¡Apátridas!, ¡amalinchados!
Su pueblo sufre y se desgarra sin encontrar la luz del sendero
Vomitan odio por sus fauces
Sus etnias los necesitan con premura y son ignoradas
Se alimentan de comida rápida, igual que sus palabras
Su tiempo es vivido a la inversa, contra reloj.
En sus venas la sangre caribe se va secando
Su pueblo la revitaliza en diferentes mezclas
Escuchan a Mozart en habitaciones de ambientes controlados
Palo de Mayo, Tululu, calipso y reggae hacen vibrar a su pueblo bajo el sol y la lluvia.
¡Diálisis para ellos!
Regresen su sangre, no la merecen
Aguas de las putrefactas cloacas
Por sus venas deben circular.
Ronald Hill A.
La Colina
Nueva Guinea, RAAS
Jueves, 30 de Diciembre de 2010