret poniéndose de pie. “¿A qué le tienen miedo?, mira a tu alrededor, la gente sigue el curso normal de sus vidas, los comerciantes abren sus tiendas, los abogados escrituran y litigan, los productores siembran y cosechan, las exportaciones no se detienen y todos acuden a pagar sus impuestos. Incluso, Margaret, ellos siguen con sus propias vidas, sus propios proyectos y negocios. Si tienen miedo es por algo, si no quieren involucrarse debes cuestionar incluso el llamarlos líderes porque su actitud no es la de uno. Son de ocasión, de épocas de abundancia, acostumbrados a mantener hasta sombra ajena bajo control sin que nadie los cuestione, muchos menos permitir que otros sopesen sus propuestas que decididamente has apoyado”, dijo Andrés.

 “Eres duro”, expresó Margaret y volvió a la silla. “No Margaret, es la realidad, no pueden obviarlos, ostentan el poder y tu organismo debe relacionarse con ellos, incluso los partidos opositores, los que no aceptaban su proclamación como ganadores, se sentaron en la mesa para conformar gobierno y eso sí es legitimarlos”, aseveró Andrés volviendo a mover el lapicero.

Margaret se quedó pensativa y recordó el largo periodo de cooperación con el gobierno local que por más de veinte años mantuvo el partido rojo sin mancha, los logros, los vínculos de hermandad entre su ciudad europea y la ciudad de la “luz en la selva” que despierta húmeda por la neblina que la inunda desde las montañas, los viajes de dos vías de los ciudadanos de ambos pueblos para redescubrirse a través de sus culturas, de las vallas escaladas para frenar la corrupción en el organismo civil local contraparte, los planes inconclusos, las presiones recibidas por el comité de solidaridad y el gobierno local de su ciudad por mejores resultados y mayor impacto.

“No lo aceptan, desconfían y no quieren involucrarse”, insistió Margaret con tono de desconcierto. “Apartarse no es la opción adecuada, la vida continua, las limitaciones están presentes en las comunidades y barrios, los retos son mayores. Es momento en que ellos demuestren sus capacidades, esas que dices has fortalecido. No puedes permitir que ahora, por intereses de esos que llamas líderes, el vínculo establecido se venga al suelo y desaparezca. No es momento de esconderse en casa, de meter la cabeza en un hueco ante la realidad como un avestruz temerosa. Es todo lo contrario, es el momento de aprovechar la coyuntura, actuar pensando en el futuro, redefiniendo nuevas reglas para interactuar con el gobierno local; incluso debes considerar apartarlos, involucrando nuevos líderes, principalmente jóvenes dispuestos y con visión”, expuso Andrés
.
“Sería darles la espalda, traicionar sus años de trabajo”, respondió Margaret con sus mejillas blancas ruborizadas. “De no hacerlo traicionarías a la gente humilde de las comunidades y los barrios que esperan ansiosos los proyectos. Definitivamente no comprendo tu posición, eres experta en cooperación, de ti he aprendido mucho, principalmente que la cooperación busca cómo apoyar a los más pobres; tiene un gran corazón pero en él no cabe el amor maternal como el que muestras hacia ellos. Por el bien de las comunidades y su gente, es momento que decidas entre los objetivos de la cooperación y esos líderes que no están dispuestos a seguir trabajando en este contexto, líderes entre comillas”, agregó Andrés.

Margaret se levantó y Andrés besó su mejilla derecha como siempre lo hacía al despedirse después de sus pláticas. “¿Qué escribías?, le pregunto Margaret observando la libreta. “Nada importante, sólo el vínculo entre círculos y garabatos”, respondió Andrés y, al verlos, Margaret sonrió.

Domingo, 07 de abril de 2013