Este cinco de marzo se celebran 46 años de fundación del municipio de Nueva Guinea. Se conmemora la hazaña épica que diecisiete campesinos pobres originarios de Somoto y Carazo, entre ellos dos mujeres, junto al reverendo Miguel Torres y varios funcionarios del Instituto Agrario de Nicaragua (IAN), realizaron para llegar a la actual cabecera municipal de Nueva Guinea. Guiados espiritualmente por el reverendo, soñaron poseer tierras que les permitieran lograr el sustento de sus familias y fundar en la montaña el primer pueblo de evangélicos, al que llamarían “luz en la selva”.
Marginados y abandonados en un ambiente hostil, soportaron hambre y enfermedades. Sin darse por vencidos presionaron al gobierno para recibir la atención debida, coincidiendo con la lucha de campesinos pobres de occidente, desterrados por el cultivo del algodón. Con el fin de reducir tensiones, en 1970 el IAN delimitó un área de 400,112 hectáreas para desarrollar el proyecto de colonización denominado “Rigoberto Cabezas”. La sequía en el Pacífico de 1971, la erupción del Cerro Negro y el terremoto de Managua en 1972, fueron suficientes motivos para que el IAN trasladara miles de familias a la zona.
En el periodo de 1972 a 1979, el proceso de colonización pasó de ser espontáneo ha estar normado y planificado por el IAN. Para ello, el gobierno obtuvo financiamiento del BID y con asesoría del Gobierno de Israel materializó el modelo de “la colonia”, asentamiento rural concentrado con los servicios básicos necesarios y campesinos dotados de 50 manzanas de tierra alrededor de ésta, inspirados en el kibutz (colonia agrícola) israelí. Se brindaron todos los servicios de apoyo: apertura de una sucursal del Banco Nacional de Desarrollo para otorgar créditos y hacer fincas mediante el despale indiscriminado del bosque, apoyo con insumos y semillas, construcción de caminos, electrificación rural, escuelas, puestos de salud y pista de aterrizaje. Como por arte de magia Nueva Guinea se convirtió en el granero de Nicaragua, sustentado en la producción de frijol y maíz, y en el principal abastecedor de madera para la Plywood.
Durante el período del gobierno Sandinista (1979–1990), la revolución significó la desarticulación de las estructuras del IAN y abortó la lógica del PRICA. Se dio un nuevo proceso de reforma agraria con la abolición del latifundismo, promoción de cooperativas mediante la entrega de tierras, democratización del crédito y la promoción de grandes proyectos de cacao y caucho. El 5 de agosto de 1981 la zona es elevada a nivel de municipio y a partir de 1983 se convierte en escenario de guerra. Los programas se vieron frustrados y la economía local comienza a entrar en crisis. Miles de familias campesinas emigraron a Costa Rica, mientras otros se incorporaban al conflicto armado por desconfianza y descontento ante la carencia de políticas dirigidas al sector campesino individual. En 1988, el huracán Juana afectó seriamente la infraestructura social y terminó con los vestigios de la montaña.
Con el cambio de gobierno en 1990 se dio un proceso de pacificación y repoblación, reasentándose desmovilizados, repatriados y campesinos pobres inmigrantes de distintas zonas del país. Las iglesias evangélicas y católica jugaron un rol protagónico en este proceso junto a la cooperación externa, desarrollando proyectos alternativos ante la débil presencia del Estado. La pavimentación de la carretera entre Nueva Guinea y la Gateada propició condiciones para la recuperación económica, se elevó la producción y exportación de raíces y tubérculos, de granos básicos y el desarrollo ganadero y comercial.
La población actual se estima en 140 mil habitantes de los cuales el setenta por ciento vive en colonias y comarcas. El casco urbano, elevado a categoría de ciudad el 13 de febrero de 2008, es aglutinador de las actividades económicas que se desarrollan en 30 colonias y 183 comarcas mediante la prestación de diversos tipos de servicios, principalmente el comercial.
El futuro es incierto. La pobreza sigue incrementándose y se ha entrado en una nueva crisis. Los suelos han perdido fertilidad, se obtienen bajos rendimientos en los cultivos y se elevan los costos de producción. Los factores climáticos adversos provocan constantemente pérdidas de los cultivos. La exportación de raíces y tubérculos se ha reducido, igual que el ganado en pie. El campesinado ha llegado al límite en sus niveles de endeudamiento. Los jóvenes se encuentran sin alternativas de empleo e ingresos, producto de la lógica campesina de heredar la parcela hasta la muerte y emigran hacia Costa Rica y otras zonas del país.
El proceso de diferenciación campesina y la presencia de “nuevos actores” han profundizado la concentración de tierras. Muchos campesinos han emigrado hacia zonas cercanas a la Reserva Biológica Indio–Maíz para comenzar de nuevo. El fin de la compasión es notorio por ausencia de programas y proyectos de cooperación externa, mientras el Estado y los gobiernos locales actúan fragmentados, sin coherencia y visión de mediano y largo plazo, abandonando los sueños y esperanzas de construir la “luz en la selva”.
La Colina, Nueva Guinea.
Miércoles, 02 de marzo de 201