Estaba a la hora indicada en el sitio acordado, mirando todos los rostros en busca de alguno familiar. Sin dudarlo, pregunté a la bar tender si sabía de la reunión de blogueros y, extrañada, dijo que no. Me acomodé en la barra y pedí un cerveza, “es temprano aún”, pensé.
El viaje de ida, en esos doscientos ochenta kilómetros hasta Managua, fue placentero. Mi hijo Ronald me acompañaba y, a pesar del torrencial aguacero que amaneció inundando calles y carretera como tratando de evitarlo, la emoción del encuentro invadía mi estado de ánimo.
Luego de dos tragos observé a un joven solitario en una mesa que esquivaba mi mirada. Sin dudarlo me acerqué a su mesa y dijo: “Ronald, hillron, Sueños del Caribe”, “sí, el mismo”, respondí, trasladándome con la cerveza a su mesa. Era Néstor Arce. “Te invito a una”, le dije y se rompió el hielo en ese tipo de encuentros donde te conoces solamente a través del mundo virtual.
Minutos después fueron apareciendo los participantes del Festival de Blogs de Nicaragua que unió a más de ciento diez blogueros mediante el tema de migración. Sonrisas, abrazos y besos llenaron el local. Todos eran conocidos entre ellos, jóvenes entusiastas, la mayoría estudiantes de comunicación o profesionales vinculados a los medios digitales. El grupo creció y nos trasladamos a la parte posterior del local, bajo el cielo opaco de Managua. “¿Qué hago entre este grupo de jóvenes?”, me preguntaba, dudando, cuestionándome, escuchándolos, observándolos; la mayoría, con su teléfono móvil en mano, escribían, “tuiteaban”, reían y bromeaban. De pronto, Carlos se acercó, tomó una silla y entablamos conversación. Entre pláticas, sobresalía ella, su voz, su acento, su ronca voz, su sonrisa, su mirada esquiva. “Es ella, no hay dudas”, pensé y en un descuido me trasladé a su lado. “¿Sos vos?”, pregunté. “Sí, soy yo”, respondió, pero sus atributos de comunicadora social y políglota desparecieron, se esfumaron; recordé lo que le dijo el tío Ramón a Isabel Allende: “no temas, siempre piensa que otros tienen más miedo”.
Por insistencia de Néstor nos trasladamos al bar de sus amigos: la Lomita. Al llegar, se unieron otros participantes creciendo el grupo hasta unos dieciséis. En un rincón nos acomodamos, ella ocupaba un sillón como una diosa con las piernas cruzadas, dominando el espacio, la conversación y mi mirada. La gentileza de Natalia, al tratarme como caribeño, en instantes cautivó mi atención y comenzó la parte filosófica que buscaba, prolongándose con Carlos.
¿Cuáles fueron los logros?, ¿cuáles son los resultados?, ¿y ahora, qué sigue?, ¿cuál es la perspectiva?, ¿hacia dónde seguiremos juntos? Eran preguntas que me inquietaban; al hacerlas, la atención focalizada en la diosa dominante desapareció. Aquí algunas de las respuestas que recuerdo y otras reflexiones propias:
- Sin duda, el propio evento fue un logro, a pesar de ciertos problemas iniciales de coordinación con Globalvoices.
- Se inscribieron más de 110 blogueros. Muchos no comprendieron que debían hacerlo enviando un correo electrónico a la dirección indicada. Muchos post no fueron incluidos. A pesar de ello, la participación fue alta. Como dice Natalia, de ocho nos convertimos en más de cien.
- Los medios tradicionales, La Prensa y el Nuevo Diario, abrieron la puerta y varios blogs fueron publicados. Confidencial, en la versión electrónica, también lo hizo al igual que Conexiones. En el futuro se tendría que buscar la forma en que otros medios también se sumen.
- Ha quedado abierto a los blogueros y twiteros la opción de continuar usando la pagina de Facebook y el hashtag #BlogsNI en sus publicaciones, identificándose como blogueros Nicaragüenses, sin importar su residencia en el país o en el extranjero.
- Tenemos resultados que deben ser capitalizados. Podemos seguir haciendo muchas cosas, no hay duda. Todo es cuestión de ganas. Cualquier organización, nacional o extranjera, que pretenda hacer incidencia en políticas públicas perfectamente puede financiarnos un proyecto. Sí, un proyecto. Uno que incluya la propia incidencia en el tema definido, recursos para capacitar a los mismos blogueros con el fin de mejorar y otras actividades que en este primer festival han sido limitantes: gastos operativos, movilización y visibilidad.
- Para ello es preciso mantener un espirítu espontáneo, relajado, abierto, descentralizado, con un equipo organizador de apoyo que busque siempre el acercamiento y reconocimiento de la comunidad bloguera para que ésta continúe creciendo. La responsabilidad de organizar un encuentro presencial y algún taller puede ser asumido por una organización amiga que garantice el buen manejo de los gastos operativos y la cohesión en el marco de los objetivos. En años anteriores se realizaron encuentros de blogs, que podrían ser retomados para el próximo año e incluir a la comunidad bloguera en la definición de los temas a abordar, oportunidades de capacitación, etcétera.
- Debemos sistematizar la experiencia. Hay algunos intentos individuales que han sido publicados por blogueras en sus post como Mildred y Natalia. Hay que ir más allá, es necesario un encuentro presencial para ello. Un grupo de veinte es manejable. Financiamiento para ello existe, hay que buscarlo, hacer un proyectito y listo.
La noche concluyó casi al amanecer. Al despedirse, la diosa dominante dijo adiós con sus manos. Me levanté de la silla y, atrayéndola, besé su mejilla. Sentí su fresca piel, su aroma embriagador y desapareció. Regresé solitario con un día despejado, luminoso por un sol radiante. Al llegar al empalme de Lóvago recordé que el día anterior habían inaugurado la carretera Acoyapa – San Carlos. Sin dudarlo, hice el recorrido hasta el Pájaro Negro, un tramo recto, sin curvas con el verdor de la vegetación a ambos lados. Puse el CD de Jimmy Cliff y, en estado de repetición, la canción I can see clearly now. La canté, una y otra vez, imaginado en el horizonte a la diosa dominante del encuentro sorprendente.
Ronald Hill A.
La Colina
Nueva Guinea, RAAS.
Miércoles, 12 de octubre de 2011