Fueron los primeros, con la bandera ondeante
de la esperanza, que cruzaron la montaña
por picadas, trochas y veredas
bajo el sol y las estrellas.
¿Cómo no iban a lograrlo?
Machetes abriendo el paso,
sacos sobre sus espaldas
con provisiones, ¿arroz? ¿frijoles?, ¿sal?
¿Quién recuerda? ¿Qué hombre dijo adelante
compañeros?
La lluvia, el frío, el amanecer, el
atardecer en la montaña.
¿Su voluntad, coraje y valor iluminaran siempre estos valles y colinas?
Donald Ríos. Víctor
Ríos.
Nicanor Velásquez. Marcos Alvir.
José Benito Luna. Reynerio Cadenas.
Julián Dávila. Sara
Pérez Olivas.
Doroteo Sánchez. Celestino García.
Una lista parcial de los 17 primeros colonizadores,
motivados por José Miguel Torres Reyes,
guía espiritual,
cultivando la fe, solidaridad y hermandad,
desafiando a los potentados de las tierras
del país,
paso a paso, reduciendo las profecías de la
esclavitud,
y pasar a la historia sin usar armas ni
derramar sangre.
Su batalla fue contra la naturaleza,
enfrentando el hambre y la desesperación.
Añorando el pasado inmediato hasta que
unos pocos abandonaron los sueños.
El 5 de marzo de 1965, llegaron a
la Guinea Vieja luego de varios días de
caminata.
A la orilla del río El Zapote, en sus
riveras
y cerca del salto, se asentaron días
después
donde hicieron el campamento que
llamaron el Vivero, metáfora de semilla que
germina para tener vida en paz y armonía.
El líder, sentado al lado de una fogata,
hundido en su cuaderno, anotando sus
memorias:
el primer herido, el primer desertor,
la caza del primer Danto, el primer picado
de culebra,
los chillidos de los monos y el sabor de la
Gongolona.
Corriendo las palabras por las páginas,
antes de que
pierda los sonidos, olores, sabores y las
imágenes
(luna, río, niebla, árboles, animales, los hombres y sus rostros)
y antes de que la mente olvide, como un centinela
olvida el incidente de la semana pasada.
Luego un listado de suministros, un parcial
inventario:
machetes, limas, sal, aceite, arroz,
voluntades, motivaciones y cosas desechas.
De pie, con los primeros rayos de sol,
llama al grupo a marchar:
¡A socolar compañeros, a abrir más brechas,
talar árboles, construir casas y cazar
para vivir es esta tierra!
Y sin que nada ni nadie los detuviera,
caminando al futuro en que nos encontramos,
construyeron los inicios de la próspera
Nueva Guinea.
Un día sus nombres brillarán en calles,
avenidas
y parques para que su
epopeya perdure
en la memoria de las actuales y futuras
generaciones.
4 de marzo de 2024
Foto: Placa donada por la Universidad “Mariano
Gálvez” de Guatemala.
Marzo 2005. Año del XL aniversario de
fundación de Nueva Guinea.
Museo Comunitario de Nueva Guinea.