miércoles, 11 de febrero de 2015

CHINITA CARIBEÑA



Creciste escuchando voces orientales,
fusionándose con el hablar del mestizo
y el grito del creole a tu alrededor.
Flauta y pipa callaron,
el bombo y el tambor sonaron.
Palo de Mayo, cumbia y reggae bailaste,
ritmos que por tus venas fluyen,
Chinita caribeña,
impulsando los latidos de tu inquieto corazón.

La bata pegadita, socadita
que usabas de chiquita,
te hacia caminar dando pasitos cortos
sobre una nube de sueños mágicos,
importada en toneles clandestinos.

El pan bond, el alo con flijol,
el aroma a coco y lo salobre del mar
llenaron tu alma de ilusión.
La sonrisa en tu carita, chinita caribeña,
será siempre parte de mi visión.

Tus ojitos, chinita caribeña,
reflejan los destellos de la luna
reinando en la bahía,
desapareciendo al verlos la soledad
de mi vagabundo corazón.

Tu piel, chinita caribeña,
cual arena blanca de los cayos expuesta al sol
embellece el territorio multiétnico
que amas desde muy pequeña.

Tus jeans y camisetas
revelan la figura de diosa,
asentada para siempre en el caribe
con magia y alegría de pólvora.
Chinita caribeña, orgullo de mi región.




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