lunes, 5 de marzo de 2018

NUEVA GUINEA: FLUJO DE ESPERANZA




Nueva Guinea,

abundancia de árboles, ríos y praderas,

suficiente para sustentar una familia,

como lo probaron los fundadores

y miles que anhelaban un pedazo de tierra.

 

Un lugar donde los Ulwas y los huleros

confiaron en la madera y el agua,

en un juego salvaje y floreciente,

marcado por huellas, cascos, pezuñas y alas.

 

Pradera donde la hierba crece

más alta que un hombre,

nutrida por el calor, el frío, la lluvia y la sequía,

sostenida por raíces de hondura inimaginable.

 

Hoy, vidas y raíces se han alterado;

asentamientos, concentración de tierras,

monocultivo y ganadería nos empujan

hacia el sureste, camino al litoral.

 

El prado del Caribe central fue arado,

sus suelos han dado abundancia,

han nacido colonias, parcelas y fincas

que sostienen miles de familias.

 

Aquí, en los senderos de las fincas,

se tocan historias de vida,

semillas que respiran azul y verde,

que escuchan la música del insecto, la hoja, el pájaro,

el eco del puente sobre el arroyo que fluye y nos une.

 

Nos conecta con el pasado,

donde meditamos inmersos en el flujo de la esperanza,

en la adversidad, la alegría y la tristeza de esta tierra,

donde tantos deambularon y quedaron hechizados al pasar.


5 de marzo
58 aniversario  
Foto propia.



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