El sector empresarial vinculado a la ganadería ha creado una alharaca con la que arroja las culpas de la escasez de ganado para matanza industrial al contrabando y a la exportación de ganado en pie. Con ello se sacuden las culpas que han creado y que por décadas afectan a los pequeños y medianos productores del país.
Dicen, tratando de asegurarse el
futuro con las posibles medidas que el gobierno ha de tomar por sus gritos, que
el país pierde porque se evaden impuestos, se pierden empleos y, por lo tanto,
se afecta la economía nacional. Recurren al grito porque saben que “el que más
grita traga más pinol”.
La escasez de ganado en Nicaragua
es cíclica, es estacional, es así por el sistema de producción extensivo que se
practica en el 95 por ciento de las fincas existentes, en las fincas de los
pequeños y medianos productores, en las de los “bota de hule”, de los
“finqueros” ubicados en zonas lejanas e históricamente sin acceso a fuentes de
financiamiento a largo plazo que contribuyan a romper la lógica del sistema de
producción imperante. La producción ganadera es
estacional porque depende de las condiciones climatológicas, es decir, de los
periodos secos y lluviosos.
Durante la época seca los niveles de producción se reducen drásticamente por la
escasez de pastos y, debido a ello, la mayoría de ganaderos practica la
trashumancia del ganado, trasladándolo desde las zonas secas del país hacia las
zonas húmedas en busca del verdor de los pastos. Las zonas secas quedan
despobladas de ganado y los ganaderos que no tienen finca en la zona húmeda
deben de buscar cómo resolver el problema
de subalimentación del hato, venderlo o armarse de hasta piedras para
aprovechar el cuero de los animales que se les mueren. Los que logran ordeñar
sus vacas son premiados con el incremento del precio de la leche, no por la
calidad, muchos menos por elevar sus rendimientos (litros por vaca), sino por
la escasez de la misma.
En las zonas húmedas se da una
sobrepoblación de ganado que provoca la caída del precio de la leche y sus
derivados, convirtiéndose en el escenario de la lucha entre compradores de
ganado en pie, muchos de ellos intermediarios, llamados “programadores de
ganado” de los mataderos. En esa lucha, cuando existe la posibilidad de vender
ganado para ser exportado en pie, miles de pequeños ganaderos obtienen
beneficios porque se le paga un mejor precio por el kilo de carne en comparación con lo que paga el matadero. La
red social ganadera se activa, los compadres y amigos confían entre ellos, la
correspondencia a caballo funciona, los compradores de dos y tres animales
mueven ese negocio que, al final, termina en inmensos corrales para ser
exportados en barcos hacia Venezuela.
Después que inicia el periodo
lluvioso, el ganado de ordeño se traslada a sus zonas de origen y, por el llamado “golpe de leche”, las plantas
reducen drásticamente el precio por litro que les pagan a los productores. Los novillos continúan en la zona húmeda y se
da la sobreabundancia de animales machos lo que provoca, sin la competencia de
los exportadores de ganado en pie, una caída en el precio;
así los mataderos aumentan el aprovechamiento de su capacidad instalada, es
decir la matanza diaria y, por ende, sus beneficios.
El cuento del contrabando ni
ellos mismos se lo creen. Nicaragua es el país más seguro de la región centroamericana,
pero tal parece que para estos señores dicha seguridad debe usarse según sus
intereses. Ahora resulta que los puntos
ciegos son los causantes del desastre que ellos mismos han causado en el sector
ganadero. Ahora dejan en entredicho el trabajo que la Policía Nacional y el
Ejército de Nicaragua realizan en el campo, en las comunidades rurales y en la
montaña, con el fin de evitar que se siga exportando ganado en pie, exportación
que beneficia a los pequeños y medianos productores, a las comunidades, a los
arrieros y a los “bota de hule” porque se les paga mejor precio.
La competencia es vital para que
el sistema de producción ganadero se desarrolle, pero mientras los factores
claves para lograrlo (tecnología, financiamiento, acopio, transformación,
comercialización) continúen en manos de empresarios que actúan sin riesgos, con
lógica oportunista frente a los problemas, demandándole al gobierno medidas que
incrementen sus beneficios como listado en una carta al niño Dios, la ganadería
en el país seguirá siempre a la deriva.
Ronald Hill A.
26 de junio de 2015
Lo que todos los artículos, blogs, programas de radio y TV, revistas online etc. no tocan, no problematicen, no cuestionan es el concepto como tal: ¿vale la pena continuar esa actividad tan "importante" si es entre las fuerzas destructoras del futuro una muy pronunciada y NO RENTABLE a la vez, si tendría que pagar los costos de su forma de ser.
ResponderEliminar