Ella se fue
una tarde.
Me dejo sus
pasos,
su sonrisa,
su mirada.
Su
presencia sigue allí.
El cielo
gris la despidió.
Desde lejos
la vi.
Agitaba sus
manos
en la popa
del barco.
Camino
frente a su casa,
respiro su dulce
aroma.
Siempre está
en el corredor,
pintando las
uñas de sus pies.
La veo en
el colegio
con su
falda azul y blusa blanca.
Carga su
bulto de cuero
y
regresamos juntos en el barco.
Alta y de
largas piernas.
De piel
canela y gran sonrisa.
Todos nos
enamoramos de ella.
Los mayores
y menores.
Era la más
linda del puerto.
Sus largos
pasos con un porte altivo
y sus
piernas de bronce al caminar
por el
andén era un espectáculo.
Le decía
adiós, adiós, panameña linda.
08/03/2022