Estamos tu
y yo
sentados en
las mecedoras del corredor,
contándonos
las historias que ya contamos,
al ritmo pausado
del viento, de luz de luna
y del movimiento
de los árboles de caoba.
Tantas
historias multiplicadas por dos,
de un
pasado distante, alejado en el tiempo,
del que
somos solamente un recuerdo,
fantasmas vagabundos
en la mente.
Y seguimos
juntos, en el oleaje de un vaso de agua,
contando las
cosas buenas, lo bello de la memoria,
callando lo
que no queremos decir, tristeza y desazón.
Tratamos de
recordar los latidos del corazón.
No somos lo
que solíamos ser.
La luz de
la luna muestra un reflejo
distinto al
de nuestro pasado.
Ya no somos
los mismos.
Y allí,
juntos los dos,
nos reinventamos,
nos recontamos
las historias
vividas, historias comunes
de una
pasado que nos mantiene unidos.
Domingo, 3 de julio de 2022.