Tu cuerpo no es mío,
no es mi trampolín.
Tu cuerpo no es mi examen,
ni un ansiado juego
para mostrar un trofeo.
No es un escenario para actuar.
Soy ciudadano prisionero de tu piel
que explota de brillo
como grafiti al lado del tuyo.
Soy liquen que viven en armonía contigo.