viernes, 23 de septiembre de 2011

AQUÍ NO ME DEJARON HABLAR, PERO ME INVITAN A HACERLO EN EL PARLAMENTO EUROPEO

Las festividades del 14 y 15 de septiembre llenaron de alegría a Nueva Guinea. El día 14 desfilaron los diferentes colegios del casco urbano con sus bandas musicales, gimnasia rítmica, estandartes de los colegios, mantas alusivas a las festividades, alumnos y alumnas mostrando orgullosos cintas de excelencia académica. Fueron la atracción de miles pobladores que llenaron la calle principal de la ciudad para observarlos, tomar fotografías y salir de la rutina diaria. Luego del desfile se congregaron en el estadio municipal donde se realizó un acto, como en el resto del país, para conmemorar la batalla de San Jacinto. El día 15 se reunieron todos los colegios en el mismo estadio, se dio lectura al Acta de Independencia de Centroamérica proclamada hace 190 años y, posteriormente, lo que el pueblo ansioso esperaba llenando el estadio, los colegios hicieron presentaciones por diez minutos de sus destrezas con la gimnasia rítmica y banda musical.
           
Pero algo me llamó la atención. La bandera del partido de gobierno, la roja y negra, no ondeaba al lado de la azul y blanco de Nicaragua. “Ve hombre, qué bonito se mira el estadio, lleno de los colores que nos cobijan a todos sin exclusión”, pensé y se lo comenté a uno de los funcionarios del poder ciudadano que, sentado bajo una carpa escapando del intenso sol, asistía como invitado especial. “Es la orientación recibida”, respondió. “Y muy atinada”, respondí.

El acto del 14 fue cortito, rapidito terminó, como quien dice “mañana es el gran día”. Y lo fue, porque el acto del 15 duró desde las nueve de la mañana hasta las dos de la tarde. Fue un acto alegre, estadio repleto de gente, con las barras divididas, la del colegio Salinas Pinell a la izquierda y la del Instituto Rubén Darío por la derecha, como siempre ocurre.
           
También me di cuenta que el alcalde de Nueva Guinea no participó en estos actos. Independientemente de que sea liberal del PLC, es el primer ciudadano del municipio, electo por la voluntad de los ciudadanos con el 63 por ciento de los votos y debió presidir estas fiestas, hablar en los actos, decir sus palabras. Tampoco participaron los otros miembros del Consejo Municipal. El MINED y el poder ciudadano, el FSLN, organizaron y dirigieron las actividades de esos dos días.

Si el alcalde hubiera participado, hablando o leyendo el acta de la independencia, los colores de nuestra bandera, el azul y el blanco, hubieran brillado con mayor intensidad porque los símbolos se concretizan, se hacen realidad cuando somos capaces de superar la ceguera partidista que nos nubla ante eventos que deberían unirnos a todos sin excepciones. Es urgente que esta situación se supere porque, de lo contrario, los ciudadanos comunes y corrientes seguiremos sufriendo las consecuencias del recelo, la carencia del trabajo conjunto y coordinación entre gobierno local y las instituciones del Estado, la intolerancia partidista que se da entre ellos y que frenan el desarrollo económico y social.

Un día de estos escuché al alcalde, Denis Obando, por la radio: “Aquí no me dejaron hablar en las fiestas patrias, pero me invitan a hacerlo en el Parlamento Europeo”, dijo. Va para allá, ojalá que su mensaje sea en beneficio del municipio.

Ronald Hill A.
La Colina
Nueva Guinea, RAAS
Jueves, 22 de septiembre de 2011