lunes, 25 de julio de 2011

EL AUGE DE LA PIÑA EN NUEVA GUINEA

Piña de la variedad MD2
El cultivo de Piña (Ananas sativus) ha entrado en una fase de auge y expansión en el municipio de Nueva Guinea como alternativa en generación de ingresos, empleo y oportunidades de negocios de los pequeños productores, frente a la caída de los precios internacionales y la demanda de raíces y tubérculos.

A inicio de la década de 1980 se establecieron cincuenta manzanas de la variedad Cayena Lisa en pequeñas áreas dispersas en las comunidades de Los Pintos, Río Plata y San Antonio. La expectativa de los productores, al igual que hoy, era exportar mediante la constitución de una empresa comercializadora a nivel nacional, pero sus sueños fueron frustrados por la guerra y el bloqueo económico.

Nueva Guinea presenta condiciones agroecológicos (precipitación y temperatura) favorables para el cultivo de la piña. A inicios del decenio de 1990 varios organismos no gubernamentales apoyaron con el cultivo de piña para construir terrazas en obras de conservación de suelos. Durante el año 2003, el organismo Pueblos en Acción Comunitaria (PAC) introdujo la variedad MD2 en un área cultivada de cinco manzanas y, a través de un proyecto impulsado por el Instituto de Desarrollo Rural (IDR), ampliaron pequeñas áreas en las comunidades de La Ceiba, La Fonseca y Río Plata. Por carencia de mercado y dificultades para exportar abandonaron la actividad.

En la actualidad existen veintiséis productores que, en conjunto, poseen un área cultivada de 24 manzanas distribuidas en pequeños lotes que varían de 0.1 hasta 4 manzanas. La piña cultivada es de la variedad MD2, ya que tiene mayor aceptación en el mercado debido al mayor grado Brix (contenido de sacarosa) que posee y, sobre todo, por el color amarillo de la pulpa que atrae al consumidor que la llama “piña dorada”.

Esta variedad de piña resulta más susceptible a enfermedades fungosas que la Hawaiana, pero su precio y demanda en el mercado justifica su cultivo, requiriendo mayor atención fitosanitaria. El éxito del cultivo depende de la realización eficaz de todas sus labores, partiendo desde la preparación del terreno y siembra, la selección de la semilla y su tratamiento, los cuidados post siembra, la inducción de la floración, labores de fertilización y la cosecha oportuna.

Siembra de hijos de piña
El costo promedio para el establecimiento de una manzana de piña, bajo tecnología tecnificada, es de 8,890 dólares incluyendo la preparación del suelo, insumos, mano de obra en el manejo del cultivo, cosecha, transporte y gastos administrativos. En cosecha se logra obtener un promedio de 33 mil frutas equivalentes al 95% de las plantas sembradas (35 mil) con un precio promedio de venta de diez córdobas que junto a los ingresos por venta de hijos (en promedio 6 por planta y a dos córdobas cada uno) generan un ingreso total de unos 34 mil dólares lo que implica una utilidad neta de 25,110 dólares. Se obtiene una relación de costo – beneficio de 3.5 que difícilmente se logra en otros cultivos al año.

Fernando Alvarado muestra una piña lista para la venta.
La actividad de estos “nuevos piñeros” del trópico húmedo se desarrolla por esfuerzo propio. Uno de sus principales logros ha sido derribar la barrera del trabajo individual y aislado, conformándose en un grupo que pretende ganarse un espacio en el mercado nacional e internacional. “Hemos logrado colocar nuestro producto en el mercado nacional por la exquisitez de esta piña, todo mundo la consume. Abastecemos el mercado de mayoreo y desde allí se distribuye a nivel nacional”, dijo uno de los productores entrevistados. El precio promedio de cada piña grande (7 a 8 libras) es de dieciocho córdobas y en los supermercados de Managua se oferta a un precio que varía entre los treinta y cuarenta.

Los productores están concientes de que, para exportar, deben ampliar áreas de cultivo y lograr maduración de frutos de manera escalonada, manteniendo así una oferta estable a lo largo de año. A través de TECNOSERVE han recibido asistencia técnica, capacitación, facilidades para realizar intercambios de experiencias con productores de Costa Rica y apoyo en gestión empresarial.

Los retos que deben enfrentar son varios, además de lograr una oferta exportable a lo largo del año. Las Buenas Practicas Agrícolas son fundamentales para evitar daños en el medio ambiente, principalmente la erosión de los suelos por escurrimiento en estas condiciones de alta precipitación. En su perspectiva, descartan la implementación de áreas extensas de cultivo y apuestan por pequeñas áreas manejadas con un paquete tecnológico amigable con el entorno. La experiencia en otros países ha de servirles como espejo para evitar conflictos ambientales a futuro.

De igual manera, estos “piñeros del trópico húmedo” demandan atención por parte de instituciones del Estado tales como INTA, IDR y MAG-FOR. El gobierno local debería de implementar medidas que incentiven esta actividad generadora de empleo e ingresos en el municipio de Nueva Guinea. A futuro, además de vender la fruta en el mercado local, nacional e internacional, podrían desarrollar productos propios de la pequeña industria tales como pulpa envasada y mermelada. Oportunidades son muchas, apoyo y atención es lo que requieren para materializar sus planes.

Ronald Hill A.
La Colina
Nueva Guinea, RAAS.
hillron@hotmail.com
Sábado, 23 de julio de 2011