En Nueva
Guinea, al amanecer lluvioso,
las luces
parpadean, un cuadro silencioso.
El café de
palo, compartido con el guarda amigo,
historias
de lluvia, tejidas como abrigo.
En casas aún
durmiendo, sin notar la canción,
la lluvia
danza en techos, su dulce bendición.
Enamorados
bajo el zinc, susurros en la piel,
goteo de
amor intenso, secreto del amanecer.
Una mujer
en su finca, fogón que despierta,
café y
desayuno, su labor que alerta.
Pescadores
en el mar, en busca de su pan,
bajo un
cielo gris, trazan su propio plan.
Dichosos
con la lluvia, un tesoro en el corazón,
mientras en
otros lugares, el fuego quema sin razón.
Camiones
lecheros avanzan, luces que se desvanecen,
La charla
con el guarda cesa, en el sendero se mece.
Aquí en
Nueva Guinea, la lluvia cuenta su relato,
un poema de
vida y sensible retrato.
Con las
palabras se crearon este rincón,
donde la
lluvia y el alma encuentran su canción.
22 de
agosto de 2023