domingo, 1 de diciembre de 2013

EL MERCADO CAMPESINO DE EL RAMA

Enfrentaban el mismo problema que afecta a la mayor parte de productores y productoras del país: la comercialización de sus productos. Con apoyo del Instituto para el Desarrollo y la Democracia (IPADE Nicaragua), unos 100 productores y productoras  de unas 13 comunidades trabajaron en la diversificación agrícola de su fincas con productos no tradicionales y siempre se preguntaban lo mismo: ¿Dónde vamos a vender nuestros productos?  Luego de darle vuelta y vuelta al asunto surgió la idea de vender directo al consumidor  a precios por debajo de los precios del mercado tradicional. De allí surgió el Mercado Campesino de El Rama.

“Al inicio éramos unas siete familias provenientes de las comunidades María Cristina, Las Iguanas, El Castillo, Julio Buitrago, San Antonio, La Virgen, La Sardina, El Pavón y Río Rama. Ahora, luego de 10 años —en el mes de Julio estuvieron de aniversario—somos más de 80 y de ellos 50 son mujeres”, dijo Juan Antonio Jarquín, vice-presidente y fundador de la Cooperativa COMPOR R.L. que promueve la comercialización de sus productos en el mercado campesino.

Todos los sábados llenan una cuadra del centro de ciudad Rama con sus productos. Allí, en la calle, instalan sus toldos para ofertar sus productos y, en un área de las bodegas de la alcaldía, funcionan los comedores que agasajan a los visitantes con la comida campesina.

El hermanamiento entre ciudad Rama y la ciudad holandesa de Maastricht les ha apoyado al igual que la municipalidad y otras organizaciones locales.
De la venta que realizan, el 7% lo destinan a un fondo común del Mercado Campesino y con eso pagan a las personas que arman y desarman los toldos (“los tolderos”) y la limpieza de la calle y el predio de la bodega.

Por el éxito logrado, han facilitado la promoción de otros procesos constitutivos de mercados campesinos a través de intercambios de experiencias con Bluefields, Nueva Guinea, Kukra Hill, Juigalpa y San Pedro de Lóvago.

Con las fotos que te comparto podes ver, oír las voces, palpar  y hasta respirar el aroma que se desprende del mercado campesino de El Rama.