martes, 11 de enero de 2011

EL BOOGIE

Estuvo conmigo por tres años. En ese tiempo fue el preferido de mi nieto Erick Jamil, a tal grado que le llamábamos “el boogie” porque siempre que se montaba pedía que le pusiera la canción “ooby dooby” de los Creyentes de Agua Clara y él la interpreta como “boogie boogie”.  Eso sucedía siempre: “abuelito, ponga la canción del boogie boogie” decía. Me refiero al Volkswagen color verde del año 1974.

Mi esmero por el “boogie” fue extremo. Cuando me daba problemas en el motor, siempre en el motor, llamaba a un mecánico de Managua especializado en este tipo de vehículos para que a lo inmediato viajara hasta Nueva Guinea para solucionar los problemas que presentaba porque aquí no tienen experiencias en ese tipo de vehículo. Después que mi hijo Aster lo compró en León le pusimos todo lo necesario para que pudiera circular en perfectas condiciones. Un tiempo después me lo vendió y lo volvimos a pintar, le cambiamos llantas y circulaba con el por todos lados; en las calles desastrosas de Nueva Guinea, en viajes a El Rama, a Juigalpa y Managua. Su motor 1600 lo hacia veloz y rugía como un trueno en carretera ante la admiración de quienes lo miraban pasar. Un clásico, un escarabajo que en muchas ocasiones me ofrecieron hacer cambio por otro y, en otras, comprarlo.

Con el paso del tiempo y debido a las condiciones literalmente “desastrosas” de las calles de Nueva Guinea se fue deteriorando. No es para estas condiciones, es muy bajo y no permitía movilizarme con el fuera del casco urbano. Podía haberlo modificado pero para ello me hubiera costado una fortuna. Estuvo casi seis meses estacionado en perfectas condiciones y no lo manejaba porque la licencia de conducir se me venció hace ya varios meses y en estos días deberé renovarla.

Se fue “el boogie”. Ahora ando en un Suzuki Samurai del año 1992. Este sí me permitirá mayor movilidad, principalmente a las colonias y comarcas de Nueva Guinea porque es de doble tracción y ansioso espero que se vuelva a rehabilitar la carretera a Bluefields para hacer el recorrido en el. En esos viajes a las colonias y comarcas de Nueva Guinea estoy seguro que me reencontrare con el fascinante mundo campesino que motivara nuevas ideas para seguir escribiendo y compartiendo con ustedes.

Ahora es White Bush el que se ha apropiado del Suzuki. Cada vez que viene con su papá o su mamá a la casa lo primero que dice es “runn, runn” volviendo la mirada hacia el para que lo lleve al asiento del conductor y tocar el pito. Erick Jamil ya creció, es un hombrecito serio de cinco años.

Ronald Hill A.
La Colina
Nueva Guinea, RAAS
Martes, 11 de enero de 2011