lunes, 8 de septiembre de 2025

ORGULLO DE CORNAILEÑA

 



En un rancho a la orilla de la playa,

pasando por Sally Peache,

piso de arena tibia, techo de palma de coco,

muebles de madera que crujen con el peso,

música caribeña en inglés,

las parejas bailan libres bajo la luz opaca

de bombillos azules y rojos

colgados del entramado del techo.

 

Aromas espesos: café fuerte,

colombiano, llegado por San Andrés,

cerveza amarga, ron dulce que quema,

cigarrillos de contrabando, humo denso

que nubla el aire y enciende los sentidos

al ritmo del soca y el reggae.

 

En la orilla del camino de grava

hay sombras expectantes,

ojos brillando en la penumbra del anochecer.

Entran y salen a la pista

cuando el ritmo alegre

toca sus entrañas.

 

En las esquinas del rancho

los cuerpos se buscan,

piel contra piel, sudor alegre,

movimientos eróticos y sensuales

que se entrelazan como olas nocturnas.

 

Afuera, a escasos metros,

revienta un oleaje silencioso.

Lo sientes crecer al caminar por la arena,

mientras esquivas cocoteros vencidos

que se acuestan sobre el mar

como gigantes cansados.

 

La música del rancho se va apagando.

El leve oleaje, espuma breve,

marca el compás de mis pasos

bajo un cielo encendido de estrellas

que laten como corazones abiertos.

 

Al regresar, allí te encuentro,

cornaileña de mi encanto,

alegre y sonriente, bailando descalza,

tu falda levantada por la brisa,

la música estremeciendo tu cintura.

 

En ningún lugar vas a ver el cielo

como aquí, desde la arena,

acompañados del oleaje breve,

de los cocoteros cómplices

y las estrellas que tiemblan de vida.

Lo dices con orgullo de cornaileña,

y tomados de la mano caminamos hacia Long Bay,

hasta perdernos en las ansias de nuestros cuerpos.


Allí, sobre la arena tibia,

nos unimos con la noche.

Las olas suaves revientan en la orilla

y rozan nuestra piel extasiada,

mientras el cielo nos cubre

con su manto palpitante de estrellas.


Todo quedó en mi memoria con tu partida.

La magia se deshizo en mi pecho,

y aunque la isla sigue latiendo con tambores y estrellas

para encantar a los enamorados,

yo camino con la nostalgia de saber

que su verdadero encanto se fue con vos.

 

4 de Septiembre de 2025.

Foto: Internet.