Dos hombres están de pie sobre
una balsa flotante, hecha de barriles unidos por palets de madera, que está amarrada a un muelle. El de la izquierda es White Bush y el de la derecha Gustavo
Cadenas. Los dos usan pantalones flojos, anchos de piernas y de paletones.
Cadenas usa la camisa por dentro con sus mangas enrolladas mientras que White
Bush la lleva suelta.
Detrás de ellos está el barco llamado
Vaisson del cual son marineros. White Bush se sostiene del grueso mecate que
amarra la popa del barco al muelle mientras que Gustavo tiene en su mano
izquierda una cámara fotográfica. Del barco se nota la barandilla de popa, una
escalera que lleva a la cubierta y tres grandes ventiladores. El nivel de
flotación está alto lo que indica que el barco no está cargado.
A la izquierda, más allá del
Vaisson, aparece una plataforma con una estructura de lo que parece ser una grúa. Frente a ellos, la grama de playa está crecida en el muelle donde se notan palets de madera
y barriles. Al fondo, más allá de los barriles, se observan borrosos varios mástiles.
¿Por qué están en la
balsa? Tal vez acababan de terminar alguna tarea como pintar o piquetear el
casco del barco. Quizás bajaron al muelle para visitar el puerto y le pidieron a alguien
que les tomara la foto en esa posición para que saliera el barco en segundo
plano.
¿En qué muelle fue tomada la foto? Parece
el muelle de El Bluff pero en el puerto nunca existió una grúa de carga como la
que aparece en la foto, por lo que es más seguro que fue tomada en otro
lugar, en otro país.
Basta ya de especulaciones porque allí están ellos, White Bush y
Gustavo Cadenas, cuando eran jóvenes, cuando eran marinos del Vaisson y ambos
casados con dos hermanas, White Bush con Ofelia, mi mamá, y Gustavo Cadenas con
Magdalena, mi tía.
En el reverso hay una
dedicatoria escrita en posición vertical:
“Para
Ofelia.
Tuyo hasta
la muerte.
Besos
de su
esposo
White”.
16/5/55.
Y cumplió. Cumplió su promesa porque la siguió amando aún después de la muerte. Cada día, cada semana, cada
mes y cada año del aniversario de su muerte, la lloraba como un niño
desesperado. “Mi vieja, mi vieja, cuanta falta me haces, mi amor, llévame, llévame que quiero estar con vos”, decía con lágrimas corriendo por sus mejillas como las
que corren en este instante por las mías…
Linda promesa. Buena historia de una foto. Una foto dice mas que mil palabras. Y la dedicatoria no puede ser mas elocuente. Hoy tus lagrimas no son de dolor; son de amor de un hijo que sigue honrando a padre y madre. Saludes Ronal.
ResponderEliminarSaludos estimado Angel Emilio. Gracias por tu comentario. Abrazos.
EliminarSaludos amigo mío, son días para recordar y ser felices... Que en paz descansen tus viejos... Que vivieron felices hasta su partida y de eso hay que estar alegres y aprender.
ResponderEliminarSaludos amigo mío, son días para recordar y ser felices... Que en paz descansen tus viejos... Que vivieron felices hasta su partida y de eso hay que estar alegres y aprender.
ResponderEliminarGracias por el comentario. Saludos.
EliminarGracias Ronald Hill por compartir tan bella experiencia, impresionante. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Alfonso Antonio Navarrete Centeno. Abrazos.
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