¿Y mi niña?, ¡mi niña!, fueron las expresiones que recordaron de Lucrecia
en la sala de maternidad y se dieron cuenta que no estaba del todo loca. Es
normal que una mujer, después del parto, desee tener a su bebé en brazos, acurrucarlo,
amamantarlo, bañarlo, vestirlo y vivir ese intercambio químico - biológico que
los une para siempre. Lucrecia lloraba sentada en la camilla, un llanto desgarrador
cuando despertó y no encontró a la niña. Es el cuarto bebé que le quitan porque
padece de trastornos psicológicos, la consideran loca. Su dolor se ha
incrementado desde la primera vez, nunca antes ha llorado tanto ni ha dado
declaraciones a los medios de comunicación. “Cuando desperté ya no estaba”, “no
debí quedarme dormida”, dijo a los periodistas. Las autoridades de salud
avalaron que funcionaros de MIFAMILIA irrumpieran en la sala de maternidad y se
la quitaran. Lucrecia sigue llorando por su niña pero dicen que está loca. ¿Por
qué no la esterilizaron después del primer parto? La locura invade muchas
mentes, todos tenemos momentos de locura, la creatividad más resplandeciente casi
siempre proviene de ellos. La loca llora por su niña, los médicos son culpables
de negligencias pero en muchos casos no reciben castigo, practican el poder y dominio sobre los seres humanos.
17/10/2012