Este domingo, 7 de Marzo de 2010, nuevamente las ciudadanas y ciudadanos de la las dos Regiones Autónomas de la Costa Caribe de Nicaragua, tendrán otro oportunidad que se repite cada cuatro años, de elegir a sus autoridades en el ámbito regional, en el marco de la autonomía que establece y garantiza la Constitución Política de la Republica y la Ley 28, que es el estatuto de la Autonomía de las Regiones Autónomas de la Costa Atlántica. Se elegirán a 45 miembros de cada Consejo Regional, del Sur y del Norte. Esos consejos, posteriormente escogerán de entre ellos a una junta directiva de siete miembros (un presidente, dos vicepresidentes, dos secretarios y dos vocales), así como al Coordinador Regional, que es la persona que representa oficialmente a la región y ejerce de manera práctica y legal las funciones del gobernador regional
En las elecciones del Caribe, al igual que en las elecciones generales del país, hay mucho en juego. No se trata solamente de analizarlas desde la perspectiva de que partido político obtendrá la mayoría de los votos o de las formulas electorales que se dan en base a alianzas. Se trata de valorar el significado de estas para el desarrollo de esa inmensa zona que representa más del cincuenta por ciento del territorio nacional y que posee el mayor potencial de desarrollo, en relación al resto del país, por la grandeza de los recursos naturales que la naturaleza le ha brindado. Pero claro esta que es a los ciudadanos de las regiones autónomas a los que les compete realizar dichas valoraciones y es allí donde surge la pregunta ¿Qué es lo que las fuerzas políticas nacionales ofrecen a los ciudadanos del Caribe una vez que asuman posesión en los consejos regionales? ¿Cuál es su oferta programática que puede contribuir a resolver los grandes problemas del Caribe y de su población? ¿Son realmente capaces de cumplirlas considerando que los políticos del caribe son manejados como títeres desde Managua y anteponen los intereses partidarios a los de la nación y las regiones autónomas? La realidad nos indica que se trata siempre de lo mismo.
El grado de abstencionismo en las elecciones regionales es de aproximadamente el sesenta por ciento. Esto nos indica que, para la mayoría de la población apta para ejercer su derecho al voto, no tienen la importancia que en realidad deberían de tener para conformar los gobiernos autonómicos. Este hecho muestra el grado de desencanto, la apatía e indiferencia de los costeños con el proceso mismo. ¿Será que la autonomía no satisface las aspiraciones, sueños y esperanzas de los diferentes grupos étnicos que conforman ese territorio? ¿Que aspectos del proceso autonómico influyen para que los costeños desestimen las elecciones regionales?
Desde mi perspectiva no influye la contaminación partidaria del Consejo Supremo Electoral ni mucho menos la nula participación de observadores electorales. Estos aspectos no influyen en la apatía de los electores ni en su opción electoral. Los resultados alcanzados en la mejoría del bienestar material, social, cultural y espiritual de los ciudadanos costeños después de más de veintidós años de vivir en autonomía son los elementos a tomar en cuenta a la hora de valorar las elecciones regionales. Los bajos índices de inversión en salud, educación, acceso al agua potable, el bajo nivel de desarrollo económico regional, el alto índice de desempleo, la carencia de infraestructura vial, el deterioro medio ambiental, etcétera son los factores negativos que inciden en los ciudadanos para valorar su participación como electores en el proceso electoral. Además no se puede dejar de un lado el comportamiento que los ciudadanos electos, una vez que conforman gobierno, asumen en relación a su deber. Hemos visto hasta la saciedad los innumerables actos de corrupción que prevalecen en los consejos regionales, los conflictos partidarios que paralizan la labor de estos, el desastroso nivel de coordinación entre los gobiernos regionales con el gobierno central, independientemente que partido político gobierna en el país, y la carencia de sensibilidad de estos con la miseria de su pueblo. Hasta hoy vemos que se están cumpliendo procesos establecidos en la ley pero que los mismos no están dando los resultados para los cuales fueron diseñados producto del actuar de malos hijos del caribe, los partidos políticos y las instituciones del Estado.
Ronald Hill Álvarez
hillron@hotmail.com
La Colina.
Nueva Guinea, RAAS
Nicaragua
En las elecciones del Caribe, al igual que en las elecciones generales del país, hay mucho en juego. No se trata solamente de analizarlas desde la perspectiva de que partido político obtendrá la mayoría de los votos o de las formulas electorales que se dan en base a alianzas. Se trata de valorar el significado de estas para el desarrollo de esa inmensa zona que representa más del cincuenta por ciento del territorio nacional y que posee el mayor potencial de desarrollo, en relación al resto del país, por la grandeza de los recursos naturales que la naturaleza le ha brindado. Pero claro esta que es a los ciudadanos de las regiones autónomas a los que les compete realizar dichas valoraciones y es allí donde surge la pregunta ¿Qué es lo que las fuerzas políticas nacionales ofrecen a los ciudadanos del Caribe una vez que asuman posesión en los consejos regionales? ¿Cuál es su oferta programática que puede contribuir a resolver los grandes problemas del Caribe y de su población? ¿Son realmente capaces de cumplirlas considerando que los políticos del caribe son manejados como títeres desde Managua y anteponen los intereses partidarios a los de la nación y las regiones autónomas? La realidad nos indica que se trata siempre de lo mismo.
El grado de abstencionismo en las elecciones regionales es de aproximadamente el sesenta por ciento. Esto nos indica que, para la mayoría de la población apta para ejercer su derecho al voto, no tienen la importancia que en realidad deberían de tener para conformar los gobiernos autonómicos. Este hecho muestra el grado de desencanto, la apatía e indiferencia de los costeños con el proceso mismo. ¿Será que la autonomía no satisface las aspiraciones, sueños y esperanzas de los diferentes grupos étnicos que conforman ese territorio? ¿Que aspectos del proceso autonómico influyen para que los costeños desestimen las elecciones regionales?
Desde mi perspectiva no influye la contaminación partidaria del Consejo Supremo Electoral ni mucho menos la nula participación de observadores electorales. Estos aspectos no influyen en la apatía de los electores ni en su opción electoral. Los resultados alcanzados en la mejoría del bienestar material, social, cultural y espiritual de los ciudadanos costeños después de más de veintidós años de vivir en autonomía son los elementos a tomar en cuenta a la hora de valorar las elecciones regionales. Los bajos índices de inversión en salud, educación, acceso al agua potable, el bajo nivel de desarrollo económico regional, el alto índice de desempleo, la carencia de infraestructura vial, el deterioro medio ambiental, etcétera son los factores negativos que inciden en los ciudadanos para valorar su participación como electores en el proceso electoral. Además no se puede dejar de un lado el comportamiento que los ciudadanos electos, una vez que conforman gobierno, asumen en relación a su deber. Hemos visto hasta la saciedad los innumerables actos de corrupción que prevalecen en los consejos regionales, los conflictos partidarios que paralizan la labor de estos, el desastroso nivel de coordinación entre los gobiernos regionales con el gobierno central, independientemente que partido político gobierna en el país, y la carencia de sensibilidad de estos con la miseria de su pueblo. Hasta hoy vemos que se están cumpliendo procesos establecidos en la ley pero que los mismos no están dando los resultados para los cuales fueron diseñados producto del actuar de malos hijos del caribe, los partidos políticos y las instituciones del Estado.
Ronald Hill Álvarez
hillron@hotmail.com
La Colina.
Nueva Guinea, RAAS
Nicaragua