No lo miraba claramente, sólo un pequeño bulto a su lado. A medida que me acercaba lo descubrí. Cargaba a su niño en los brazos mientras conducía la carreta jalada por un caballo. Me detuve y le tomé la foto de frente. Va dormido, le dije. Sí, respondió, pero no le quito el ojo. Va seguro, pues.