viernes, 28 de octubre de 2011

AUTONOMIA: ALGUNOS TIPS PARA ALCANZARLA

En diversos momentos es preciso analizar la marcha de procesos que emprendemos, con el fin de valorar aspectos tales como autonomía, democracia y sostenibilidad. En nuestro desarrollo personal, así como en la vida organizacional de cooperativas y organizaciones no gubernamentales (ONG´s), llega el momento debido para hacer dichas valoraciones, principalmente cuando pretendemos mejorar en función de crecer, hacer mejor las cosas, alcanzar nuestros fines y objetivos. Definitivamente no hay recetas, pero con estos tips que buscan la autonomía es posible dar respuestas y mejorar los procesos; si debes evaluar varias organizaciones y compararlas entre ellas te serán útiles.

1.              Toma de decisiones:

Por naturaleza no nos agrada que otros tomen, sin consultarnos, las decisiones que inciden en nuestro alrededor. Mucho menos en casa, en la cooperativa, la fundación u ONG en que somos miembros, el club, el comité, etcétera. En estos próximos días debemos elegir un presidente y diputados con nuestro voto y, cada cierto tiempo, a los concejales regionales de las Regiones Autónomas. Mediante ello delegamos autoridad para que, con base en su ideología, propuesta partidaria e intereses de nación, tomen las decisiones acertadas, es de esperarse, para gobernar nuestro país y región, acorde con lo establecido en las leyes que regulan su actuar. En muchos casos la toma de decisiones debe ser consultada, principalmente cuando no existe previo acuerdo sobre determinados aspectos de relevancia. La toma de decisiones es vital para comprender el tipo de gobierno que existe. ¿Consulta a los miembros de la junta directiva y a los de la organización, a los de la comunidad, del municipio, de la región autónoma? ¿Existen acuerdos previos para ello? ¿Los dirigentes se involucran directamente en los procesos emprendidos? ¿Son decisiones antojadizas que surgen en función de intereses particulares? Las respuestas a estas preguntas nos dirán si la toma de decisiones son democráticas o no, y el tipo u estilo de gobernar.

2.                  Liderazgo compartido:

El liderazgo es el conjunto de capacidades que una persona tiene para influir en un grupo de gente determinado, haciendo que este equipo trabaje con entusiasmo en el logro de metas y objetivos; también se entiende como la capacidad de tomar la iniciativa, gestionar, convocar, promover, incentivar, motivar y evaluar a un grupo o equipo. Existen muchos libros que abordan el tema del liderazgo, tipos de líderes, tipos de liderazgo, etcétera.

Ana Polo, en su blog de comunicación política nos habla sobre el liderazgo basada en la lectura del libro Tribes: we need you to lead us de Seth Godin. Comenta que “la mayoría de las personas sólo están centradas en conseguir sus propios intereses, pero todo el mundo quiere pertenecer a un grupo determinado, quiere que este grupo lo reconozca como importante, quiere hacer cosas en este grupo y quiere que lo echen de menos si no está en el grupo”. Dicho de otro modo, continua Polo, “la gente está harta de hacer lo que los demás le dicen que haga, de conformarse, de estar instalados en rutinas [de hacer “sheepwalking” (caminar como ovejas), como lo llama Godin]. La gente quiere participar en algo que les dé sentido y en donde se puedan sentir importantes. Por ello, la misión del líder es descubrir a la gente dónde puede ser importante, aportar una causa en la que la gente crea y ayudar a tus seguidores a qué hagan cosas para esta causa y se sientan útiles”. Por ultimo nos dice Polo: “conviértete en un líder cuando realmente tengas algo en lo que creas. Si no te apasiona nada, nunca transmitirás confianza a los demás y nunca lograrás inspirar. Recuerda: “Leadership is creating change you believe in” (el liderazgo es crear los cambios en los que crees).

La gente se ha cansado de los líderes tradicionales, del secretismo con que actúan ante los demás y de las barbaridades que cometen sin importarles los intereses de los miembros del grupo. El liderazgo mal manejado es nocivo para las personas, organizaciones, municipios y regiones autónomas; por ello, cuando quieras evaluarlos, debes preguntarte si existe un liderazgo compartido, aquel en que los líderes comparten las mismas aspiraciones, visiones y misiones sujetas a los intereses del grupo.

3.                  Compromisos de los participantes:

En la familia y en las organizaciones siempre existen diversos tipos de miembros; los encontramos entusiastas, pasivos, colaboradores, indiferentes, mal intencionados, conspiradores, calculadores, etcétera. Para evaluar si cumplen con los compromisos que adquieren en casa, comunidad, municipio o región, debes estar claro de ello. De su actitud depende, en la mayoría de los casos, el logro de los objetivos que se establecen como condicionantes para alcanzar el bienestar. Muchos opinan que no importa el cómo, los resultados son los importantes y, con base en ese precepto, encontramos una lista interminable de arbitrariedades que desfiguran y corroen las organizaciones y procesos que se emprenden: el robo, la estafa, el oportunismo de unos pocos, los privilegios de los que ostentan el poder.

En el proceso autonómico que viven las Regiones Autónomas, los participantes son los ciudadanos de esos territorios sin exclusiones. La ley de Autonomía, y las muchas otras que han surgido una vez implementada, buscan la manera de alcanzar el desarrollo de sus pueblos.  Una vez que se elige a los concejales regionales dejamos que tomen las riendas del proceso sin involucrarnos activamente en el curso del mismo; nos volvemos simples observadores y cuestionamos su actuar sin involucrarnos de manera organizada para incidir en los cambios necesarios y urgentes que reviertan la larga lista de sus fracasos.

Si debemos construir un futuro mejor, el futuro deseado, debemos tener claros los factores condicionantes del entorno, así como nuestras capacidades y posibilidades, igual que de los recursos con que contamos. Solamente aterrizando la propuesta, la utopía, convirtiéndola en el futuro deseado posible, podremos acertar en el blanco. De lo contrario, no lograremos avanzar y constantemente cometeremos errores que desaniman la continuidad de los procesos. Si la cooperativa acuerda entre sus miembros producir cacao de calidad A, es de esperarse que los miembros estén de acuerdo porque tienen la capacidad de hacerlo. Si Juan Pérez se aparece entregando cacao calidad C debemos rechazárselo, sancionarlo según las normas establecidas de común acuerdo porque está incumpliendo lo acordado.

4.                  Solidaridad y Cohesión: Intereses comunes

Solidaridad, en sociología, se refiere al sentimiento de unidad basado en metas o intereses comunes; asimismo, se refiere a los lazos sociales que unen a los miembros de una sociedad entre sí. Émile Durkheim afirma que la fuerte especialización de cada individuo origina una gran interdependencia, base de la cohesión y solidaridad grupal, de las personas con su sociedad. A esta clase la llama "solidaridad orgánica". Así, cada miembro posee una parte de los conocimientos generales y sus recursos, por lo que todos dependen de todos. La solidaridad emerge a raíz de la diferenciación de funciones y de la división del trabajo; en la medida en que los individuos especializan sus funciones requieren de otros individuos para sobrevivir. Por ejemplo, la familia. La familia primitiva era autosuficiente. La familia moderna requiere de otros, es dependiente del resto de los individuos de la sociedad. En las formas de solidaridad orgánica los individuos se desmarcan del grupo, formando una esfera propia de acción. Pero, al mismo tiempo, la división del trabajo y la separación de funciones son la fuente o condición de equilibrio social.

Por su parte, la cohesión social designa, en sociología, el grado de consenso de los miembros de un grupo social o la percepción de pertenencia a un proyecto o situación común. Esto quiere decir que esas relaciones son consensuales, percibidas como justas entre los grupos que gobiernan y los que son gobernados. Demandan o implican tanto la percepción del buen desempeño de las autoridades y que esas sean respetadas, como que exista una acción percibida como de interés común.

Sin solidaridad ni cohesión social no hay proyecto, no existe. Sin esos dos valores, una cooperativa, una ONG, un proceso de desarrollo, la marcha del proceso autonómico de la Regiones Autónomas, no avanza, se diluye en los problemas cotidianos y muchas veces insignificantes.

5.                  Autorreflexión y análisis critico:

La idea es una imagen que existe en la mente.  La capacidad humana de contemplar ideas está asociada a la capacidad de razonamiento, autorreflexión, la creatividad, la habilidad de adquirir y aplicar el intelecto. Las ideas dan lugar a los conceptos, los cuales son la base de cualquier tipo de conocimiento, tanto científico como filosófico. Sin embargo, en un sentido popular, una idea puede suscitarse incluso en ausencia de reflexión, por ejemplo, al hablar de la idea de una persona o de un lugar.

Muchas organizaciones alcanzan altos niveles de desarrollo en la generación de sus productos y resultados. En muchos casos “duermen en sus laureles” al lograr el éxito y con el tiempo surgen otras que se convierten en competidores cercanos, hasta que las sustituyen captando a sus clientes. ¿Qué hacemos bien? ¿Por qué lo hacemos? ¿Qué debemos hacer para sostener nuestra calidad en el tiempo? Esas preguntas con claves para continuar generando “el buen hacer”.

Siempre debemos estar atentos a los problemas que surgen en los procesos que emprendemos. ¿Qué aspectos, procesos, resultados, actividades, productos y tareas son deficientes? ¿Por qué? ¿Qué debemos hacer? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Quiénes? Son preguntas que deben responderse dentro del grupo de manera autocrítica. No se trata de “acabar a Juan Pérez”, sino más bien de descubrir los aspectos negativos en función de convertirlos en positivos; convertir las debilidades en fortalezas mediante acuerdos en vez de descalificativos que la mayoría de las veces, muchos del grupo son propensos a ellos, a criticar sin propuesta.

6.                  Capacidad de acción ante los problemas:

Cuando descubrimos la causa de los problemas que inciden en los procesos que emprendemos surge un estado de alivio, de satisfacción. Hemos logrado acuerdo sobre sus orígenes, los motivos que nos han llevado a ese estado de incertidumbre. Ahora debemos enfrentarlos. ¿Somos capaces de enfrentar y resolver los problemas como grupo? ¿Qué aspectos limitan nuestro actuar? Contesta esas preguntas y si no encuentras las respuestas te recomiendo volver a revisar los tips anteriores.

Te deseo suerte en los procesos que emprendes, en tu organización, en tu comunidad, en el cumplimiento de los objetivos que te has trazado. Ojalá estos tips te ayuden.


Ronald Hill A.
La Colina
Nueva Guinea, RAAS
Viernes, 28 de octubre de 2011

miércoles, 26 de octubre de 2011

¡MADRE!, ¡DÁMELO GORDO!

En el fondo de un caldero, lo suficientemente grande como para unas veinte porciones, se ponen las hojas de chagüite. Luego, de capa en capa, se va acomodando alrededor la yuca, el plátano verde, el plátano maduro, la carne y sobre ellos la cebolla, chiltoma y tomate preparados con anticipación.

Tres capas son suficientes para una buena comilona entre familiares, un evento especial, un cumpleaños. La carne se sazona al gusto desde un día antes dejándola limpia, sin pellejos, pero con la gordura que le da el sabor. Luego lo cubres con las hojas del chagüite y lo pones al fuego.

Para no aburrirte aquí te dejo este video de cómo se hace el Vaho. Podes hacer poco, el procedimiento es el mismo. ¡Inténtalo!

lunes, 24 de octubre de 2011

AMOR DE LODO

Foto: Ronald Hill A.
No la conocía, nunca antes había visto su rostro. A él, su marido, le estrechaba la mano, pero sus amores eran fugaces como las estrellas. Su ausencia, el descuido por la vida, provocaron el encuentro de sus miradas y, en un instante, la luz de sus almas llenó la soledad en la tierra roja convertida en lodazal.
           
Fueron amigos en la rutina diaria del trabajo. En el tiempo de descanso se buscaban sin darse cuenta y lo celebraban como lo haces cuando entran, después de la tormenta, los rayos del sol por tu ventana. Primero entre el grupo de amigos, luego los evadían y juntos compartieron café, sonrisas, la vida transcurrida hasta ese momento, sueños y temores.

Cuando lo evidente los delató, se sorprendieron. Hicieron el intento de evadirse por murmullos, pero con el tiempo la atracción de sus miradas fue mayor. El destino los unió y, de él, no lograron escapar. Tocó sus suaves manos, manos de ilusión; besó sus labios frescos, labios con temor; sintió el palpitar de su corazón, corazón herido, su cuerpo, cuerpo frío en busca de calor.

Lo inevitable también los atrapó. Celebraron sin temores las flamas del amor. Después del la jornada, las tardes fueron sus fieles cómplices. Su figura, bajo el umbral de la puerta, inundaba como lluvia sin cesar la habitación. Puertas y ventanas cerradas fueron testigos de frenética pasión. La hamaca, su lecho preferido, sin egoísmo acogió el palpitar desesperado de corazones deseos de explotar, el roce de la piel desnuda, los movimientos ondeantes y armónicos de los cuerpos, los sexos florecidos, las gemidos de placer como ecos de delirio confundidos en la intimidad; derroche salvaje de savia viva y el éxtasis ansiado de paz en medio de la oscuridad. Como dos candelas encendidas iluminaban la mesa que esperaba con la cena servida, ordenada con antelación. Los rostros, el cabello y los ojos negros, los cuerpos relajados, desnudos y sonrisas cómplices, lucían cubiertos por un manto de felicidad. Incrédulos por lo ocurrido, evitaron promesas hirientes difíciles de cumplir. Como nunca antes, se llenaron de dicha y halagos, olvidando en sus tardes de amor el mundo que giraba a su alrededor: las secuelas de la guerra, el sueño inconcluso de un mundo mejor, sus compromisos de pareja.
           
Con el tiempo la pasión creció, pero el sentimiento inicial, la génesis del amor, fue sustituido por la rutina; escondían sus miradas, evitaban el encuentro por la falsa moralidad, hábitos de obediencia a ley terrenal. También él la añoraba, la deseaba al regresar de batallas perdidas, de sus fracasos desesperados y aventuras hirientes. Dudando en la encrucijada, sin poder escapar, se aceptaron compartidos por derecho natural, ley escrita con sus corazones al palpitar. Se amaron una y otra vez hasta que los encuentros de disiparon por la falsa sociedad.
           
Una tarde se encontraron en el parque, luego de muchos, muchos años, ambos con hijos de la mano. Maravillado buscaba rasgos en los niños sin lograr su furor de amor identificar. Luego de saludarse se sentaron en una de las bancas viéndolos jugar entre ellos, corriendo sonrientes y gritando de alegría.

    ¡Pudieron ser de los dos!, dijo él.

Se quedó pensativa por segundos, sonrió de su ocurrencia y rodaron lágrimas por sus mejillas. El recuerdo del pasado imposible, los ecos de sus voces confundidas, el derroche de pasión en la hamaca de sus sueños, motivaron el brillo en su mirar.

    La vida ha cambiado, mira a tu alrededor. Muchas calles están adoquinadas y el lodo ha desaparecido de tus botas —respondió.
    El lodo, los momentos a tu lado es lo que más añoro. Nunca he podido olvidar tus manos, tus labios, tu piel, el palpitar de tu corazón —dijo.

Evitando la tentación, luego de un suspiro profundo, se levantó, llamó a sus hijos y, al iniciar su recorrido, regresó hacia él y dijo: “No compartimos hijos, pero los años por venir, los mejores, los seguiré guardando en tu espera”.

Un día, lejos, muy lejos del lodazal, se volvieron a encontrar. Acarició sus manos, manos con valor; besó sus labios, labios con decisión; sintió el palpitar de su corazón, corazón festivo, su cuerpo, cuerpo tenso en espera del amor. Se amaron sin testigos, limpiamente, sin puertas ni ventanas cerradas. Acurrucada en su pecho murmuró palabras claras en su oído, los ecos confundidos del pasado habían desaparecido.

    He vuelto a vivir el amor como la primera vez. Reconozco que me has deseado sin importarte lo que gira a nuestro alrededor — dijo sobre su pecho mirándolo fijamente a los ojos.
    No me importa nada más que tu amor —respondió él.
    A eso me refiero —respondió, levantándose de la cama. Tomó su ropa y con lágrimas lo abandonó.

Lo olvidó por siempre. Se convenció al final del deseo descomedido por lograr su propia felicidad. Era a él mismo a quien se amaba en exceso y nunca más la volvió a conquistar, aun cuando su mirada siempre la volvía a ilusionar.

Ronald Hill A.
La Colina
Nueva Guinea, RAAS
Sabado, 22 de octubre de 2011

sábado, 22 de octubre de 2011

PUNTA, PUNTA, ¡PUNTA!

El grupo de danza de la Universidad URACCAN, recinto de Nueva Guinea, baila esta pieza de punta titulada PUNTA CONTEO.

Los miembros del grupo son:

Dina Cash
Sideyki Forbes
Mirian Hernández
Jaritza Hurtado
Ludin Hernández
Norlan Rodríguez
Wilmer González
Frander González

¡DISFRUTENLA!


miércoles, 19 de octubre de 2011

NUEVA GUINEA UNDERGROUND

Es una ciudad nueva, pequeña pero grande de corazón. Sus habitantes son trabajadores: desde el amanecer se dedican a diversos quehaceres, principalmente el comercial. De piel con piel, calor con calor, practican la solidaridad, brindan su mano al necesitado porque todos, sin excepción, en algún momento de sus vidas, han enfrentado penas, incertidumbre, fracasos, la arrogancia de los poderos que los margina, guerras y los embates de la naturaleza; torrenciales aguaceros, desborde de ríos, quebradas y vientos huracanados, como tratando de recordarles los daños causados.
           
Foto: Ronald Hill A.
En los recuerdos de los más viejos persiste la nostalgia, la utopía inspirada en los evangelios, a tal grado que han erigido un monumento en una rotonda con el nombre de “los cuatro evangelios”. Otros se preguntan, hasta hoy, por que no lograron construir “la luz en la selva” y sus respuestas siempre terminan en la guerra, el desarrollo, la modernidad, la avaricia de unos pocos que concentran su riqueza a expensan de los más humildes.
           
Las nuevas generaciones, jóvenes de ambos sexos, ya no sueñan los mismo sueños de sus abuelos; miles de ellos, por la marginación y exclusión, han abandonado sus familias aventurándose tras fantasías que bombardean sus sentidos constantemente a través de la televisión por cable y, cuando regresan del extranjero, asumen el acento y la forma de vida de extraños. Su vida cambia totalmente, se convierten en noctámbulos y perezosos. Los que son “superman”, súper mantenidos por sus padres, son visibles en oscuridad.
           
A simple vista, la actividad en la ciudad culmina temprano. Los establecimientos comerciales cierran sus puertas a las siete de la noche, cuando otras se abren y cobran vida: cantinas, bares, gasolineras, discotecas, karaokes, etcétera; si agudizas tus sentidos las puedes ver. No importa la lluvia torrencial, no importa el día de la semana, ni los cercos ni los muros, porque luego de las nueve de la noche hay vida, la vida oculta, el “underground” de Nueva Guinea. “Tienes que vivirlo, es fascinante”, dijo un amigo.

La ruta es corta con varios caminos. Muchos no aguantan el ácido por glotones, se doblan en las mesas y sus acompañantes llaman al taxi para que los deje en casa, son solidarios. Al concluir la discoteca, los karaokes y el cierre de los bares, experimentan hambre y la fritanga fría de Melvin, en el mercado municipal, los calma, aun cuando pelean con los perros flacos y pulgosos acompañados por los altos decibelios de los ronquidos emitidos por vigilantes dormilones. Ya saciados, necesitan un “plus” y recorren en motos las zonas tres, cinco, seis o siete en busca de los florecientes y solapados puestos de narcomenudeo: una tila, medio vaso de zepol, una bolsita de piedras, suficiente para continuar el resto de la madrugada.
           
Los derrochadores, en parejas o en tríos, dan su vueltecita por la licorería 7/24 del pelón que duerme con un ojo abierto y los atiende a través de la ventana. Evitan el parque central, chiva con los celadores, y sin dudarlo se enrumban hacia el puente de la Verbena. La fiesta es maravillosa, debajo del puente esconden sus motos. Las calmas aguas del río y las luces de los buses que pasan hacia Managua, resplandeciendo en las piedras, son testigos. Exaltados sus sentidos, celebran en trajes de Adán y Eva, como venimos al mundo, sin prejuicios ni temores, se respetan, no hay roce de cuerpos sin consentimiento, es una norma y debes cumplirla.

Los que conservan la cartera buscan habitaciones dobles y triples en los hoteles que mantienen llenas las refrigeradoras. Son clientes exclusivos. Las camas king size son sus preferidas porque en ellas hacen el ritual, los círculos, el pasa manos, el cambio de parejas hasta saciarse cuando sale el alba.

Otros son menos escandalosos, más tímidos, más discretos, pero más fieras. La oscuridad de la noche cubre sus pasos y movimientos. Pasan la noche pendientes de los “chat” y, a la hora precisa, cuando él se ha ido, cruzan cercos y muros como depredadores tras la presa ansiosa que los espera con la puerta del patio abierta. Abrí bien los ojos, tus sentidos te engañan: los mandamientos a tu alrededor no se cumplen, ni las promesas frente al juez ni ante el altar.

El casino, los monederos, están a su espera. Allí son bien atendidos, luego de la juerga: traguitos, boquitas y cafecito los conquistan. Las maquinas para ilusionarlos sueltan premio. Si el dinero es poco, siempre van a media, aunque sea con una moneda de cinco córdobas.

Con los primeros rayos de sol, la ciudad vuelve a lo cotidiano mientras ellos descansan. A las ocho de la mañana, la biblioteca municipal abre sus puertas; más de cuatro mil libros esperan por lectores, pero nadie acude a ella. La juventud escapa hacia otros lados, pierde gradualmente muchos valores que son sustituidos por prácticas nocivas que fácilmente los atrapan en sus redes, las redes de la vida underground.

Ronald Hill A.
La Colina
Nueva Guinea, RAAS.
Domingo, 16 de octubre de 2011

lunes, 17 de octubre de 2011

“LA IGLESIA NO ROBA, BUSQUEN EN OTROS LADOS”

Foto: Ronald Hill A.
En su casa tiene una habitación exclusiva: la más distante de la sala, en el fondo. Llegas a ella a través de un pasillo oscuro y, en la medida que te vas acercando, unos treinta pasos, percibes un olor horrible, olor a papel viejo, putrefacto. Al tomar la llave para abrirla, sus manos lo hacen con ligereza, destreza, seguridad, raflá. La podredumbre salía como los pecados expuestos en confesión y, con orgullo, mostró los más de mil quinientos sacos amarrados, arpillados hasta el techo, unos encima de otros, como cuando hace sus negocios. Con orgullo y sonriente, tomó uno de los recién guardados, le quitó el nudo y mostró su contenido: cartas de venta; allí guarda millones de ellas, acumuladas con el paso de los años.
           
Los novillos, toros, toretes, bueyes, vacas y terneros, asentados en ellas han vuelto a la tierra, la nuestra, la venezolana, la gringa, a la tierra de la humanidad por cuestiones fisiológicas, pero él las guarda como un recuerdo placentero, como prueba de su trabajo y por si las moscas. El origen de esos semovientes en diverso: llegan a él de mano en mano, desde las profundidades de la montaña y en los alrededores de su finca; sus agentes, cercanos y distantes, hacen el trabajo como hormiguitas afanadas en recoger los animales y descansan hasta que el lote vale la pena, nunca menos de treinta. Tienen sus bodegas, como llama a sus fincas, más de cinco mil manzanas a ambos lados de la carretera, hasta donde te alcanza la mirada. En su comunidad nadie le mete las manos, nadie se atreve a competir contra él, nadie le vende a otro. Eso sí, cuando recibe los papeles, paga constante y sonante, no le gustan los chequecitos: “son inhumanos”, piensa.
           
Como es emprendedor, para no tener problemas compró sus camiones ganaderos. Nada de andar regateando el precio del viaje hasta los mataderos industriales; muchos pretendían llevarse una tajada en el negocio. Ahora él determina el valor del viaje a Managua, Juigalpa, Nandaime y hasta Sukarne. Los otros, por no entender el concepto de “encadenamiento productivo”, según los especialistas, ahora hacen fila y casi lloran para que les garantice uno de sus viajecitos, porque al año demanda setecientos cincuenta para mover doce mil cabezas.
           
Tienes que estar pendiente de sus trámites en la alcaldía. Ni se te ocurra coincidir cuando sus empleados hacen las gestiones para legalizar las cartas de venta porque todas las ventanillas son exclusivas para ello: los camiones parqueados, llenos de ganado, obstruyen el tráfico de otros vehículos, mientras los policías, al ver la carta de venta en manos del chofer, autorizan su salida.

En el año 2006, cuando se construía la “catedral” de Nueva Guinea, el padre Julio Falagan, entonces cura párroco de la localidad, obtuvo una parte del financiamiento para ello. Como la iglesia está exenta del pago del quince por ciento del IGV, con eso y la ayuda de miles de pequeños productores, logró concluir la obra. Realizó kermeses, rifas de vehículos y, de comunidad en comunidad, pedía a los ganaderos el apoyo con un novillo para luego venderlo al matadero. Recogió más de cuatrocientos con carta de venta; realizaba personalmente los trámites y se encontró con una burocracia que lo atrasaba, revisaban montados en el camastro del camión el “santo y seña” de cada uno de los animales. Desesperado por ver concluida su obra, porque el tiempo se le vencía, gritaba frente a la alcaldía y después por la radio: “la iglesia no roba, busquen en otros lados”, refiriéndose a las triquiñuelas que hacían los compradores en las ventanillas de la alcaldía municipal ubicadas en las colonias y cabeceras distritales para legalizar el ganado. El cura también hizo otras denuncias que motivaron el desmantelamiento de bandas asesinas de robadores de ganado, pagados por los mismos ganaderos, poniendo en “jaque mate” a todo el sistema jurídico y legal en la zona.

Las alcaldías del país y la Policía Nacional han establecido que, para realizar una compra de ganado, de ahora en adelante, tanto el vendedor como el comprador, deberán estar presentes con el fin de reducir el abigeato. Es de celebrarse: al fin los invisibles del sistema ganadero del país, los “bota de hule”, podrán mostrar su rostros y estampar su firma en un documento legal. Los empaquetadores de cartas de venta, los representantes de las grandes organizaciones de ganaderos del país y de los mataderos industriales, desde ya argumentan que esta medida les resta “competitividad” porque tiene más de cien años de estar trabajando con el sistema anterior.

¿Cual competitividad? No hay, es falso. Deberían trabajar por una ganadería sostenible, mejorando el sistema de producción que tiene más de cuatrocientos años de ser igual e incrementar el promedio de los índices productivos y reproductivos. Nicaragua demanda cambios y uno de los más importantes está en la mentalidad de los ganaderos.

Ronald Hill A.
La Colina
Nueva Guinea, RAAS.
Sábado, 15 de octubre de 2011

jueves, 13 de octubre de 2011

UN ENCUENTRO SORPRENDENTE

Estaba a la hora indicada en el sitio acordado, mirando todos los rostros en busca de alguno familiar. Sin dudarlo, pregunté a la bar tender si sabía de la reunión de blogueros y, extrañada, dijo que no. Me acomodé en la barra y pedí un cerveza, “es temprano aún”, pensé.

El viaje de ida, en esos doscientos ochenta kilómetros hasta Managua, fue placentero. Mi hijo Ronald me acompañaba y, a pesar del torrencial aguacero que amaneció inundando calles y carretera como tratando de evitarlo, la emoción del encuentro invadía mi estado de ánimo.

Luego de dos tragos observé a un joven solitario en una mesa que esquivaba mi mirada. Sin dudarlo me acerqué a su mesa y dijo: “Ronald, hillron, Sueños del Caribe”, “sí, el mismo”, respondí, trasladándome con la cerveza a su mesa. Era Néstor Arce. “Te invito a una”, le dije y se rompió el hielo en ese tipo de encuentros donde te conoces solamente a través del mundo virtual.

Minutos después fueron apareciendo los participantes del Festival de Blogs de Nicaragua que unió a más de ciento diez blogueros mediante el tema de migración. Sonrisas, abrazos y besos llenaron el local. Todos eran conocidos entre ellos, jóvenes entusiastas, la mayoría estudiantes de comunicación o profesionales vinculados a los medios digitales. El grupo creció y nos trasladamos a la parte posterior del local, bajo el cielo opaco de Managua. “¿Qué hago entre este grupo de jóvenes?”, me preguntaba, dudando, cuestionándome, escuchándolos, observándolos; la mayoría, con su teléfono móvil en mano, escribían, “tuiteaban”, reían y bromeaban. De pronto, Carlos se acercó, tomó una silla y entablamos conversación. Entre pláticas, sobresalía ella, su voz, su acento, su ronca voz, su sonrisa, su mirada esquiva. “Es ella, no hay dudas”, pensé y en un descuido me trasladé a su lado. “¿Sos vos?”, pregunté. “Sí, soy yo”, respondió, pero sus atributos de comunicadora social y políglota desparecieron, se esfumaron; recordé lo que le dijo el tío Ramón a Isabel Allende: “no temas, siempre piensa que otros tienen más miedo”.

Por insistencia de Néstor nos trasladamos al bar de sus amigos: la Lomita. Al llegar, se unieron otros participantes creciendo el grupo hasta unos dieciséis. En un rincón nos acomodamos, ella ocupaba un sillón como una diosa con las piernas cruzadas, dominando el espacio, la conversación y mi mirada. La gentileza de Natalia, al tratarme como caribeño, en instantes cautivó mi atención y comenzó la parte filosófica que buscaba, prolongándose con Carlos.

¿Cuáles fueron los logros?, ¿cuáles son los resultados?, ¿y ahora, qué sigue?, ¿cuál es la perspectiva?, ¿hacia dónde seguiremos juntos? Eran preguntas que me inquietaban; al hacerlas, la atención focalizada en la diosa dominante desapareció. Aquí algunas de las respuestas que recuerdo y otras reflexiones propias:

  • Sin duda, el propio evento fue un logro, a pesar de ciertos problemas iniciales de coordinación con Globalvoices.
  • Se inscribieron más de 110 blogueros. Muchos no comprendieron que debían hacerlo enviando un correo electrónico a la dirección indicada. Muchos post no fueron incluidos. A pesar de ello, la participación fue alta. Como dice Natalia, de ocho nos convertimos en más de cien.
  • Los medios tradicionales, La Prensa y el Nuevo Diario, abrieron la puerta y varios blogs fueron publicados. Confidencial, en la versión electrónica, también lo hizo al igual que Conexiones. En el futuro se tendría que buscar la forma en que otros medios también se sumen.
  • Ha quedado abierto a los blogueros y twiteros la opción de continuar usando la pagina de Facebook y el hashtag #BlogsNI en sus publicaciones, identificándose como blogueros Nicaragüenses, sin importar su residencia en el país o en el extranjero.
  • Tenemos resultados que deben ser capitalizados. Podemos seguir haciendo muchas cosas, no hay duda. Todo es cuestión de ganas. Cualquier organización, nacional o extranjera, que pretenda hacer incidencia en políticas públicas perfectamente puede financiarnos un proyecto. Sí, un proyecto. Uno que incluya la propia incidencia en el tema definido, recursos para capacitar a los mismos blogueros con el fin de mejorar y otras actividades que en este primer festival han sido limitantes: gastos operativos, movilización y visibilidad.
  • Para ello es preciso mantener un espirítu espontáneo, relajado, abierto, descentralizado, con un equipo organizador de apoyo que busque siempre el acercamiento y reconocimiento de la comunidad bloguera para que ésta continúe creciendo. La responsabilidad de organizar un encuentro presencial y algún taller puede ser asumido por una organización amiga que garantice el buen manejo de los gastos operativos y la cohesión en el marco de los objetivos. En años anteriores se realizaron encuentros de blogs, que podrían ser retomados para el próximo año e incluir a la comunidad bloguera en la definición de los temas a abordar, oportunidades de capacitación, etcétera.
  • Debemos sistematizar la experiencia. Hay algunos intentos individuales que han sido publicados por blogueras en sus post como Mildred y Natalia. Hay que ir más allá, es necesario un encuentro presencial para ello. Un grupo de veinte es manejable. Financiamiento para ello existe, hay que buscarlo, hacer un proyectito y listo.

La noche concluyó casi al amanecer. Al despedirse, la diosa dominante dijo adiós con sus manos. Me levanté de la silla y, atrayéndola, besé su mejilla. Sentí su fresca piel, su aroma embriagador y desapareció. Regresé solitario con un día despejado, luminoso por un sol radiante. Al llegar al empalme de Lóvago recordé que el día anterior habían inaugurado la carretera Acoyapa – San Carlos. Sin dudarlo, hice el recorrido hasta el Pájaro Negro, un tramo recto, sin curvas con el verdor de la vegetación a ambos lados. Puse el CD de Jimmy Cliff y, en estado de repetición, la canción I can see clearly now. La canté, una y otra vez, imaginado en el horizonte a la diosa dominante del encuentro sorprendente.

Ronald Hill A.
La Colina
Nueva Guinea, RAAS.
Miércoles, 12 de octubre de 2011

martes, 11 de octubre de 2011

AHORA LO VEO CLARAMENTE

Lo notó con el paso del tiempo. Nubarrones, tormentas, desequilibrios y obstáculos lo mantenían ciego sin valorar cosas menores. Su vida transcurría en un ir y venir constante, mochila al hombro llena de sueños para desparecer en otros lo que, sin darse cuente, a él también lo limitaba. Una noche soñó para él. Sorprendido despertó en la oscuridad. Hizo cuentas, desechó lo malo de lo bueno, olvidó rencores del pasado, calculó el tiempo, aligeró su mochila y se concentró en su futuro sin mirar atrás.

Lo encontré muchos años después. Pecas en sus manos, cabello aún negro con barba blanca. Nos dimos la mano, un abrazo y al preguntarle como estaba respondió: “Muy bien, ahora lo puedo ver todo como en una película, lo puedo ver claramente, mis miedos han desaparecido”.





Ronald Hill A.
La Colina
Nueva Guinea, RAAS
Martes, 11 de octubre de 2011

lunes, 10 de octubre de 2011

¡ADIÓS, JUAN PÉREZ!

Cuando Bernabé Barrera, llamado con cariño por sus amigos “Doble B”, aceptó la propuesta por parte de la Asociación de Trabajadores del Campo de viajar a Cuba como integrante de una delegación de jóvenes campesinos para conocer la experiencia revolucionaria y combatir a su regreso las difamaciones que se hacían contra el sistema, no se percató que su vida cambiaría para siempre.

 “No te preocupes, tu mujer se quedará en la casa de sus padres, aprovecha la oportunidad de salir de esta comunidad abandonada”, le dijo su padre al consultarlo. Sus amigos de Los Pintos, compañeros de juego de béisbol, lo recomendaron al responsable de la organización en Nueva Guinea porque era el único de ellos que sabía leer y escribir. Recién cumplía dieciocho años y se había juntado con Esmeralda González, vecina de la parcela de su padre y dos años menor que él.
           
Jugaban en el campo de béisbol esa mañana de domingo cuando divisaron una tormenta de polvo que se aproximaba a ellos. Al estacionarse la camioneta Toyota Land Cruiser FJ40, tuvieron de voltear sus rostros para evitar el golpe del polvazal y, al volver la mirada, vieron a Hilario, el promotor de la ATC, que preguntaba por “Doble B”. “Te buscan a vos”, le gritaron sus amigos.

    Te vengo a traer, mañana salís para La Habana —dijo Hilario.
    ¿Mañana?, ¡todavía no me he alistado! —respondió “Doble B”.
    No te preocupes por nada. En Managua lo haremos y hoy mismo te vamos a sacar el pasaporte —dijo Hilario con tono alentador.

Luego de despedirse de su padre, de Esmeralda y de sus amigos que lo acompañaron hasta su casa, se montó en la camioneta sonriente, mientras su madre, con llanto en los ojos, le entregaba un morralito de comida. “Para el viaje, mi niño, que Dios me lo proteja”, le dijo.

Al bajar del avión de Cubana de Aviación en el aeropuerto internacional José Martí, “Doble B” mostraba palidez en su rostro y el pantalón de azulón manchado por el vomito delataba el contenido del morralito aliñado. Al pasar por migración fue separado del grupo y trasladado al Instituto de Medicina Tropical. Le hicieron los exámenes de rigor, de sangre, heces y orina. Los resultados indicaron que padecía malaria e infección renal y le brindaron tratamiento. También descubrieron que tenía liendres en su cabello, hongos en sus pies, y deficiencia en su visión y dentadura. La doctora responsable de la atención de los nicas recomendó que se le hiciera inspección exhaustiva en sus genitales y emocionado permitió que la enfermera de turno estableciera, con sumo profesionalismo, el estado del vello púbico, la medición de la longitud de su pene, desarrollo escrotal y volumen testicular, así como la valoración de lesiones y exudados anormales. De igual manera, le indicó que adoptara la posición genupectoral y que hiciera la maniobra de Valsalva. En completo estado de excitación, “Doble B” siguió fielmente las indicaciones y, al sentir que le exploraba el ano, dio un ronco quejido y se desmayó.
           
Una semana después se unió al grupo de nicas, quienes lo encontraron totalmente cambiado: una amplia sonrisa y lentes de medida en su rostro, cabello corto a ras, dentadura impecable y más seguro de sí mismo. Recorrió junto a ellos empresas genéticas de leche, donde conoció a la famosa “ubre blanca”; granjas avícolas productoras de huevos y carne; centros de reproducción y engorde de cerdos; mataderos industriales; fabricas de piensos; granjas de la empresa de la flora y la fauna donde criaban el caballo de paso cubano, codornices, ovejas, patos de diversas razas y gallos de pelea. En cada una de estas visitas participó en conversaciones con los trabajadores, quienes explican los beneficios sociales que obtenían y en asambleas de gestión donde exponían los avances de los planes, el cálculo económico y la gestión socialista empresarial. “Doble B” se maravillaba de los logros obtenidos y hacia comentarios con los que comparaba la situación de los trabajadores del campo en Nueva Guinea, lo que le permitió asumir liderazgo en el grupo.
           
La gira incluía actividades recreativas y culturales. Conoció el estadio Latinoamericano, donde presenció un juego amistoso de béisbol entre Cuba y Nicaragua; visitó el teatro Carlos Marx, museos, Varadero, el Tropicana y recorrió la Habana vieja. Participó en el acto del XXI aniversario de Playa Girón celebrado en la plaza de la Revolución, donde escuchó emocionado el discurso del comandante en jefe, quien, al concluir el acto, saludó a la delegación nica y estrechó su mano.
           
Tres meses después fue informado por la embajada de Nicaragua que había sido seleccionado, por su destacada participación en la misión, para realizar visita con iguales objetivos a otros países socialistas. Pensó en Esmeralda y sus padres, pero no dudó en aceptar la propuesta. En un periplo de dos años conoció Berlín, Sofía, Praga, Varsovia, Moscu, Hanoi y Pyongyang. Regresó a la Habana y, posteriormente a Nicaragua, exactamente dos años y quince días después que Hilario, el promotor de la ATC, lo llegó a buscar a su casa. En el aeropuerto lo esperaba un funcionario de la cancillería, quien le entregó quinientos córdobas para que regresara a Nueva Guinea, además de solicitarle el pasaporte oficial emitido a su nombre.
           
Bernabé Barrera, “Doble B”, contactó a Hilario con el fin de detallarle los logros y avances observados en el agro de los países socialistas, los beneficios de los trabajadores, así como aspectos de cultura general asimilados y los idiomas que dominaba, pero por la prioridad de la guerra que se enfrentaba en ese momento no fue escuchado como esperaba y se refugió decepcionado en la vieja casa de madera de sus padres junto a Esmeralda. Pasaba las mañanas ayudando en las labores de la parcela y por las tardes, tendido en una hamaca, leía los libros que había adquirido en sus viajes y escuchaba música clásica. Sus viejos amigos, al tener noticias de su regreso, lo buscaron para que compartiera su experiencia ya que ellos lo habían recomendado.
           
“Vieran ustedes qué bello es el mausoleo de Lenin, cuando lo vi pensé que estaba vivo, ¿saben quién es Lenin? Recorrí el muro de Berlín, alto y bien vigilado por los militares, ¿saben qué es el muro de Berlín? El teatro Carlos Marx de la Habana es inmenso, su sala tiene más de cinco mil butacas y allí se realizan los conciertos más importantes, ¿saben quién es Carlos Marx? ¿Se fijan?, ustedes son ignorantes, no saben ni conocen nada, para ello deben salir de esta comunidad, viajar, relacionarse con otra gente y su cultura”, les decía a sus amigos, quienes se volvían a ver asombrados.

Con el paso de las semanas, “Doble B” acudió al campo de béisbol donde sus amigos jugaban y, al concluir, se reunieron bajo la sombra de un árbol frondoso de Laurel para escuchar sus historias. Como siempre, mencionaba los lugares que había visitado y preguntaba si ellos los conocían, burlándose con aires de grandeza. De pronto, Mauricio, uno de sus amigos, cansado de escuchar sus burlas tomó la palabra. “Se ve que aprovechaste el viaje, conociste varios países, su cultura y hasta hablas varios idiomas. Nosotros no hemos salido de estos montes, no conocemos a esos que tienen nombres raros, pero te aseguro que vos no conoces a un tipo que se ha hecho famoso aquí en Los Pintos, uno que se llama Juan Pérez”, dijo ante la mirada de sorpresa de los otros.

    Debe ser otro ignorante como ustedes —dijo “Doble B”.
    Te equivocas, no tiene nada de pendejo —respondió Mauricio.
    ¿Quién es ese Juan Pérez que no lo he oído mencionar? —pregunto inquieto “Doble B”.
    Es el que ha pasado revolcándose en potreros y quebradas con tu mujer desde que te fuiste —respondió Mauricio, provocando risas y burlas del resto de sus amigos.

Desde ese día, “Doble B” abandonó a Esmeralda y se trasladó a vivir a la colonia de Río Plata. Trabajó en el Centro de Investigación y Estudios de la Reforma Agraria hasta que se dio el cambio de gobierno de 1990; con una mochila en su espalda llena de papeles y un lapicero en la bolsa de su camisa, camina por las calles de Nueva Guinea y cuando sus amigos lo saludan le gritan: “¡Adiós, Juan Pérez!”.

Ronald Hill A.
La Colina
Nueva Guinea, RAAS.
Miércoles, 05 de octubre de 2011

jueves, 6 de octubre de 2011

DÍAS DE ROSQUILLAS

Elisa Martínez
El día de doña Elisa Martínez comienza antes del amanecer: despierta a las tres de la mañana, revuelve el maíz con trozos de queso, carga su carretón y se dirige al molino del mercado municipal de Nueva Guinea. A las cuatro y media está de regreso en la cocina de su casa y comienza a preparar la masa agregándole crema y margarina. Su hija, su nuera y una empleada se ponen a enrollar, hacen las rosquillas, viejitas y empanadas, mientras el horneador atiza el fuego del horno para que, una hora después, comience a recibir las primeras bandejas.

Doña Elisa prepara la masa obtenida de las cincuenta y cinco libras de maíz en cinco porciones en la medida que se va enfriando, porque sale caliente del molino y está pendiente del trabajo de los otros. En el día hace tres horneadas y una tostada, introduciendo en el horno tres veces todas las bandejas. A las seis de la tarde concluye el trabajo del día.

Lunes, miércoles y viernes repite la rutina. En esos días, sus fieles clientes acuden a retirar sus encargos a partir de la una de la tarde. “No saco venta a las calles, aquí las vendo todas, gracias a Dios. Me vienen pedidos de hasta dos mil quinientas rosquillas que las envían a familiares que viven en los Estados Unidos”. Domingo, martes y jueves se dedica a nesquisar el maíz. Comienza a hacerlo a partir de las once de la mañana. “Lo pongo a cocer con cal, no lo dejo muy cocido y apenas pela, lo bajo del fuego”, explica. Entre las dos y tres de la tarde lo deja escurriendo en una pana colador para molerlo al amanecer.
           
Aprendió a hacer rosquillas ayudándole a una cuñada que es de Somoto. Al inicio hacia poquito, unas quince libras de maíz, no tenía quien le ayudara. Lleva quince años ganándose la vida con sus rosquillas. “En los años ochenta no podía hacerlo porque todo era controlado”, dice doña Elisa. Aprendió a hacer rosquillas somoteñas, pero se dio cuenta que a sus clientes le gustan más las que ella hace. Cuando pregunté por la diferencia existente entre las somoteñas y las de ella, me dijo: “Las somoteñas se hacen con el maíz sancochado, le ponen queso entero y muchos le agregan huevo. La masa queda demasiado suave y hay que pasar hasta dos días tostándolas para que queden bien”. “Una vez vino una muchacha de la universidad, estudiante de administración, para hacer un estudio de mi negocio. Le di toda la información, la misma que usted pide, y al final, salió diciendo que no progreso porque soy analfabeta”, comentó con desconfianza.
           
Los costos en que incurre doña Elisa ascienden a C$ 34,526 equivalentes a 1,529 dólares a la tasa de cambio oficial. Estos costos han sido estimados con base en los doce días del mes que elabora sus productos. Los insumos empleados son maíz, queso, crema, margarina, dulce, canela y cal. También se incluye la leña y el pago del molino. La mano de obra empleada corresponde a la del horneador, tres ayudantes (dos familiares, su hija y nuera) y el trabajo de ella. Los insumos equivalen al 74%, la mano de obra al 21%, mientras que la leña y el pago del molino al 5%.

Los ingresos se han calculado con base en las cinco mil unidades que produce en cada horneada. De ellas, el setenta por ciento corresponde a rosquillas, mientras que el restante treinta por ciento se divide entre viejitas y empanadas en igual proporción. Al mes vende un total de 42 mil rosquillas, 9 mil viejitas y 9 mil empanadas. Las rosquillas y viejitas son vendidas a un córdoba, mientras que las empanadas a dos. Sus ingresos totales ascienden a 69 mil córdobas, equivalentes a 3,040 dólares.
           
La utilidad neta de Doña Elisa es de 126 dólares por cada día de rosquillas, mientras que a la semana asciende a 378 y al mes a 1,511 dólares. Su relación costo–beneficio es de 1.99, es decir que, por cada dólar invertido recupera 0.99 centavos de dólar, casi el 100 por ciento. Por supuesto que su utilidad está sujeta a la variación de precios de los productos que emplea. “Hace unos meses compraba el maíz a 850 córdobas el quintal, ahora, al salir la cosecha, lo compro a 320. El precio del queso siempre sube y baja. No dejé de hacer rosquillas por mantener el negocio y no perder a mis clientes”, dice doña Elisa.
           
Doña Elisa tiene un negocio exitoso y no amplía su capacidad de producción, no por ser analfabeta, sino porque se siente satisfecha con sus resultados. El éxito se encuentra en el “saber hacer”, en su experiencia, en la recíproca colaboración voluntaria de los miembros de su familia, en la conciencia de que son parte de una misma realidad; el reconocimiento de objetivos e intereses compartidos que le dan fuerza a su actividad productiva en el entorno familiar. Es otro ejemplo de la economía popular que predomina en nuestro país donde el factor comunitario es vital. “Con estos días de rosquillas me gano la vida, no necesito trabajarle a otro, esto me da para vivir”, dijo sonriente.

Ronald Hill A.
La Colina
Nueva Guinea, RAAS.
Domingo, 02 de octubre de 2011

lunes, 3 de octubre de 2011

CITA CIEGA

Mercy Kirklloyd cumplió cincuenta años sin percatarse del paso del tiempo. Sonrió a la vida sin reparo, celebró sus amores del pasado, brindó por su belleza, por sus amistades y por la gracia bendita que sólo las mujeres caribeñas poseen. Se aferró a sus hijos sin importarle el fracaso del matrimonio, luchó incansable por mantenerlos sin las privaciones que padeció en su juventud. Se levantó como siempre, cantando con alegría en inglés y, antes de entrar a la ducha, le dio play a su CD preferido de dimensión costeña. Bailó para ella, sin nadie que admirara sus movimientos sensuales de cadera, un rito que realizaba cada que vez que su vida florecía al paso de los años. Bailando recorrió la sala hasta llegar a la habitación y, al entrar en el baño, se detuvo ante el espejo y sonrió llena de dicha. “Cincuenta no son nada”, pensó.

Años atrás se había quedado sin empleo y, al ser una mujer sola, debía solventar todas las cargas del hogar, las demandas de sus hijos, estudiantes universitarios, y los cobros agobiantes de los bancos emisores de tarjetas de crédito. Con una tarjeta pagaba los gastos del hogar, con otra la universidad de sus hijos y con la tercera retiraba dinero en efectivo para pagar las anteriores. Con el paso de los meses se encontró hasta el cuello de deudas sin poder solventarlas, con el acoso incesante a través de llamadas telefónicas y tuvo que recurrir a sus amigas caribeñas en busca de ayuda. Le cerraron las puertas a sus intenciones de obtener un préstamo solidario y descubrió que la pomposidad en que vivían era hilvanada con baños de fantasía. “Amigas, my buttocks”, dijo con dolor y desilusión. Recordó sus juegos de niñas en el colegio Moravo de la ciudad embrujada frente a la bahía, las promesas adolescentes de ser amigas para siempre sin importar las circunstancias y se olvidó de ellas refugiándose en la desesperación.

Buscó trabajo en las páginas amarillas de los diarios, pero ninguno de ellos estaba a su altura: meseras, masajistas, armadora de zona franca, repartidora de boletas en semáforos. “No señor, no es para mí”, pensaba. La soledad y el agobio la llevaron a incursionar, la mayor parte de su tiempo, en Internet; abrió su página en Facebook. Encontró viejas amigas que han emigrado hacia otras tierras y amigos del pasado. Una de ellas le recomendó rehacer su vida, buscar un nuevo amor ya que aún mantenía sus encantos, su belleza caribeña. “Me casé con un gringo, estoy bien, tengo mi casa y vivo sin problemas financieros”, le dijo. Ingresa a la página de www.citasciegas.com le recomendó y lo hizo sin vacilar. Abrió su perfil y subió su foto. Definió claramente su interés: “busco hombres solteros entre los 45 y 55 años”, dejó escrito y salió de la Web sin mucha ilusión.

Una semana después volvió a revisar su perfil y descubrió que, de cinco mil mujeres que aplicaban en su misma categoría de búsqueda, ella ocupaba la número cien de la lista debido a las visitas que los “señorones” hacían en su perfil. También encontró su buzón de correo electrónico saturado de mensajes. Le escribían de Albania, Moscú, Italia, Noruega, Alemania, Francia, España, Bangladesh, Afganistán, USA y de Nicaragua. Sorprendida, reía como siempre. La siguiente semana ocupaba el lugar número cincuenta y, al concluir el mes, estaba en el “top ten” de las más codiciadas. Se embriagó de dicha, del deseo que provocaba en otros, de ser apetecida entre miles de su edad. Tres días después era la número uno de la lista y encontró en su buzón de correo la fotografía de uno de los pretendientes más atractivo: un hombre de cuarenta y ocho años, serio, alto y de bigote, de nacionalidad rusa que hablaba perfectamente inglés, español, francés, italiano y solicitaba su número telefónico. Sin dudarlo contestó el correo brindando su número.

Por la tarde recibió una llamada. Por temor a los acosadores no contestó, pero ante la insistencia del teléfono respondió imitando otra voz. El acento del que preguntaba por “Miss Mercy Kirklloyd” no era nica, sonaba al de un chele extranjero. “Sí, soy yo, ¿quién habla?”, preguntó. “Tu admirador ruso, Mijael Kaskorny”, respondió él. Mercy dudó por unos instantes y dijo: “este número es de Nicaragua”. “Sí, vivo en Managua, soy agregado comercial en la embajada de Rusia”, contestó.  “¡Que sorpresa!”, dijo Mercy, mientras Mijael, con decisión de oso polar frente a una presa, la invitó a cenar esa misma noche en un restaurante de primera categoría, ubicado en la carretera de las ilusiones efímeras.

Como niña traviesa, inspirada por imágenes de un príncipe cosaco vestido con traje de kaftán, cubierta sus espaldas por la túnica cherkesska de cartucheras doradas y su cabello rubio por la gorra papakha sosteniéndola del brazo, transcurrió la tarde preparándose para el encuentro que cambiaría su vida: perfumó su piel caoba con pétalos de rosas, alisó su cabello rizado con una peinadora eléctrica, pintó en color nácar las uñas de sus pies, cepilló sus blancos, sanos  y perfectos dientes, se probó los trajes de noche más atractivos y decidió vestir de color negro, el negro de su piel lavada por la mezcla de sangres en el tiempo, el vestido negro con escotes en la espalda que sus amigas envidiaban.

A las siete de la noche acudió al encuentro, dejando a sus hijos con la boca abierta cuando la vieron en el umbral de la puerta lista para abordar su vehículo. “Hey mom, take care, please”, dijo el mayor, mientras el menor reía a carcajadas por su arrojo ante la aventura. Al llegar al restaurante acordado, vio desde el vehículo a Mijael esperándola bajo el toldo pintado de rayas rojas y blancas de la entrada principal. Alto, mucho más que ella, de pasos firmes, voz pausada y ronca, le tendió la mano y la estrechó sin temor, con sutileza la tomó del antebrazo izquierdo dirigiéndola hacia la mesa reservada en una de las esquinas.

Luego de la rutina inicial (dónde vives, qué haces, tienes hijos, ese nombre no es nica, de dónde eres, que ella respondía con cierto recelo), Mijael sonrió a carcajadas al darse cuenta que frente a él tenía a una creole caribeña, la “top del top”, la más codiciada de las citas ciegas y mostró dientes y muelas ausentes en su dentadura, el desastre existente en la bóveda de su boca. Las ilusiones de Mercy se esfumaron, el príncipe cosaco se desvaneció en segundos. Desde esa primer cita, Mercy dijo: “No way, José” y lo evadió cuando insistía permanentemente en sostener una relación con ella.

Revisó su dentadura frente al espejo humedecido por los vapores de la ducha caliente, introdujo su pie izquierdo en la tina de baño comprada con el primer salario que recibió como asistente administrativa de una embajada y llena de dicha cantó  “Let it be”. Recordó a sus amigas de juventud y, sin rencores, las buscó para celebrar con ellas sus dorados cincuenta años.

Ronald Hill A.
La Colina
Nueva Guinea, RAAS.
30 de septiembre de 2011.