Hay pensamientos y recuerdos que se
manifiestan,
con un intenso dolor como herida que se
calma en la piel
hasta que regresan con el tiempo, casi
siempre.
El cielo azul y las aguas calmas de
la bahía,
su cruce es el único camino de regreso a
casa:
cada lugar donde he amado me ha obligado a
irme.
Después está la memoria, aún,
que llena de delfines el trayecto, suspiro
brisa marina húmeda, el laurel florecido,
espuma en la orilla.
¿Cómo se llama el aroma de madre y el tono
palpitante del atardecer al llegar?
Bluff, de ti me he alejado de las raíces
ahora agonizantes,
de todo lo que llamamos parientes.
Déjame recordar lo que había dejado en el
poco tiempo que queda:
tu playa y lagunas, tu andén florecido, tus
atardeceres,
tu gente y amigos, tu resguardo y noches de calma.
¿Alguno de nosotros volverá a ser lo que
una vez fuimos?
¿Para cuándo?
Dime y allí estaré.
15 de abril de 2024.
Foto propia.
Felicito tu trabajo. Mucha nostalgia y realidad pero conlleva ansiedad por ver un futuro mejor.
ResponderEliminarMuchas gracias por las felicitaciones. Todos añoramos ese futuro. Abrazos,
EliminarNostalgico
ResponderEliminarLa nostalgia nos embarca en un viaje al pasado, evocando recuerdos de tiempos felices. Nos conecta con nuestra identidad y nos recuerda quienes somos. Gracias por su comentario, Abrazos.
EliminarRonald Hill, muchas felicidades por lo que hasta la fecha has escrito de tu futuro y maravilloso libro con una prosa, fresca, nostálgica y narrativa inteligente. Abrazos. Julio César Jiménez Zamora
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu valoración. Abrazos.
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