lunes, 4 de julio de 2011

EN EL DIA INTERNACIONAL DEL COOPERATIVISMO

El sábado 2 de julio se celebró en Nueva Guinea el Primer Congreso Nacional Cooperativo en ocasión del Día Internacional del Cooperativismo. A eso de las diez de la mañana decidí ir a dar una vuelta para ver el ambiente. El acto se realizó en el polideportivo y había más de mil personas reunidas.

Comencé a tomar fotos y dos amigos, al verme, se levantaron de sus sillas para saludarme. “Ando solo, los de mi cooperativa no quisieron venir, se quedaron en Acoyapa”, dijo Agustín. “¿Hoy es el día internacional o nacional de las cooperativas?”, pregunté. “Internacional, se celebra en todo el mundo”, respondió Pablo. “Parece un mitin de campaña”, dije al escuchar las canciones que la simbolizan. “En las cooperativas hay de todo, sandinistas, liberales, conservadores, contras y hasta somocistas”, dijo Agustín. “Trabajadores, honrados, solidarios así como atenidos, bandidos y haraganes”, agregó Pablo. “¿Y el himno del cooperativismo?, ¿por qué no lo ponen?”, pregunté. “Pregúntale al que ameniza. De seguro se les olvidó”, dijo Agustín volviendo a ver al que hablaba en el micrófono.

Pablo se encontró con otros amigos y se los presentó a Agustín. Aproveché para despedirme y seguir tomando fotos. Me regresé a la casa antes que comenzara el acto y por la tarde le pregunte a Cristóbal cómo había estado. “Buenísimo, habló Hallesleven. Pero lo de mayor impacto fue lo que dijo un liberal que ahora apoya al gobierno”, dijo.

Las cooperativas han existido en Nicaragua desde los tiempos de José Santos Zelaya, quien introdujo al país las ideas del cooperativismo. En 1914 se funda la primera cooperativa de consumo y Augusto C. Sandino promueve cooperativas agrícolas en el río Coco, entre 1930 y 1934. En 1960 se fundan las primeras cooperativas de ahorro y crédito con el apoyo de Estados Unidos, a través de la Alianza para el Progreso. En 1971 el gobierno de Somoza promulgó la Ley General de Cooperativas, lo que permitió que FUNDE promoviera la organización de cooperativas de distinto tipo (transporte, ahorro, consumo, etcétera.). Hasta el año 1979, había inscritas 634 de distintos tipos, de las cuales solamente funcionaban 88.

Después del triunfo de la Revolución Popular Sandinista (1979-1989) se formaron 2174 cooperativas. De ellas, 1685 eran agropecuarias, 58 de ahorro y crédito, y 73 de servicios. Además, el gobierno promulgó la Ley de Cooperativas Agropecuarias y Agroindustriales (Ley 84).
           
En el año 1990 se constituye la Federación Nacional de Cooperativas Agropecuarias y Agroindustriales (FENACOOP, R.L.) y, en año 2004, se aprueba la nueva Ley General de Cooperativas (Ley 499) en la que se plantea la creación del Instituto de Fomento Cooperativo (INFOCOOP). Se estima que en la actualidad existen más de mil cooperativas legalmente constituidas.

Las cooperativas, las empresas cooperativas, tienen varios retos y debilidades. Los hay internos, relacionados con la carencia de capital, poco dinamismo comercial, débil gestión y participación de sus miembros, así como en la integración con organizaciones de segundo o tercer grado. Todos esos problemas, vistos desde fuera y con perspectivas estrechas, conducen a veces a juicios descalificadores, tales como “ineficiencia”, “burocratismo” y “sectarismo”.

En el curso de su desarrollo histórico, el cooperativismo ha definido un conjunto de principios y valores que rigen su funcionamiento y estructura. Las formulaciones de tales principios han sido varias, pero coinciden en lo esencial; la más difundida es aquella que se conoce como “Principios de Rochdale” que, en síntesis, postula lo siguiente: un hombre-un voto, libre incorporación de nuevos socios, interés limitado de capital, distribución prorrata sobre las operaciones, educación cooperativa y, uno de los más manoseados, neutralidad política y religiosa.

En nuestro país, todo parece indicar que el movimiento cooperativo tiene las energías internas y prerrogativas de ley necesarias para superar sus problemas y limitaciones. La vía es la renovación, tanto organizativa como intelectual, cuyo hilo conductor es la búsqueda constante de mayor unidad entre la teoría y la práctica, con el fin de alcanzar una mayor articulación entre sus dimensiones económicas, sociales, culturales y políticas.


Ronald Hill A.
La Colina
Nueva Guinea, RAAS
Domingo, 03 de julio de 2011